Rodrigo Lescano
| Redacción Zona Norte Gran Buenos Aires
@lescano559
Fotografía: Marco Balbi
Acompañados por movimientos sociales y por las bancas del FITU, los profesionales de la salud de este hospital ubicado en José C. Paz exigieron un sueldo igual a la canasta básica, el pase a planta permanente de los precarizados y el fin de los amedrentamientos por parte de los directivos.
Elie Wiesel, sobreviviente del Holocausto y Premio Nobel de la Paz, expresó que ante las atrocidades hay que tomar partido. Esta frase del escritor húngaro se refiere a que se debe protestar cuando ocurren injusticias. Así lo hicieron los trabajadores del Hospital Gobernador Domingo Mercante este jueves al protagonizar una jornada de lucha contra los bajos salarios, la precarización laboral y la persecución sindical.
Por medio de un corte en el cruce de la Ruta 197 y la Avenida Favaloro, el cuerpo de delegados de este hospital provincial, organizado en la Lista Negra dentro de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), exigió un aumento salarial igual a la canasta básica, el pase a planta de los empleados que están bajo la modalidad de becarios y el cese de los hostigamiento a los activistas por parte del director Juan Canella.
La movilización comenzó con un acto en las puertas del hospital donde se encontraban las concejalas paceñas del FITU, Anabela Colli y Sandra Becerra, las cuales se solidarizaron con la causa. Además, participaron movimientos sociales como el Polo Obrero y el Teresa Vive, así como también la agrupación docente Marrón (PTS).
Los profesionales de la salud reclamaron que su sueldo sea de 436.602 pesos como estipula la junta interna de ATE-Indec para que cualquier hogar pueda satisfacer sus necesidades. Los últimos acuerdos paritarios firmados por la conducción del gremio de estatales están lejos de ese número: ante una inflación que acumula un incremento de 124 % en los últimos doce meses, los haberes de los empleados hospitalarios rondan entre los 120 mil y los 257 mil pesos.
También sostuvieron que los doscientos contratados de los programas Covid y Vacunate que ejercen en el nosocomio paceño deberían tener plenos derechos laborales. Al estar bajo “becas de contingencia”, no tienen aportes jubilatorios ni tampoco se les computa antigüedad. Al ser contratos por tiempo indeterminado y que la Provincia considera que no hay una relación de empleo con el becario, estos trabajadores podrían ser despedidos cuando así lo deseen las autoridades hospitalarias.
Intento de acallar voces
La discriminación sindical fue una de las denuncias que se hicieron durante el transcurso de la jornada, la cual finalizó con un abrazo simbólico en la entrada del Mercante. La mira está puesta en el director Juan Canella. Amparándose en que la protesta no contaba con el aval de la burocracia de ATE, amenazó a través de un comunicado que serían sancionados los empleados que se sumarán a la lucha.
No es la primera vez que este bioquímico tiene una actitud persecutoria con su staff. La delegada Norma Jaime denunció la semana pasada que éste le gritó por haber puesto unos carteles que reclamaban aumento salarial. A su vez, el cuerpo de delegados difundió un video en sus redes sociales donde se lo puede ver interrumpir una asamblea a fines de agosto e intentar allí quitarle el megáfono a una delegada.
La bronca de Canella contra el activismo no es solo para los agrupados en ATE. También es para los médicos afiliados a la CICOP. Raquel Ortolani, doctora y representante de ese sindicato en el Hospital, remarcó que Canella se enojó con su sindicato por solidarizarse con sus compañeras afectadas. “Acusan falsamente a los luchadores y quieren un hospital sumiso. Me expresó personalmente que quieren las manifestaciones afuera. Es un autoritario que desconoce nuestro derecho a manifestarnos el cual está amparado por la Constitución. Actúa como un libertario”, sostuvo la gremialista.
Para la delegada Silvia Mitchenko, este ataque tiene como fin debilitar la organización gremial: “El doctor Canella debe soportar que está dentro de un hospital organizado democráticamente. Los delegados tenemos veinte años de lucha y nunca estuvimos con ninguna dirección ni patronal. Siempre defendimos a todos los compañeros, no como hace la burocracia que pide la afiliación para atender los reclamos. Les molesta que estemos adentro y en las calles. Al gobierno y a la dirección les molesta que tengamos dignidad”.
Al servicio de FMI
Los trabajadores del Mercante enfrentan día a día el vaciamiento a la salud pública por parte de los últimos gobiernos y que se profundiza en un contexto de ajuste signado por el acuerdo con el FMI. Contratos basura, persecución, sobrecarga laboral y salarios por debajo de la canasta familiar repercute directamente en la atención que se les brinda a los usuarios.
Norma Jaime relató que están cansados de” vivir en la miseria” y que su sueldo no alcance para la primera quincena del mes. “Estamos cansados de venir a trabajar y no tener los insumos y materiales necesarios: el tomógrafo no funciona y solo hay un ecógrafo, las compañeras de oncología manipulan drogas sin los materiales necesarios para cuidar de su vida y los pacientes de la guardia nocturna no pueden acceder a estudios de emergencia”, denunció la trabajadora.
Ella contextualizó esta situación en el marco de que todos los partidos políticos se arrodillan al FMI y ejecutan sus planes: "No hay políticas públicas sanitarias porque este gobierno, al igual que el de Macri o tal vez el de Milei, quieren privatizar la salud pública. El peronismo está allanando el camino para que ocurra esto. Eso explica porque le prepararon las listas en los municipios a La Libertad Avanza”.
Perder el miedo
Día a día, los profesionales de la salud y sus pacientes enfrentan la desidia y la desinversión de los empresarios y sus políticos que solo perjudica el acceso a la salud pública, gratuita y de calidad. La unión y organización de los primeros con otros sectores en lucha es la única garantía para evitar que un consulta médica, un análisis de sangre o una radiografía sea un bien de lujo.
La frase de Wiesel comentada al principio de esta nota finaliza así: “El silencio estimula al verdugo”. Para no darle fuerza a quienes nos quieren cómplices y sometidos, podríamos agregar estas palabras de Norma expresadas durante la movilización: “Hay que vencer al miedo, dejar de someterse y ser rebeldes. Tenemos más de 30.000 desaparecidos y no vamos a permitir que nadie más nos quite los derechos a protestar, a organizarnos y, sobre todo, a pensar y decidir".