Este lunes 24 de julio, las aguas del Mar Mediterráneo batieron un récord de temperatura, en coincidencia con la excepcional ola de calor que golpea la región.
Los investigadores del Instituto de Ciencias del Mar (ICM), con sede en Barcelona, alertaron que "se alcanzó un nuevo récord de temperatura mediana diaria de la superficie del mar en el Mediterráneo para el periodo 1982-2023, con 28,71 grados".
El último récord, de 28,25 grados, se remonta a 2003, según el centro que analizó datos satelitales del observatorio europeo Copernicus. Justino Martínez y Emilio García, investigadores integrantes del observatorio, señalaron que si bien los datos deben ser confirmados por Copernicus "estamos convencidos de que la mediana no estará muy sesgada y que la indicación de la temperatura hasta el primer decimal es globalmente correcta".
Los científicos prefieren usar un valor mediano y no medio, es decir, 28,40 grados porque está menos "perturbado por valores atípicos", es decir por los registros de temperaturas extremas en puntos aislados del Mediterráneo, informó la agencia de noticias AFP. Entre la isla de Sicilia y la ciudad de Nápoles, en Italia, se registraron por ejemplo zonas a más de 30 grados, 4 grados superiores a la térmica normal.
Las elevadas temperaturas amenazan los ecosistemas marinos. Un estudio publicado en julio de 2022 en la revista Global Change Biology, reveló que entre 2015 y 2019, las poblaciones de unas 50 especies, entre ellas corales, abanicos de mar, erizos de mar, moluscos, bivalvos, posidonia, se vieron afectadas por mortalidades masivas entre la superficie y los 45 metros de profundidad.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas clasifica a la región mediterránea como un "punto caliente" del cambio climático. "Desde la década de 1980, los ecosistemas marinos mediterráneos han sufrido cambios drásticos, con un declive de la biodiversidad y la llegada de especies invasoras", indicó el IPCC.
Crisis climática: no es la humanidad, es el sistema capitalista
Junio de 2023 fue el junio más caluroso a nivel mundial, según el análisis de temperatura global de la NASA.
A principios de julio los termómetros registraron la semana más calurosa entre el día 3 y el 10 en el planeta, siendo el 6 de julio el pico, cuando el promedio de temperatura de la Tierra alcanzó los 17,23°C, sobrepasando la marca de 17,18°C.
El aumento en las temperaturas globales y regionales, ha dado lugar a eventos climáticos extremos en diferentes partes del mundo como el récord en las aguas mediterráneas.
Las olas de calor son uno de los eventos extremos más mortales y que más impacto tienen en la salud humana y en los sistemas naturales y económicos.
Además de las olas de calor, también se han observado otros eventos climáticos extremos, como inundaciones, sequías, ciclones y tifones, que han tenido graves consecuencias para las personas y los ecosistemas.
Los incendios forestales también se han vuelto más intensos y devastadores, relacionados con las altas temperaturas y las condiciones secas causadas por el cambio climático.
La comunidad científica y expertos en cambio climático advierten que estos fenómenos extremos se volverán más frecuentes y graves debido al calentamiento global.
La urgencia de tomar medidas para frenar el cambio climático y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero es cada vez más evidente.
El "punto de no retorno" de aumento de 2°C de la temperatura global está cada vez más cerca y las consecuencias para la salud humana, los ecosistemas, las economías y la seguridad hídrica son devastadoras, especialmente para las grandes mayorías trabajadoras y sectores vulnerables que tienen menos posibilidad de enfrentar los impactos.
Por si fuera poco, no solo la crisis climática está superando límites que ponen en peligro la habitabilidad del planeta, también la desertificación, la contaminación plástica o la pérdida de biodiversidad son procesos que evolucionan amenazadoramente.
Pero no es la humanidad en general la responsable de esta crisis ecológica, es el sistema capitalista. La clase trabajadora y los sectores populares, los primeros afectados por estos eventos cada vez más extremos, pueden imponer otra salida, en base a un programa transicional anticapitalista para evitar la catástrofe. |