El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó en un discurso ofrecido este sábado a medios de comunicación desde el estado de Carolina del Norte, que durante su mandato pretendió apoderarse del petróleo de Venezuela.
“Al irme, Venezuela estaba a punto de colapsar. Nos habríamos hecho de ella. Habríamos tomado todo su petróleo”, afirmó.
La morbosidad de la confesión de Trump de buscar el colapso de Venezuela con sus sanciones y bloqueos, para transformar a Venezuela no solo en un peón de su política imperialista sino de apoderarse de los grandes bienes naturales como es el petróleo, y proceder al saqueo. Una política a la que sumó en abierto lacayismo la oposición que encabezó Juan Guaidó y su autoproclamado gobierno “interino” durante las embestidas golpistas del 2019.
Pero si no logró apoderarse del petróleo, sí logró con la complicidad de la oposición proimperialista confiscar una de los mayores activos extraterritoriales que pertenecen a Venezuela, como es Citgo, además de otros activos y cuentas líquidas que pertenecen al Estado venezolano. Acción que contó con el apoyo de potencias imperialistas europeas, como Inglaterra, de hacerse de reservas de oro depositadas en dicho país, y otras acciones de países como Alemania vía el Deutsche Bank con los cobros compulsivos de deuda vía confiscación de cuentas y activos.
Citgo, una empresa que aún está bajo el control de Estados Unidos bajo el gobierno de Biden, que tiene nada más y nada menos tres refinerías en los estados de Texas, Illinois y Luisiana (una de ellas la sexta más importante de EE.UU.) así como una red de unas 10.000 gasolineras en todo el país, y valorada en aproximadamente entre 8 mil y 13 mil millones de dólares.
El hecho mismo de la autoproclamación de Juan Guaidó como “presidente encargado”, fue organizado por el gobierno de Trump, con sus funcionarios reuniéndose clandestinamente con enviados de gobiernos de la derecha de la región y el propio Guaidó, tal como lo reconocieron abiertamente.
El Gobierno de Maduro, no se ha quedado atrás en todo su curso privatizador y entreguista, acelerado en los últimos años. Y fue de la mano de Maduro que el país entró en uno de las mayores catástrofes económicas que se haya conocido no solo en Venezuela, sino en todo el hemisferio occidental. Cuando apenas comenzaba la crisis con la caída abrupta de los precios del petróleo, una de las primeras medidas del Gobierno fue pagar hasta el último centavo de la deuda externa, cumpliendo con los acreedores internacionales y llevando a la debacle al país y a millones de venezolanos y venezolanas a la peor de las miserias y calamidades. Las sanciones vinieron a acelerar la brutal crisis económica, pero ésta ya venía de muchos años anteriores producto de las propias políticas de Maduro.
Hay que rechazar todas estas políticas imperialistas y rechazar categóricamente las sanciones económicas y bloqueos, enfrentando a la oposición patronal y vasalla, pero al mismo tiempo hay que enfrentar también todas las políticas entreguistas y antiobreras del Gobierno de Maduro. Solo un curso en una perspectiva independiente de los trabajadores y las trabajadoras, junto al pueblo explotado y oprimido, es que puede haber una salida progresiva en función de los intereses de las grandes mayorías obreras y populares.
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