El fallo del 6 de septiembre por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), es un avance importante para las mujeres y personas con capacidad de gestar. No se trata de una concesión por parte de las autoridades del Morena ni la derecha en tiempos electorales, sino una conquista arracada con largos años de lucha y movilización del movimiento feminista y LGBTQAP+.
Y es que la clandestinidad ha tenido altos costos y cobrado durante mucho tiempo la vida de miles de mujeres, adolescentes y niñas, así como problemas de salud para quienes tuvieron complicaciones en los procesos, mientras que otras perdieron la libertad y fueron juzgadas y criminalizadas por interrumpir sus embarazos y no cumplir con el mandato patriarcal en torno a la maternidad.
En todos estos casos las más afectadas han sido las mujeres y disidencias pobres y de las clases trabajadoras, a quienes sistemáticamente se nos niega el derecho a vivir nuestro cuerpo y sexualidad de una manera plena, libre y satisfactoria. Todavía queda mucho camino por recorrer en la lucha por nuestro derecho a decidir y la conquista, no solo de la despenalización del aborto, sino su legalización completa en todo el país, así como el acceso a servicios de salud dignos y educación sexual integral.
Luego de que se aprobara la despenalización del aborto en Baja California, Colima, Sinaloa, Guerrero, Baja California Sur, Quintana Roo, Veracruz, Aguascalientes, Coahuila, Oaxaca, Hidalgo y Cdmx, recientemente la Suprema Corte encabezada por la derechista Norma Piña Hernández, aceptó un fallo a favor del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), que declara inconstitucional la penalización el aborto en el Código Penal Federal (CFP).
Aunque se trata de un paso importante, este fallo tiene límites considerables pues aún no se garantiza plenamente la despenalización del aborto a nivel federal y tampoco, la libertad inmediata e incondicional de las presas por abortar. Se trata, más bien, de una “recomendación” al congreso, mientras que el amparo procede únicamente para las mujeres y personas gestantes acompañadas por el GIRE.
La trampa de la despenalización
Partiendo de las experiencias de la despenalización del aborto en Ciudad de México y Oaxaca, podemos ver que aunque no esta penalizada la interrupción legal del embarazo (ILE) antes de las 12 semanas, el aborto está reconocido como un servicio y no como un derecho que el Estado debe garantizar. Al ser un servicio, entonces puede ser otorgado en clínicas y hospitales privados, mientras que los recursos estatales destinados para clínicas ILE son muy limitados.
Bajo esta premisa, el acceso al aborto continúa siendo un privilegio de clase pues solamente aquellas mujeres y personas con capacidad de gestar que tengan los recurso para pagar una clínica privada o alcancen ficha en las escasas clínicas públicas de ILE, podrán acceder al aborto seguro y ejercer su derecho a decidir; mientras tanto, lo que si es ahora "legal" es el procedimiento para los empresarios del sector privado de la salud, y sus cuantiosas ganancias por practicarlo "libremente".
Por ello, no es casual que el anuncio de la despenalización del aborto a nivel federal se de semanas previas al 28 de septiembre, Día de Acción Global por Aborto Legal, Libre Seguro y Gratuito y en el marco de la carrera electoral hacia 2024, con dos mujeres encabezando las candidaturas de la derecha y la 4T.
De hecho, esta política de despenalización del aborto en los estados, junto con la política de incorporar a diferentes referentes feministas al INMUJERES en todo el país, ha sido el medio por el cual Morena y la 4T han logrado, de alguna forma, pasivizar e institucionalizar a gran parte del movimiento de mujeres, que desde el inicio del sexenio marcó críticas por izquierda al gobierno de AMLO. Ahora la derecha busca también explotar esta política y posicionar a su candidata Xóchitl Galvez, como aliada del movimiento feminista y LGBTIQAP+; mientras que Morena y la 4T buscan lo propio mediante el apoyo de sectores feministas a Claudia Sheinbaum.
¡Qué la marea verde tome nuevamente las calles!
Aunque las autoridades, medios de comunicación oficiales y los partidos de la derecha y la 4T insistan en que no hace falta tomar las calles para conquistar nuestro derecho a decidir, el movimiento de mujeres y disidencias se prepara en todo el país para volver a las calles para exigir la legalización del aborto, libertad a las presas por abortar, educación sexual integral en las escuelas y servicios dignos de salud sexual y reproductiva para todas, todos y todes.
En un ambiente político marcado por la polarización política, el movimiento de mujeres se prepara para volver a la escena nacional y tomar las calles este próximo 28 de septiembre. Ya hay convocatorias a movilización en Nuevo León, Michoacán, Chiapas, Puebla, Jalisco, Ciudad de México, en otros estados y países.
En la capital del país comenzaron hace unas semanas las reuniones de la Coordinación 8 de marzo, conformada por organizaciones feministas, sindicales y populares, entre las que participan dirigentes del SME, STUNAM, Telefonistas e integrantes de las centrales sindicales Unión Nacional de Trabajadores (UNT) y la Nueva Central de Trabajadores (NCT). Sin embargo, los debates e intercambios de estas reuniones no son replicados ni nutridos en asambleas democráticas de las bases trabajadoras de dichos sindicatos, para intercambiar sobre las demandas de las mujeres y la creación de Comisiones de Mujeres y Disidencias en los centros de trabajo. De hecho, la participación amplia de trabajadoras de base es cada vez más dificil o en muchos casos nula, pues los horarios y/o lugares de las reuniones son en horario laboral y ello dificulta que trabajadoras con dos turnos, hijes o que también son estudiantes, puedan incorporarse a la Coordinación 8M y se fortalezca el movimiento.
Desde la agrupación de mujeres y disidencias Pan y Rosas participamos de este espacio desde hace 8 años y hemos planteado desde el inicio, que las discusiones que se dan en la Coordinación 8M tienen que ser conocidas y debatidas también entre las trabajadoras y trabajadores de base, sindicalizad@s y no sindicalizad@s. Las feministas socialistas consideramos que de lograr esto, podríamos avanzar en la tan necesaria unidad entre el movimiento de mujeres y el movimiento obrero, pues las causas de las mujeres y disidencias LGBTIQAP+ son también las causas de la clase obrera diversa, racializada y feminizada en México y el mundo.
Sabemos que ningún gobierno nos ha regalado nada, cada derecho ha sido conquistado con la lucha en las calles y la organización independiente. Hoy queda más claro que los partidos de la derecha y la 4T buscarán por todos los medios, comprarnos, dividirnos y convertir nuestras demandas y lucha en un botín político para las elecciones de 2024. En este contexto, nos preocupan las declaraciones que recientemente han hecho dirigentes de la UNT y la NCT a favor de la candidata de la 4T, Claudia Sheinbaum.
Consideramos que es necesario que los sindicatos, las organizaciones de mujeres y disidencias LGBTIQAP+, mantengamos nuestra independencia política frente a la derecha y al gobierno. En un mundo laboral altamente feminizado en las ultimas décadas, es hora de que los sindicatos retomen la lucha por los derechos de las mujeres y personas LGBTIQAP+, no solamente en los discursos o estatutos, sino con la organización permanente, la movilización de las bases y su incorporación masiva en las marchas feministas.
Si piensas como nosotras y nosotres, te invitamos a organizarte y marchar con Pan y Rosas este 28 de septiembre.
Educación sexual, para decidir.
Anticonceptivos, para no abortar.
Aborto legal, libre, seguro y gratuito ¡para no morir!
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