Desde diciembre de 2014, cuando la conducción recién asumida de Aten provincial, con Marcelo Guagliardo a la cabeza, levantó el paro en rechazo a la votación en la legislatura de la ley orgánica de educación provincial (LOEP), el gobierno tuvo terreno allanado para avanzar con la aplicación de la reforma educativa exigida por el gobierno nacional y los organismos internacionales de crédito.
Hace 7 años que el Movimiento Popular Neuquino (MPN) y la conducción provincial de ATEN vienen trabajando para aplicar esta reforma educativa que ellos llaman "construcción del diseño curricular" en las escuelas públicas secundarias en la provincia de Neuquén.
Una gran mayoría de lxs trabajadorxs de la educación la viene rechazando por comprender que implica un mayor ajuste para la educación pública. Un ajuste que se expresará en peores condiciones laborales y previsionales a mediano plazo y que plantea la polifunción para las y los docentes, mientras que para las futuras generaciones de estudiantes implica vaciamiento educativo y disgregación social.
Ya hay casos de profesoras que se quedaron sin sus cargos, o que están con la presión permanente por parte de las secretarias. Numerosas direcciones están a favor de aplicar esta modificación, por lo que han llegado a realizar distintos tipos de medidas frente a lxs trabajadorxs que se organizan para informar a las familias, o tratar de organizar a estudiantes.
Por su parte la gran mayoría de las familias y estudiantes no solo no fue consultada sino que al día de hoy no tiene información al respecto.
Con un discurso progresista y supuestamente de avanzada pretenden aplicar recetas que en otras provincias ya han demostrado que no funcionan, como en Río Negro, para no ir más lejos. Argumentan la necesidad de modernizar contenidos y no promover la frustración en las y los estudiantes, pero en realidad lo que pretenden es invertir la menor cantidad de dinero en la educación de las y los hijos de la clase trabajadora. Por ello, cambiaron el objetivo de aprender por el de transitar. No importa si los estudiantes construyen conocimiento, lo importante es que, en los papeles, la trayectoria escolar de la mayoría termine en 5 años.
De esta manera, la provincia estará cumpliendo con los parámetros exigidos por Nación, que debe rendir cuentas frente a los organismos de crédito internacional como el FMI. No les importa si los jóvenes aprenden, que estén preparadxs para estudiar en un terciario o en la universidad, ni para una posible salida laboral.
Y para facilitar esto han ido cambiando el régimen académico y piensan profundizarlo eliminando la asistencia y la repitencia interciclo. Algo ya aplicado en nivel primario, que tiene como resultado decenas de estudiantes que terminan séptimo grado con escaso nivel de alfabetización.
Sumado a esto, el nuevo diseño curricular implica la desaparición de materias o la reducción en cantidad de horas y la relación en distintas áreas que lleva a la pérdida de contenidos específicos de cada materia.
En este marco, la resistencia, a pesar de la complejidad del contexto, se vuelve fundamental. Y, en ese sentido, la organización que comenzó a surgir en grupos de estudiantes como los de los CPEM 77 y 76, y grupos de familias, son un importante punto de apoyo para esta lucha que desde el sector docente viene desde hace tantos años.
Desde la seccional Capital, junto a delegados gremiales y estudiantes de distintas escuelas, se puso en pie una comisión con la intención de organizar la lucha contra la aplicación de esta reforma. Desde ahí se comenzaron a organizar charlas informativas a la comunidad y volanteadas en escuelas y trueques, donde muchas familias y estudiantes plantean su preocupación por los problemas de aprendizaje, por la situación de crisis que atraviesa la escuela y en su mayoría expresan el rechazo a su aplicación.
Después de tantos años de lucha, es el momento en el que necesitamos el apoyo activo del conjunto de la comunidad educativa y de todxs lxs estudiantes. Es la única manera de que retroceda este enorme ataque. Nada está implementado de una vez y para siempre. Si la unión de familias, estudiantes y docentes se fortalece y crece, podemos derrotar este nuevo avance contra la educación pública.
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