El reciente traspaso de Neymar al fútbol árabe volvió a poner el foco sobre por qué cada vez más gobiernos organizan competiciones, patrocinan o compran equipos y jugadores, para limpiar su imagen.
De esos temas habló Diego Sacchi en su columna sobre noticias internacionales del programa de radio El Círculo Rojo, que se emite todos los jueves de 22 a 24 hs por Radio Con Vos.
Está semana el mundo deportivo se vió impactado por la noticia del traspaso del brasileño Neymar del PSG al Al Hilal de Arabia Saudita. El club de Riad pagó 97 millones de dólares.
El contrato incluye cláusulas millonarias, pero hubo una que llamó la atención. Neymar va a cobrar 543 mil dólares por cada posteo en sus redes sociales haciendo referencia a Arabia Saudita como destino turístico.
Neymar se suma a Cristiano Ronaldo, en el Al Nassr, Karim Benzema y N’golo Kanté ambos en el Al Ittihad).
Está contratación de estrellas del fútbol mundial, la compra de equipos o la organización de eventos se conoce como "sportswashing". ¿Qué objetivo tiene?
El lavado de imagen a través del deporte se utiliza hace años para mejorar la imagen de un país o de una organización, mediante la adquisición de participaciones en clubes, equipos u organizaciones deportivas.
Generalmente estos países son cuestionados por violaciones a los derechos humanos o laborales, persecución a la comunidad LGTBI o falta de derechos para las mujeres.
No es casual que, como Arabia Saudí, también Qatar o los Emiratos Árabes empezaron a invertir grandes cantidades de dinero en el mundo del deporte. Los jeques árabes logran, aunque sea por momentos, poner las críticas a sus gobiernos en un segundo plano mientras Neymar o Cristiano Ronaldo ocupan la primera.
Emiratos Árabes ha sido acusado de numerosas violaciones a los Derechos Humanos, es el lugar de origen del jeque controlador del City Football Group, grupo transnacional dueño del Manchester City y de otros clubes en distintos continentes.
También hay casos como el Israel Start-up Nation, un equipo de ciclismo auspiciado por una empresa israelí, que compite en el Tour de Francia, la Vuelta a España o el Giro de Italia. El propósito declarado es “que el mundo sepa que Israel es un país seguro y libre”, y tapar el apartheid que impone contra los palestinos.
Décadas antes de que existiera el término, la Alemania nazi y la Italia fascista usaron grandes acontecimientos deportivos en los años treinta. Se celebraron torneos de tenis o partidos de rugby en Sudáfrica durante el apartheid.
No podemos dejar de lado el mundial de fútbol de 1978 y el intento de la dictadura genocida por utilizarlo para mostrar el nefasto “los argentinos somos derecho y humanos”.
Sin embargo, hoy como ayer, los millones de dólares utilizados para que el deporte la lave la cara a estos gobierno, no evitan que las denuncias, reclamos y las protestas contra la situación que se vive en esos países se sigan expresando