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23 de julio de 2023 Twitter Faceboock

Opinion
¿Realmente está todo de derecha? Una oportunidad para levantar la izquierda
Segundo Asse | Estudiante de Sociologia - UNLP

En charlas con amigos, compañeros de cursada o en el laburo, aparece seguido una pregunta: “¿Por qué está todo tan de derecha?”. A lo que suelo responder “¿Seguro que está todo tan de derecha?”. En está nota queremos desarrollar este debate, para discutir por qué una cosa es ganar las elecciones, y otra la relación de fuerzas. Además, desde la izquierda no nos proponemos solamente analizar, sino actuar. Por eso también plantear por qué para nosotros, este momento nos abre una oportunidad histórica para proponer una alternativa, levantando la izquierda con Myriam Bregman, que tenemos que aprovechar.

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Esta preocupación, de que todo parece estar muy de derecha, tiene fundamentos importantes. Para empezar, las opciones electorales mayoritarias hoy no solo son capitalistas en general, sino que todo el escenario electoral está más tirado a la derecha respecto a otras elecciones. A las clásicas se sumó el facho de Mieli. En Juntos por el Cambio está Bullrich, que compite con el despeinado a ver quien es más facho; y Larreta, que venía a ser el ala bautizada “Paloma” lo puso de vice a Morales, el gobernador que mandó a reprimir movilizaciones masivas en Jujuy. Y en el peronismo está Massa, amigo de la embajada yankee, avalado por todo el sector supuestamente “nacional y popular”, desde Cristina hasta Maximo, pasando por Wado de Pedro, que hasta hace unos años le decían traidor. Ahora lo apodaron Sergio. Todos prometen más ajuste y represión, unos tratan hasta ahí de camuflarlo pero no convencen mucho, porque son los que lo vienen aplicando, y otros te dicen que lo de Macri estuvo flojo y hay que hacerlo en 100 días, o 100 horas.

Una cosa es ganar las elecciones…

Lo primero que hay que decir es que la dinámica electoral, si bien es un factor a tener en cuenta, no puede ser el único. Ya que por el propio funcionamiento de nuestra “democracia”, que es capitalista, esta no refleja los intereses de las masas. Todos estos partidos son apoyados y financiados por los poderes reales: el imperialismo, el FMI, los empresarios, el campo, en una palabra, por la burguesía, el sector parasitario de la sociedad que se enriquece a costa nuestra. Entrar en esta disputa sin esos recursos es prácticamente imposible, por lo tanto las masas muchas veces se ven obligadas a elegir entre estas opciones. Y como dice nuestra constitución, no es el pueblo el que gobierna, sino sus representantes. Es por esto que esos partidos pueden hacer campañas demagógicas, hacer absolutamente lo contrario a lo que prometieron, y no hay ningún recurso legal al que el pueblo pueda recurrir para defenderse.

Lo segundo a pensar, y que hemos planteado varias veces en este medio, es preguntarnos por qué avanza la derecha. Salvo un sector minoritario de la sociedad, no se vota a la derecha para que nos saquen derechos, ni para vivir peor, sino justamente por las promesas que hacen. Los casos de Mieli y Bullrich son clarísimos. No surgen de la nada, sino porque después del fracaso de Macri y el Frente de Todos, un sector harto “con lo mismo de siempre” busca nuevas opciones. No es porque Alberto y Cristina recuperaron lo perdido y llenaron la heladera, sino porque traicionaron las promesas que le hicieron a millones. Entre sus votantes hay fachos, indudablemente, pero sobre todo hay personas que aspiran a revertir el empeoramiento de las condiciones de vida que hay año tras año.

Otro punto importante a tener en cuenta es que decir que está “todo a derecha” no tiene en cuenta las expresiones que ya hay de hartazgo y bronca contra las políticas de ajuste. Por un lado importantes luchas que hubo en los últimos años, de lo que Jujuy es la muestra más extrema, que desarrollaremos más abajo. Y por otro, el “descreimiento de la política”, que se viene expresando en los altos niveles de ausentismo o voto blanco o nulo que hubo en las elecciones provinciales. Este descreimiento además no es con la política en general, aunque ciertas operaciones intenten mostrarlo así, sino con la política que se viene llevando adelante. Claramente no se descree de la política porque haya mejorado la vida de la gente, sino porque no para de empeorarla. Por eso sería más exacto hablar de descreimiento con la política burguesa.

Antes de continuar, queremos atajarnos a un posible reclamo. “Si es descreimiento con la política burguesa, ¿por qué el Frente de Izquierda no gana las elecciones?”. Justamente como decíamos al principio, las opciones mayoritarias son motorizadas por los poderes reales, con recursos con los cuales, en este terreno, los trabajadores y sectores populares no podemos competir. De hecho, teniendo esto en cuenta, los resultados electorales del Frente de Izquierda deberían sorprender, siendo que la campaña la hacemos realmente desde abajo.

Pero volviendo, por todo esto pueden ganar las elecciones alternativas más de derecha. Pero es claro que no ganan porque el pueblo trabajador y los sectores populares apoyen esas políticas. Por eso decíamos que si bien lo electoral es importante, no puede ser el único factor a tener en cuenta. Y eso nos lleva a los otros elementos a tener en cuenta

… y otra la relación de fuerzas

Hace poco escribíamos en estanota que Jujuy es un laboratorio en dos sentidos. Por un lado para la burguesía, de ajuste y represión. Pero por otro lado, de cuál es la respuesta de las masas ante los ataques. También es un gran ejemplo de que ganar las elecciones no lo es todo. Morales ganó esas elecciones con más del 50% de los votos, junto con el PJ acumulaban más del 70%. Pero cuando quisieron avanzar con una reforma ampliamente repudiada, y que jamás fue parte de sus promesas de campaña, se encontraron con una resistencia y lucha enorme. En Jujuy además, la izquierda con Alejando Vilca a la cabeza, viene de hacer grandes elecciones. Pero sería una locura pensar que quienes se movilizan son el 14% que nos votó en 2023, o el 25% que lo hizo en 2021. Evidentemente, amplios sectores que fueron víctimas de la estafa de la “democracia” capitalista no quisieron esperar pasivamente hasta las próximas elecciones para expresar su ira. Y es que si bien no hay ningún recurso legal al que el pueblo pueda recurrir para defenderse, si están las calles.

Sin embargo, lo importante es que Jujuy no es una excepción, sino solo lo más avanzado de lo que va a pasar, no sabemos con qué ritmos, frente a los ataques que vendrán. Algo que pudo verse en multitud de peleas, en Neuquén, en Mendoza, en Tucumán, en Guernica, en el SUTNA, en la salud pública, y antes, contra la reforma previsional del macrismo, con las jornadas del 14 y 18 de diciembre de 2017. Porque no es que “todo está más de derecha". ¡Los de arriba están más de derecha, quieren acelerar sus planes de ajuste! Pero donde lo hacen, se encuentran con la voluntad de las masas de resistir. A eso nos referimos con que una cosa es ganar las elecciones, pero otra es la relación de fuerzas, porque esa victoria electoral no implica aceptar los planes de ajuste. Ahora, alguien podría argumentar: “¿Entonces por qué lo de Jujuy todavía no pasó en todo el país?”. Esta pregunta encierra otras dos trampas.

Los ritmos de la lucha de clases

Primero, los ritmos de la lucha de clases no son lineales. La lucha de clases tiene una lógica, no puede pretenderse que en todo tiempo y lugar la respuesta de las masas sea una pueblada. Son los sufrimientos mayores a los habituales que genera el capitalismo los que obligan a los trabajadores y los sectores populares a romper con la normalidad, a dejar de aguantar pasivamente la explotación y la opresión. La burguesía argentina necesita acelerar sus ataques, esto garantiza nuevas respuestas.

La segunda trampa de esta pregunta es que responsabiliza a las masas por no luchar. Pero no tiene en cuenta que la lucha de clases no actúa en el vacío, sino que el Estado capitalista y los partidos patronales se preparan conscientemente para evitarla. Las herramientas que supuestamente deberían estar al servicio de defender a la clase trabajadora, de organizarla para sus peleas, se vuelven en su contra, como los sindicatos dirigidos por el peronismo. Tras años de ajuste bajo un gobierno peronista, la CGT no llamó a un solo paro general. Pero el problema no son los sindicatos como tales, sino su dirección, las burocracias que no responden a los intereses de los trabajadores. Sin este elemento, las masas parecen tener la culpa.

Pero la paciencia de las masas no es eterna. En Jujuy no esperaron a que la CGT llamara a luchar, de hecho, la lucha docente fue impulsada por una lista antiburocrática que recuperó el sindicato de docentes de secundaria. Un factor común en varias de las peleas que hubo estos años fue su carácter "auto convocado", fueron peleas que se dieron a pesar de las direcciones tradicionales. Si bien no llegaron a superarlas, estos procesos plantean avanzar en ese desafío.

La experiencia con el peronismo

A nivel internacional el capitalismo tiene una crisis muy importante, que se expresa en nuestro país. No es el objetivo de esta nota profundizar en este tema, sobre el que puede leerse aquí. Pero en momentos de crisis capitalista, lo que ocurre es que el total de la “torta” que se distribuye entre la burguesía y los trabajadores “se achica”. Y cuando esto ocurre, para mantener su porción, los burgueses buscan aumentar la explotación. Esto implica romper la relación de fuerzas establecida entre las clases, es decir, que la clase trabajadora acepte vivir peor. Este es el drama de la burguesía argentina, no saben cómo hacer esto.

Este dilema implica nuevos choques. Si gobierna una variante de la derecha, el peronismo se verá en la incómoda situación de ser oposición a un plan de ajuste con el que acuerda en lo esencial. Nadie puede olvidar que durante el macrismo fueron garantes de ese ajuste, que después llevaron a cabo con el Frente de Todos. Pagar la deuda, recorte de presupuestos, inflación, extractivismo. Lo mismo que quiere hacer la derecha, solo que la derecha dice que hay que hacerlo más rápido ¿Qué harán desde los sindicatos, centros de estudiantes, y organizaciones sociales? Si se ven obligados a enfrentar ese plan de ajuste siendo oposición, para no ponerse en contra a su base, que rechaza los ataques, ¿como harán luego para llevar adelante adelante el ajuste? Y si no lo enfrentan, ¿como le explicaran a su base que no les queda otra que aguantarse?

¿Y si gana el peronismo? Con su peso en los sindicatos, y un discurso de redistribución y mal menorismo recargado, intentarán pasar el ajuste con mayor "consenso", diciendo que no les queda otra opción. Entonces, la experiencia que millones empezaron en 2019 continuará, volverán a ver traicionadas las promesas, el empeoramiento en las condiciones de vida se hará cada vez más insoportable, lo que ayer era aguantable dejará de serlo, y cada vez más sectores dejarán de confiar en esa alternativa política. El cuento del mal menor, hoy mucho más degradado, dejará de surtir efecto. Probablemente habrá quienes seguirán diciendo que los troskos le hacemos el juego a la derecha cuando planteemos enfrentar los ataques. ¿Que opinarán las masas que otra vez fueron traicionadas? Lo que decimos desde la izquierda, de que el mal menor es otro camino al mal mayor, se hará cada vez más evidente.

Desde ya, en estas líneas todo parece muy sencillo. Pero las batallas no se ganan solas. El hartazgo con los partidos tradicionales puede desarrollarse, llevar a levantamientos gigantes como fue el 2001, pero sí frente a eso no hay una alternativa política que proponga otro camino, no podemos lamentarnos luego cuando las alternativas burguesas se recompongan. Esa alternativa no puede surgir en medio del estallido, debe estar preparada para cuando la bronca estalle. Y esa es una tarea preparatoria, el tiempo previo a que todo explote es tiempo valioso que no podemos desaprovechar, para estar a la altura de la oportunidad histórica que tenemos desde la izquierda.

Aprovechemos esta oportunidad histórica

Si llegado a este punto tenemos acuerdo en que una cosa es ganar las elecciones, y otra la relación de fuerzas. Y que esta contradicción llevará a nuevos choques, que opondrán a las masas a sus partidos tradicionales, la pregunta que surge es: ¿Entonces cómo preparamos una alternativa política que en esos momentos pueda plantearle a millones hartos con lo mismo de siempre que hay que seguir otro camino?

Sobre está pregunta hemos escrito mucho, y la respuesta va mucho más allá de las elecciones. Pero en medio de la coyuntura electoral, no podemos dejar de decir que el voto al Frente de Izquierda, a Myriam Bregman y Nicolás del Caño, es un mensaje político muy importante. Por un lado, a los capitalistas, de que no nos resignamos a la miseria que preparan para nosotros. Pero por otro, a millones que no ven otra salida. Una gran elección de la izquierda puede entusiasmar a miles, que hoy no ven la posibilidad de enfrentar el ajuste. También expresa la simpatía de importantes sectores que quieren sacarse de encima a los que nos ajustan, y quieren romper con el FMI, dejar de pagar la deuda, reducir la jornada laboral, repartir las horas de trabajo para crear empleo genuino, subir los salarios, terminar con el extractivismo, defender todos nuestros derechos. Simpatía que va más allá de quienes hoy nos votan.

Defender el voto a la izquierda, como el único voto útil, el único que defiende nuestros derechos, es parte de pelear otra agenda, instalar otras ideas. Incluso con quiénes no quieren ir a votar, o quieren hacerlo en blanco, discutir que el voto que le duele a los poderosos es a la izquierda. Para ganar parlamentarios que sean voceros de las luchas, como lo fuimos en Jujuy, para difundir estás ideas y denunciar la demagogia de todos los demás. También para avanzar en la organización por abajo, en cada lugar de laburo, de estudio, en cada barrio. En una militancia y una juventud que plantee que hay otra salida, que solo la podemos pelear organizados y movilizados, contra las burocracias que aplastan a las masas y defienden ajustadores.

Para llegar a los momentos decisivos con una alternativa política, que haya una gran campaña militante que defienda está perspectiva no da lo mismo. Las peleas que demos hoy las cosecharemos mañana. Por eso invitamos a todos los que compartan en algún nivel está perspectiva, a que sumen a colaborar en está campaña, defendiendo a la izquierda con sus conocidos, difundiendo en redes sociales, sumándose a los comités en apoyo a Myriam y Nico, fiscalizando, o aportando económicamente. Por la crisis que tienen los de arriba, por la rabia acumulada que tenemos los de abajo, hay una oportunidad. Y tenemos que aprovecharla, para levantar la izquierda.

 
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