Más del 53 % de los hogares piden préstamos para poder sobrevivir. A su vez, de ese número, más del 63 % lo hacen para poder acceder a cosas básicas y cotidianas: comida y medicamentos. En el caso de los hogares que están sostenidos por mujeres solas, ese porcentaje asciende a más del 65 %. A medida que la crisis avanza va dejando jalones de deterioro. Como plantea la izquierda: hay que reorganizar el país desde abajo para que la crisis no la siguen pagando las mayorías trabajadoras y populares. |
A medida que la crisis avanza va dejando jalones de deterioro de los cuales es cada vez más difícil salir. Y con el tiempo se terminan naturalizando cosas que no deberíamos naturalizar. Endeudarse para comer o para comprar remedios, dos cosas necesarias y a las que tenemos que acceder a diario para sobrevivir, forman parte de esas cosas.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Ministerio de Economía de la Nación elaboraron en común un informe denominado Encuesta de Financiamientos y Medios de Pago (EFyMP) en el que reflejan las diferentes “estrategias de financiamiento de los hogares, tanto las relacionadas con fuentes formales como informales” de la que hacen uso las familias trabajadoras para garantizarse consumos básicos.
El relevamiento fue realizado durante los meses de octubre y noviembre de 2022, en base a 3.500 casos en las principales regiones del país. Destacamos aquí algunos de los datos más relevantes:
El 53,5% de los hogares solicitó financiamiento en el último mes, ya sea mediante créditos en entidades del sector financiero formal, a través de fuentes de financiamiento informal, o ambos.
El 63,8% de los hogares utilizó los créditos/préstamos solicitados para costear gastos en comida y medicamentos, un porcentaje que asciende al 65,4% en el caso de los hogares cuyo principal sostén son mujeres.
El 70% de los hogares de la categoría de menores ingresos (menos de 60.000 en agosto del 20222), donde la mujer declara ser el principal sostén, reportó haber recurrido a financiamiento en el último mes.
Los hogares sostenidos por trabajadores/as formales solicitan menos financiamiento: el 46,1% de quienes se encuentran en la formalidad laboral solicitó algún tipo de financiamiento en el último mes, mientras que, entre los/as trabajadores/as informales, esta cifra asciende al 63,7%. Cuando la consulta es si solicitaron algún tipo de préstamo en el último mes, ahí el porcentaje se eleva a 69,2%.
En los hogares de menores ingresos, solo el 9,7% no tiene pagos atrasados o deudas, mientras que el 34,3% dijo utilizar casi todos sus ingresos para saldar deudas y el 15,1% manifestó que no le alcanzan los ingresos para realizar estos pagos.
Los datos del ajuste del Frente de Todos
En lo que va de la gestión del Gobierno nacional, los resultados que dejan las políticas de ajuste que lleva adelante (siguiendo las órdenes del FMI) hablan por si solos: una inflación que pulveriza salarios e ingresos, una pobreza que ronda el 40% de la población, salarios e ingresos que pierden poder adquisitivo por quinto año consecutivo y más de 4 millones de niñas, niños y adolescentes que pasan hambre.
En este marco, los autores del informe indican que “otra estrategia de financiamiento que presentan los hogares es el diferimiento o atraso de los pagos de gastos corrientes, como los impuestos, determinados servicios, el alquiler, o las deudas contraídas previamente, entre otros. La existencia de espirales de endeudamiento, en combinación con ingresos que apenas cubren el servicio de ese endeudamiento, redunda en distintas situaciones de vulnerabilidad financiera".
Esa “vulnerabilidad” se vuelve más grave si tomamos en cuenta, como señalamos al principio, que la crisis va dejando jalones de deterioro y precarización. Porque el hogar que tuvo que endeudarse para comer o comprar remedios un mes, el próximo mes no podrá salir de esa “espiral de endeudamiento” y lo más probable es que tenga que volver a endeudarse y en peores condiciones.
Pero claro que el deterioro no lo sufren todos. Otro dato, que vale más que 1.000 relatos: en los últimos 8 años, el salario real de los trabajadores azucareros cayó un 40%. En ese mismo período, los precios del azúcar aumentaron un 324% por encima de la inflación.
Como si esto fuera poco, en el marco de la campaña electoral ya desplegada, tenemos que escuchar (de parte del oficialismo y de la oposición de derecha de Juntos por el Cambio y Milei) recetas y propuetas que insisten en lo mismo: seguir con la senda del ajuste y la subordinación al Fondo. ¿Cuánto más quieren ajustar?
Solo la izquierda plantea rebelarse ante lo que todas las fuerzas políticas al servicio de los sectores empresariales y especuladores pretenden naturalizar: agachar la cabeza y ver cómo nuestras condiciones de vida se vuelven más indignas. Ante la crisis, hay que reorganizar el país desde abajo.
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