El viernes pasado llegó la noticia de que alrededor de 8 jóvenes trabajadoras fueron despedidas sin causa del call center Atento, en la sede de Martinez. Según la empresa, fue por un recorte de personal a pedido del cliente que los terceriza, en este caso Visa. No sería algo nuevo, ya que a principios del mes de junio informamos por este medio sobre decenas de despidos en Mera Solutions, call center de Vicente Lopez que también trabaja con la empresa Prisma Medios de Pago. Esta respuesta de las empresas igual es falsa, ya que tanto en Atento como en Mera sigue tomando nuevos ingresos a pensar de decirles a los despedidos que hay “recortes”.
Atento es uno de los call center más grandes que tenemos en el país, a nivel internacional se encuentran en 17 países, en Argentina cuenta con 11 sedes en CABA, Martinez, Mar del Plata, Chaco, Cordoba, Tucuman y Salta, en las cuales según ellos mismos tiene 6600 empleados. Trabaja con grandes bancos como ICBC, Provincia y Patagonia, y aparte de la campaña de Visa, es contratado por otras marcas como: Twitter, Google, Ford, Mercado Libre, Movistar, entre otras.
A este tipo de empresas, que tratan a sus operadores como descartables, se les facilitan los despidos ya que utilizan contratos ilegales. El método de contratación más usual para los call center son los contratos por un mes eventuales, en los cuales los trabajadores nunca saben si les van a renovar el mes entrante o no. En este caso, por ejemplo, a las operadoras solamente les informaron que no les iban a renovar su contrato, Ni siquiera les enviaron un telegrama de despido. Con la complicidad del sindicato (Empleados de Comercio Zona Norte) y el gobierno, las empresas avanzan cada vez más sobre los derechos de sus trabajadores, sin que estos tengan la posibilidad de defenderse.
Los trabajadores de call center no solo que son maltratados en la línea de trabajo, tienen condiciones de trabajo donde se les imponen objetivos inalcanzables, recuperan cada segundo de no estar gestionando (sea por culpa de ellos o no) y aparte tienen contabilizado los segundos para ir al baño, teniendo 10 minutos o menos dependiendo la empresa. Al no tener estabilidad laboral, los obligan a cambios de horario arbitrarios y a no poder tomarse las licencias por estudios o salud, bajo la extorsión de que sino no les renuevan contrato. Cobran salarios muy por debajo de la línea de pobreza, la cual se encontraba en abril en $203 mil. Esto los lleva en muchos casos a terminar teniendo dos o más trabajos para poder subsistir.
Estas grandes empresas les venden a sus empleados la ilusión de que que trabajando allí van a poder tener estabilidad laboral, al ser jornadas de 6 hs, y tiempo libre para poder estudiar o desarrollarse pero la realidad es que son enormes aparatos de precarización laboral que generan ganancias millonarias a costa de la salud y los derechos de la juventud, a la cual luego terminan descartando como si solo fueran números. |