Raúl Godoy junto a Betiana Colhuan Nahuel, dos mujeres de la comunidad mapuche y dos compañeras del FPDS | Foto Enfoque Rojo
La machi Betiana Colhuan Nahuel es una de las mujeres de la Lof Lafken Wilkul Mapu (Villa Mascardi) reprimidas y detenidas en 2022 por el operativo de fuerzas federales orquestado por el gobierno nacional. Este lunes habló en Avellaneda durante el acto por Maxi Kosteki y Darío Santillán. Denuncia de la situación del pueblo mapuche y solidaridad con todas las luchas populares. Escuchala.
Este fin de semana Betiana Ayelén Colhuan Nauhel, machi de la Lof Lafken Winkul Mapu de Villa Mascardi (Río Negro), viajó junto a miembros de su comunidad hasta Buenos Aires para participar de la jornada de lucha y homenaje a Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, al cumplirse 21 años de la Masacre de Avellaneda.
Betiana y otras seis mujeres de la comunidad, el 4 de octubre de 2022 fueron salvajemente reprimidas, desalojadas y detenidas (algunas de ellas con sus hijos) durante un operativo de fuerzas federales ordenado por Aníbal Fernández (legitimado por el presidente y la vicepresidenta). Hubo denuncias internacionales por violación de derechos humanos y el escándalo fue tal que se terminó cargando a la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad Elizabeth Gómez Alcorta (abogada con pasado cercano a las causas originarias).
Este lunes, en la estación Darío y Maxi del Ferrocarril Roca de Avellaneda, la machi habló con Raúl Godoy, obrero de la ex Zanon de Neuquén, dirigente del PTS-FITU y uno de los conductores del programa "Basta de verso" de La Izquierda Diario. Allí relató la situación de su comunidad, los incumplimientos del acuerdo recientemente firmado con el Gobierno nacional y el por qué de su presencia en el Puente Pueyrredón.
“Usurpan nuestro territorio para dañarlo y matarnos”
“La comunidad está hace más de cinco años en el territorio en conflicto, donde dejó su vida Rafael Nahuel y donde el pasado 4 de octubre fuimos detenidas”, dice Betiana a La Izquierda Diario. Y agrega que cuatro de ellas permanecieron detenidas más de ocho meses. “Hoy tenemos una libertad muy restringida, que depende del juez (Hugo) Greca de la Cámara Federal de General Roca. Todavía estamos en la instancia de si el juez toma o no el acuerdo que se firmó el 1° de junio entre referentes de distintas comunidades de Río Negro, Neuquén y Chubut con (las autoridades de) Parques Nacionales y ministerios”.
Ese acuerdo “reconoce el territorio de Villa Mascardi-Relmu Lafken como un territorio sagrado donde se encuentra el rewe. Pero aún no se respeta totalmente, ya que se dieron las libertades pero muy condicionadas y el territorio sigue militarizado por el Comando Unificado que se creó para desalojar y reprimir a las comunidades mapuche”, denuncia Colhuan Nahuel.
Las cuatro mujeres estuvieron ocho meses detenidas “sin un previo juicio, sin una condena. Tuvimos que pesar esta detención, además de la destrucción de nuestras viviendas. Hoy en el territorio no tenemos nada, no tenemos dónde vivir. Hay una promesa de construcción de tres casas, pero no hay ningún hecho, no se está construyendo nada y el territorio no fue devuelto en su totalidad como se firmó en el acuerdo”.
La machi informa que, producto de la represión del Estado, “hoy la comunidad sigue teniendo siete miembros resguardando su integridad física en las montañas y en los campos, aún con órdenes de captura. Nosotras esperamos que los jueces den de baja y disuelvan definitivamente las causas por ‘usurpación’, que son varias en distintos tribunales, tanto en la Cámara Federal de Roca como en el Juzgado Federal de Bariloche y en juzgados provinciales. Como mapuche, no podemos ser usurpadores de nuestro propio territorio. No nos hacemos cargo de esas causas”.
Y agrega que, “sin embargo, por el asesinato de Rafa todavía no hay ningún detenido y en agosto va a ser el juicio. Esperamos que, al menos, su asesino (Javier Pintos), un albatro de la Prefectura, tenga una condena. Para ellos, para los poderosos y sus propias fuerzas represivas siempre hay amparo. Para nosotros, como mapuche, siempre hay cárcel”.
En este contexto, están pidiendo “que se cumpla el acuerdo firmado, que se devuelva el territorio donde se encuentra el rewe, donde dejó su vida Rafael Nahuel y que cese la persecución a nuestra comunidad y a todo el pueblo mapuche”. Agradecen a su vez “a todas las organizaciones y la gente consciente” que acompaña su lucha, “que siempre estuvieron presentes y ayudaron de alguna u otra forma”.
Y sentencian que “la comunidad va a seguir resistiendo, no importa la cárcel, los tiros, los gases, incluso la muerte. No van a detener la digna lucha que nos han dejado nuestros antepasados como pueblo preexistente a este Estado. Hoy seguimos luchando por el reconocimiento de nuestro pueblo, por la defensa de los territorios, contra las mineras, petroleras, empresas de ‘hidrógeno verde’, represas, forestales y grandes terratenientes que quieren realmente usurpar nuestros territorios para dañarlos y matarnos”.
“Seguimos resistiendo contra el capitalismo”
Pasado el mediodía del lunes, ya sobre el Puente Pueyrredón, la machi Betiana tomó la palabra en el acto de homenaje a Maxi y Darío. Allí primero dio un saludo en mapudungún, la lengua ancestral mapuche. Y luego dio un discurso contundente, que aquí se reproduce.
- “Soy machi de la comunidad Lof Lafken Winkul Mapu, ubicada a 40 kilómetros de Bariloche. Pertenezco al pueblo mapuche, un pueblo preexistente a los Estados de Argentina y Chile. Nuestro pueblo ‘reconoce’ al Estado argentino, porque es el Estado que desde tiempos remotos nos ha reprimido. Desde (Julio) Argentino Roca hasta hoy nuestro pueblo sigue resistiendo el genocidio, la masacre, la esclavitud. Las comunidades siguen resistiendo contra el capitalismo, contra las empresas que quieren destruir nuestra naturaleza, nuestra tierra”.
“Peleamos contra los grandes terratenientes que tienen más de un millón de hectáreas de territorio en Argentina, como lo es Benetton, como lo es Lewis que tiene un lago. Nuestra lucha no es contra el pueblo, contra quienes viven hoy en Argentina, sino contra los grandes terratenientes”.
“Los medios hegemónicos hoy nos ensucian, nos dicen terroristas y nos dicen que no reconocemos a este Estado. ¿Cómo podemos no reconocer al Estado si nos reprime, si nos mata, si fue cómplice del genocidio y nos sigue matando? En 2017 el Estado racista, comandado por (Mauricio) Macri en aquel tiempo, mató por la espalda a nuestro weichafe Rafael Nahuel. Ese crimen hoy sigue sin tener castigo a los responsables, ni al cabo Javier Pintos de Prefectura ni tampoco a los responsables ideológicos que hoy están libres. Sin embargo el pasado 4 de octubre siete mujeres fuimos detenidas, nuestros hijos gaseados y tiroteados, fuimos trasladadas desde nuestro territorio y nos llevaron a la cárcel de Ezeiza. Cuatro de nosotras, con nuestros niños, fuimos detenidas ocho meses injustamente. Como prisioneras políticas mapuche resistimos la prisión. Hoy estamos con libertad condicional, para movernos tenemos que pedir permiso a un juez. Sólo por pertenecer al pueblo mapuche, un pueblo originario”.
“Llegamos hoy acá porque entendemos que somos todos víctimas de este Estado racista que lo único que busca es velar por los intereses de los ricos, de los extranjeros que llegan a nuestros territorios, allá en la linda Patagonia, a encerrar nuestros lagos, a represar nuestros ríos, la pureza de nuestra naturaleza que es de todos”.
“Somos parte de la tierra y luchamos por la defensa de la vida de los territorios, porque los ricos no se lleven todo el dinero y nos dejen sin vida, sin agua. Así como lo vemos hoy en Jujuy, las empresas buscan expropiar el litio y la tierra para sus bolsillos”.
“Los territorios han sido vendidos con las comunidades adentro y no nos queda otra opción más que resistir. No tenemos armas, no estamos armados como dicen en los medios hegemónicos. Lo único que tenemos para defender nuestra tierra son piedras y nuestros cuerpos. Como Rafael Nahuel, que dejó vida en esta lucha. Nuestra tierra está manchada de sangre y siempre es sangre mapuche, sangre originaria. Esta Argentina fue creada bajo la sangre de los pueblos. Pero aún estamos vivos y seguiremos luchando incansablemente. Ni las balas, ni los gases, ni la cárcel ni la muerte van a detener nuestra lucha”.
“Nos solidarizamos con todas las luchas. Todos los caídos nos dan la fuerza para seguir resistiendo. Somos descendientes de la resistencia. Somos las nietas de las abuelas que no pudieron matar. Acá estamos, para seguir luchando y poniendo el cuerpo para que el día de mañana nuestros hijos tengan aire y agua limpia y pura”.
“¡Marichiweu! ¡Diez veces venceremos! ¡Si uno cae, diez se levantarán! ¡Marichiweu!”