Además de YPF son varias las empresas que descargan sus desechos sin ningún tratamiento en arroyos, y expulsan gases contaminantes al aire. La preocupación de vecinas y vecinos aumenta a la par de la contaminación, mientras los gobiernos responden con discursos pintados de verde y desoyen los reclamos y denuncias, continúa el extractivismo. ¿Cómo salir de esta encerrona?
YPF es parte de uno de los tres polos petroquímicos más grandes del país y una de las principales amenazas a las que se encuentra expuesta la población. Las empresas descargan sus desechos en la atmósfera a través del humo que sale de sus chimeneas y en los canales que luego desembocan en el Río de La Plata. Pero no es el único causante de la contaminación de la región.
Hace unos años, las y los vecinos del arroyo Rodriguez dieron a conocer la contaminación que provocan tanto el frigorífico Gorina cómo los desechos del barrio Grand Bell, donde viven Julio Garro y Victoria Tolosa Paz. Estos y otros arroyos contaminados, cómo El Gato atraviesan distintos barrios vulnerables afectando la salud y la calidad de vida.
Ante esta situación, desde el gobierno de Julio Garro no hay ninguna propuesta para terminar con la contaminación que provocan esas empresas que hacen fortunas vendiendo en el país y el extranjero, y generando aumentos de precios en carnes y combustibles al ritmo de la cotización del dólar, mientras son cada vez más la cantidad de niñeces que no alcanzan a cubrir la alimentación diaria.
Mucho menos va a decir sobre la basura que lanzan al arroyo desde el barrio privado donde vive. Tan solo insisten en depositar la responsabilidad en los individuos, colocando cestos de reciclado en algunas plazas del centro platense, sin siquiera poner en cuestión el funcionamiento de recolección de residuos sólidos urbanos, a cargo de la empresa ESUR SA que cobra fortunas por un servicio limitado a algunos pocos barrios de la ciudad.
Por su parte el gobierno provincial de Axel Kicillof, que presenta cómo candidato a intendente al ya conocido Julio Alak , tampoco plantea nada que pueda afectar las ganancias de estas grandes empresas para al menos limitar la contaminación que provocan, sino que por el contrario buscan legitimar todas sus prácticas enarbolando el discurso del “Ambientalismo Popular”, junto a Daniela Vilar y su Ministerio de Ambiente de la Provincia de Buenos Aires. Con esa política pretenden legitimar y conquistar una licencia social para seguir promoviendo prácticas extractivistas como la pavimentación de un camino que atraviesa la Reserva de Biósfera Parque Pereyra Iraola o la construcción del paseo Costero en Punta Lara que destruye humedales y ecosistemas, para favorecer los negocios de las empresas constructoras. Lo mismo sucede en Punta Indio, donde la pesca comercial le ganó playas a la reserva de biosfera para construir puertos y amarraderos de sus embarcaciones. Esos son algunos ejemplos de cómo permiten el avance de los negocios, incluso sobre reservas naturales protegidas por la UNESCO.
Para terminar con la contaminación y destrucción ambiental de las empresas de la región, hay que exigir que se realice la inversión necesaria para el tratamiento de residuos, sin afectar la fuente laboral y en el camino a un tratamiento efectivamente sustentable de todos los residuos, estatizando el servicio de recolección y tratamiento, bajo gestión de sus propios trabajadores, junto a la comunidad y especialistas que pongan sus conocimientos al servicio de dicha reconversión, ya que tanto el gobierno de Garro cómo el de Kicillof, han demostrado que no les interesa terminar con dicha problemática.
Esta es una pelea que tenemos que dar tanto las y los vecinos que sufrimos la contaminación que generan los desechos de esas empresas que facturan millones, junto a sus trabajadores por generar nuevos puestos de trabajo con un salario acorde a la canasta básica familiar y condiciones de seguridad e higiene para el tratamiento de dichos residuos.
Esto es lo que proponen Luana Simioni y el conjunto de las y los precandidatos de la lista “Unir y fortalecer a la izquierda” del Frente de Izquierda Unidad, que desde sus lugares de trabajo son parte de la pelea por una salida favorable a las y los trabajadores y en armonía y cuidado de la naturaleza.
En la provincia está el ejemplo en la localidad de Garín, donde las y los trabajadores de MadyGraf bajo gestión de sus trabajadores, además de ser parte de las luchas socioambientales, reconvirtieron su producción para mantener sus fuentes de trabajo y seguir produciendo pero reduciendo el impacto ambiental sobre los territorios.
Es necesario invertir las prioridades ya que no hay planeta B y son las y los trabajadores los principales afectados por la contaminación y la destrucción del ambiente, pero también las y los principales interesados en modificar las prácticas que llevaron la situación al estado actual.
Por eso estas medidas son tan urgentes y el voto al Frente de Izquierda Unidad es el único voto que sirve para fortalecer la organización y lucha en las calles para terminar con la pobreza, pero también con la destrucción del planeta a la que nos llevan los políticos tradicionales cómo Massa, Larreta que con distintos artificios, dicen preocuparse por la crisis climática, pero siguen favoreciendo los negocios extractivistas al servicio del FMI o el derechista Milei, que directamente niega la crisis climática en la que estamos inmersos.