Mientras PP y Vox cerraban los reaccionarios acuerdos para gobernar en decenas de municipios, los de Santiago Abascal desplegaban una nueva lona en el centro de Madrid que volvía a dejar claro quienes están en su punto de mira. “Todos unidos contra los enemigos de España” les ha faltado añadir. Ninguna sorpresa de parte de quienes se niegan a condenar la dictadura franquista, ahora aliados con el partido fundado por un ministro del régimen como Fraga.
Con una estética al más puro estilo de los memes que la extrema derecha difunde por redes, se observa una mano – con pulserita de España, claro – tirando a la basura el puño feminista, la bandera LGTBI, el símbolo okupa, la estelada y la oz y el martillo. Un ataque contra las mujeres, el colectivo LGTBI, los independentistas, los comunistas y las personas obligadas a ocupar viviendas ante la imposibilidad de pagar el alquiler o la amenaza de ser desahuciadas. No se ocultan, sino que lo reivindican. Otra muestra más de su habitual discurso contra el supuesto gobierno "socialcomunista", "bolivariano", "amigo de etarras e independentistas", "feminazi" y el "lobby LGTBIQ+".
“Imposición, inseguridad, división, pobreza, abandono e invasión” son las palabras que aparecen sobre un fondo rojo en la lona en contraposición a la “libertad, seguridad, familia, industria, campo y fronteras” vinculadas al color verde la marca ultraderechista. Todo ello rematado con un “decide lo que importa”. Los acuerdos municipales entre el PP y Vox empiezan a traducir en medidas este relato: eliminación de las concejalías de Igualdad en los ayuntamientos, creación de concejalías de Familia, negación de la violencia de género tapándola bajo el término de violencia intrafamiliar, retirada de banderas LGTBI de los edificios oficiales entre otras iniciativas y las primeras medidas contra el catalán en el País Valenciano y Baleares. Una verdadera ofensiva conservadora y anti-derechos.
Así, el populismo de la extrema derecha busca crecer sobre el descontento dejado por el gobierno del PSOE y Unidas Podemos. Buscan echarles la culpa a las feministas, los independentistas, los okupas o las personas LGTBI que, supuestamente, sería para quienes han gobernado los "socialcomunistas" de Pedro Sánchez, Yolanda Díaz o Pablo Iglesias cuando era vicepresidente. Esa es la manera que tienen los fachas del PP y Vox de ocultar para quienes quieren gobernar mientras se hacen los locos para no reconocer el gran favor de blanqueo que les ha hecho el “progresismo”.
Cuando desde Vox hablan de libertad se refieren a la barra libre a la bajada de impuestos a los ricos o la carta libre para que las empresas continúen explotando. Sin embargo, se olvidan de la revalidación reforma laboral del PP que fue incluso avalada por Ana Botín y la CEOE. Se refieren a la seguridad para pedir más policía y criminalización contra los sectores más pobres. Pero pasan por alto la militarización de los barrios obreros durante la pandemia o la persecución a manteros bajo la alcaldía de Colau.
La derecha siempre a la cabeza de la defensa de la familia, por supuesto en el sentido católico. No hablemos de la educación sexual en los institutos que tachan de adoctrinamiento, casi perversión. Qué curioso que todos esos valores conservadores se siguen perpetuando en los centros concertados en manos de la Iglesia a la cual el gobierno “progresista” le mantiene sus privilegios.
A su vez, Vox y PP se dicen los mayores defensores de las empresas y la industria. Ahora bien, la coalición PSOE-UP ha sido quien más dinero público ha transferido al sector privado, tal y como reivindicó Enrique Santiago. De hechos, los fondos europeos fueron aprobados junto a Vox para destinar miles de millones a las grandes empresas, entre ellos 42.475 millones a proyectos industriales.
Además, la derecha se postula para ser la que mejor defienda al campo – aunque quieran decir terratenientes – mientras las condiciones de hiperexplotación que sufren los y las temporeras, muchas veces inmigrantes, se han sostenido en este periodo. Muestra de ello, los contagios masivos de los temporeros durante la pandemia ante la falta de medidas de seguridad.
Como no podía ser de otro modo, la derecha abandera las fronteras. Ese símbolo último de la integridad territorial, la unidad del Estado Español sacralizada con la figura del Rey. Son los del ¡Viva España! y el ¡a por ellos! Pocas cosas más rancias hay. Sin embargo, recordemos que con los “progresistas” en el gobierno se han matado decenas de inmigrantes en la frontera y subido los presupuestos militares de forma histórica para defender los intereses del imperialismo español mientras se enviaban armas a Ucrania.
La derecha quiere hacer pasar por amiga de los independentistas al partido de los GAL y la represión a las manifestaciones contra la sentencia del procés. El PSOE es y ha sido un gran agente del Régimen del 78, ahora acompañado por Unidas Podemos que avaló la sentencia y la represión hacia los independentistas en el último período. El acuerdo de PSC, Comunes y PP en Barcelona es la más reciente muestra su compromiso con el régimen. O la reforma del Código Penal junto a ERC que, además de perseguir la protesta social, puede acabar permitiendo la extradición de Puigdemont ¡lo que ni siquiera el PP de Rajoy y la judicatura lograron! Qué gran favor a la Corona ese de legimtimar a Felipe VI como "Jefe de Estado" y separarlo de los escándalos de su padre.
Ahora, el Ministro del Interior Grande-Marlaska ha salido a denunciar el reaccionario cartel de Vox diciendo que este tipo de acciones “no ayudan nada para una convivencia pacífica”. Un cinismo absoluto por parte del responsable de la masacre en Melilla o las infiltraciones policiales en movimientos sociales – entre ellos independentistas y okupas – llegando a utilizar la manipulación sexual y emocional de mujeres para lograrlo.
La agenda anti-derechos, conservadora y neoliberal es una declaración de intenciones. Una propuesta que tendría mucho menos terreno para crecer sino fuera porque el gobierno “progresista” le ha allanado a base de sembrar el descontento y la desmovilización. No hay mejor manera de blanquear a la extrema derecha que aplicar sus políticas.
Nos hablan de voto útil, desde el PSOE hasta Sumar pasando ERC y Bildu en Catalunya y Euskal Herria. Pero contra la derecha de verdad es inútil una izquierda de mentira. No caigamos en la trampa del mal menor. A la reacción la enfrentamos a través de la lucha obrera, de las mujeres y la juventud. Esa fuerza que, justamente, se ve debilitada después de la cooptación del movimiento feminista con Irene Montero a la cabeza desde las instituciones. Igual que las burocracias sindicales amigas de Yolanda Díaz mantienen al movimiento obrero divido y pasivo mientras pierde cada vez más salario. El proyecto político del reformismo, ese que nos pide conformarnos con sueldos y curros precarios o medidas cosméticas contra el cambio climático, acaba imponiendo el derrotismo y la desafección en la juventud. Así claro que no se puede.
Para plantar cara a la derecha hace falta arrebatarle la bandera de la rebeldía. Es momento de pelear por una salida ante la precariedad, las violencias del capitalismo patriarcal, el rearme del imperialismo español y sus fronteras. Los capitalistas tienen quien defienda sus intereses, ya sea con tono “progresista” o conservador. Nos toca a la clase trabajadora, las mujeres y la juventud organizar nuestra fuerza, sin delegarla, construyendo una izquierda de clase, socialista y revolucionaria que luche por desarrollar la autoorganitzación en cada centro de trabajo y de estudio para hacérselo pagar a los capitalistas. |