Las asambleas de San Pablo, Campinas, Vale do Paraíba, Bauru y São José do Rio Preto, todas en el estado de San Pablo, y de Rio de Janeiro, Minas Gerais, Bahia, Rio Grande do Sul, Brasilia, Santa Catarina, Amazonas, Pará, Maranão, Ceará, Paraíba, Piauí, Sergipe, Tocantins y Mato Grosso decidieron rechazar la propuesta de Acuerdo Colectivo ofrecida por la empresa y salieron a la lucha.
Esto ocurre porque, a pesar de diversas reuniones de negociación, la empresa ECT insiste en hacer cambios en el ya chatarreado convenio de salud, llegando al colmo de sugerir el cobro mensual por el plan de salud (que es un beneficio) con un alto descuento en el recibo de sueldo. En un sector donde las condiciones precarias de trabajo provocan todo tipo de enfermedades ocupacionales, y que además tienen bajos salarios, en un país donde la salud es tratada como mercancía de lujo, un acuerdo de este tipo implica un ataque profundo a las condiciones de vida de los trabajadores y nuestras familias.
Además, la propuesta salarial preveía solo una gratificación en vez de reajuste, en un año donde la inflación disminuye nuestro ya bajo poder de compra mes a mes. La empresa también ignora la realidad de la población y de los trabajadores, que son perjudicados con un enorme déficit de empleados, generando atraso en las entregas, exceso de trabajo para todos, y que lleva constantemente a la contratación de trabajadores tercerizados y temporarios, cuyas condiciones de trabajo son todavía más desfavorables.
Aun así, la estatal intenta a toda costa convencernos de que los trabajadores en huelga son intransigentes, y apela a que colaboremos frente a la situación de crisis del país. La realidad es exactamente la opuesta. La empresa está intransigente en su ataque. Más que eso, decir que somos nosotros los que debemos echar mano de nuestras condiciones de vida para compensar una crisis que los empresarios y políticos crearon es de un cinismo sin igual. ECT tampoco propone disminuir los enormes salarios y gratificaciones de su cúpula, ni discute con los trabajadores y la población si prefieren garantizar las entregas y las condiciones de vida de los trabajadores que ver el logo de Correos renovado en televisión y en los mega eventos musicales y deportivos.
Este escenario llevó a los trabajadores a la lucha, que puede ser una de las más importantes de los últimos años. Sin embargo, lamentablemente los trabajadores no tienen que enfrentar solo el gobierno y la dirección de ECT. Muchas veces lo que limita la potencialidad de la huelga son las propias direcciones sindicales. La campaña salarial empezó con una promesa de las dos federaciones ecetistas de construir una huelga unificada, pero luego fue traicionada sobre todo por las direcciones ligadas a la CUT/PT, que decidieron defender descaradamente al gobierno de Dilma y la empresa y aceptar la propuesta, aún no teniendo relación con la demanda de los trabajadores.
Por otro lado, incluso en los sindicatos que están en la lucha, no existe una preocupación por expresar en forma organizada y contundente el descontento generalizado que existe en la base, lo que sería posible con un comando nacional de delegados elegido en la base en cada unidad para garantizar una grande y masiva movilización.
Otra cuestión que los sindicatos deberían garantizar es la búsqueda de apoyo de otros sectores, centrales sindicales, movimientos sociales y de la juventud, en fin, aglutinando toda la fuerza y solidaridad de la población para que no sea apenas una batalla aislada del sector, sino una batalla y un ejemplo para la clase trabajadora de que si nos organizamos conjuntamente podemos vencer. Para eso, es fundamental que la mayor cantidad de carteros esté presente en la manifestación nacional del 18 de septiembre en San Pablo, que va a reunir miles de trabajadores de todo el país contra el gobierno y la derecha. Es fundamental hacer pesar la huelga de correos ese día y lograr un apoyo activo a nuestra lucha. |