Se trata de una operación de venganza de la Policía Militar de San Pablo tras el asesinato el jueves pasado de un soldado de la fuerza de élite. Los habitantes de las zonas en las que ingresó la Policía desde el viernes pasado denunciaron que los amenazaron con más de 60 muertes.
La acción brutal de la Policía Militar bajo el mando del gobernador bolsonarista de San Pablo Tarcísio de Freitas, ya se cobró la vida de al menos 10 personas.
La operación militarizada comenzó el viernes, un día después del asesinato del soldado Patrick Bastos Reis en Guarajá. El sospechoso de haberle disparado fue detenido este domingo pero la Policía Militar siguió amedrentando a los habitantes de la zona y amenazando con nuevos asesinatos. Se encuentran amparados por el gobernador Tarcísio de Freitas que avala las brutalidades policiales y que en su cuenta de Twitter escribió: "Se hará justicia. Ningún ataque a nuestros policías quedará impune".
Sin embargo el Gobernador no dijo nada de los atropellos y las denuncias de los habitantes del municipio y de organizaciones de derechos humanos que dijeron que pese a la captura del sospechoso la Policía está torturando y matando a "todos" y que han prometido asesinar a 60 personas en las distintas "favelas" de la ciudad.
El grupo de elite al que pertenecía el Policía asesinado tiene un largo historial en numerosas masacres contra la población negra y pobre de los barrios populares.
Según algunos testimonios, una de las víctimas era un vendedor ambulante que habría sido asesinado de 9 tiros el viernes. Su familia encontró al joven con quemaduras de cigarrillo y un corte en el brazo y denunció que la Policía "está matando a mucha gente y acusando a todos de ser narcotraficantes, pero todos son trabajadores”.
Lejos de ser una excepción, este tipo de acciones son recurrentes tanto en San Pablo como en Río de Janeiro. Ocurrían también cuando el actual vicepresidente de Lula, Geraldo Alckmin, era gobernador de San Pablo, habiendo sido responsable de numerosas brutalidades como el desalojo de la población entera de Pinheirinhos en 2012.
Las masacres contra la población de las favelas, especialmente jóvenes negros, pobres y obreros, son demostraciones del carácter racista y también de la función social que juega la Policía Militar para mantener organizada la violencia del Estado contra los sectores oprimidos. | 
