Once años duró la Guerra de Independencia en México: del 16 de septiembre de 1810 al 27 de septiembre de 1821. Bajo el influjo de la Ilustración y los enciclopedistas franceses se formó el movimiento insurgente.
La lucha por la independencia tuvo numerosos antecedentes, como levantamientos indígenas y hasta de esclavos en el interior y otras conspiraciones.
Sus detonantes: la opresión insoportable de castas, esclavos e indígenas, las ideas de igualdad, fraternidad y libertad, y el carácter antimonárquico de la Revolución Francesa. También la independencia de Estados Unidos. Se sumó a estos factores la invasión francesa en la Península Ibérica y la entrega sin lucha del territorio español por parte de la casa de Borbón.
El movimiento insurgente y los sectores más oprimidos
Tras recibir aviso de que la conspiración de Querétaro había sido descubierta, Miguel Hidalgo convocó a los pobladores frente a la parroquia de Dolores, en Guanajuato. Y según el mito histórico allí dio inicio a la Guerra de la Independencia, con el grito: “¡Viva Fernando VII! ¡Viva la América y muera el mal gobierno!”
Un comienzo plagado de contradicciones, aun reivindicando a la corona española, pero posicionado contra las autoridades virreinales que gobernaban en nombre del rey, ya prisionero de Napoleón.
Lo distintivo de la Independencia de México fue la participación activa de importantes sectores oprimidos de la sociedad novohispana: arrieros, peones, esclavos, que pusieron en jaque el régimen colonial.
La abolición de la esclavitud y de las castas figuraron entre los elementos más avanzados del programa insurgente. También, la demanda de la abolición del latifundio y la expropiación del ganado para alimentar a los pueblos indígenas. Según Gastón García Cantú, Miguel Hidalgo fue el primer socialista de México.
José María Morelos, su discípulo y compañero de armas, planteaba la independencia de España, y desconocía a la corona. Entre las medidas de gobierno que propuso estaban: considerar como enemigos de la nación a todos los españoles y criollos ricos y empleados jerárquicos, la incautación de sus propiedades y la destrucción de las minas. Su objetivo era repartir por igual entre los pobladores pobres los bienes expropiados, y en el caso de las haciendas grandes cuyos terrenos pasaran de dos leguas, se debían repartir las tierras. Por estas propuestas se lo considera a Morelos un precursor del socialismo.
La cuestión de la tierra y su reparto era ya una demanda movilizadora de amplias masas campesinas. Así fue el inicio del movimiento por la independencia.
La invasión estadounidense a México
Pasó el tiempo. Los jóvenes capitales estadounidenses miraban con codicia hacia el sur. En 1846, una amañada escaramuza entre tropas estadounidenses y mexicanas entre los ríos Nueces y Bravo más el reclamo de indemnización por los gastos de la independencia de Texas, de James K. Polk, presidente vecino, dieron salida a la política expansionista estadounidense. Así Estados Unidos se convirtió en el gigante del norte, apropiándose de más de la mitad del territorio entonces mexicano.
El 14 de septiembre de 1847 las tropas estadounidenses entraron al centro de la ciudad de México. Los recibió la manifiesta hostilidad de los pobres entre los pobres: los llamados léperos, que no tenían empleo fijo, que trabajaban por un jornal. También los artesanos y los pequeños comerciantes se unieron a sus filas. Y destacaron las bravas mujeres que encabezaron la lucha contra los invasores. Sus armas: lo que tuvieran a mano. Hasta el día 16 se extendieron las escaramuzas, de las que muy mal parado salió el ejército estadounidense.
Mientras tanto, los poderosos, funcionarios de gobierno, propietarios de minas y haciendas que residían en la ciudad, habían huido. El ejército mexicano, comandado por Santa Anna, había abandonado a la población a su suerte, y hasta llegaron a reprimir los ataques contra los estadounidenses.
De acuerdo con Alejandra Moreno Toscano, en De la Colonia al Imperio / La clase obrera en la historia de México “Esta historia se la contó un artesano a Guillermo Prieto y la concluyó diciendo ‘cuando llega el 15 de septiembre, les digo a mis hijos: a la plaza muchachos, a la plaza, vamos a recordar la fiesta del pueblo’”. Ése es el verdadero origen de la celebración que reúne a familias y amigos. |