Como te contó La Izquierda Diario acá, acá y acá, este lunes se cumplieron 17 años de la desaparición forzada de Jorge Julio López, el obrero de La Plata que sobrevivió a las torturas de la dictadura, atestiguó contra el genocida Miguel Etchecolatz en 2006 y el 18 de septiembre de ese año fue desaparecido por segunda vez.
Como cada año, en La Plata hubo una masiva movilización de organismos de derechos humanos no oficialistas y la izquierda para exigir verdad y justicia por López al tiempo que denunciar la impunidad de sus desaparecedores, garantizada por todos los gobiernos que pasaron desde 2006 a esta parte.
En el marco de este nuevo aniversario, se destaca (una vez más) la total indiferencia y la nula mención a Jorge Julio López por parte de las autoridades nacionales y de la provincia de Buenos Aires. Aunque no sorprende. El crimen del que es víctima López (que sigue vigente en tanto desaparición forzada) se produjo en un contexto muy particular: cuando el entonces gobierno kirchnerista venía fortaleciendo, sin escatimar gastos, su relato de defensa de los derechos humanos. El caso puso en jaque ese relato.
Ojo (aunque parezca una obviedad aclararlo) la efeméride tampoco mereció mención de parte de los referentes de Juntos por el Cambio y de La Libertad Avanza . Ese ninguneo se expresó sin fisuras el miércoles por la noche durante el debate de candidatos a vicepresidente en el canal TN. Sólo Nicolás del Caño, compañero de fórmula de Myriam Bregman (abogada de López en 2006) por el Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad , mencionó el caso y exigió justicia. Ni Agustín Rossi, ni Victoria Villarruel (que venía de organizar un acto negacionista del genocidio), ni Luis Petri ni Florencio Randazzo dijeron su nombre.
El silencio generalizado denota, por un lado, la necesidad de que las opiniones propias no aparezcan en la agenda pública sobre un caso que compromete a más de uno. Pero acá, además, refuerza la impunidad. Tanto que hasta casi pasó “desapercibida” la reciente denuncia de las abogadas de López sobre la aparición del nombre y el teléfono de Villarruel en una agenda que le fue secuestrada al propio Etchecolatz.
En el mismo lodo, todas y todos
El secuestro y desaparición del albañil de 77 años, en el corazón político e institucional de la provincia más grande del país, siempre fue un tema tabú para el kirchnerismo. Pero hoy, además, en plena campaña electoral, aquel hecho trae el recuerdo de que muchos funcionarios del actual oficialismo eran también funcionarios en 2006. Y nunca hicieron nada por la verdad y la justicia.
En ese momento el actual Presidente era el jefe de Gabinete de Néstor Kirchner. La Vicepresidenta era senadora y ya asomaba como candidata para suceder a su esposo. El actual ministro de Seguridad de la Nación era ministro del Interior. El hoy ministro de Economía y candidato presidencial, era titular de la Anses. El ministro de Defensa y compañero de fórmula de Massa conducía la bancada oficialista de Diputados. El exministro de Cristina y actual de Axel Kicillof en el área de Justicia y Derechos Humanos llevaba en 2006 quince años como intendente de La Plata. Y la lista sigue.
Cuando desapareció López ellos y ellas conducían los resortes del Estado. Y, tal como lo comprobó el mismo paso del tiempo, cada una y uno hizo su aporte al entramado de impunidad. Con sus acciones y sus omisiones. Con sus palabras vacías y sus silencios. Y, sobre todo, con su pacto de “gobernabilidad” con la Policía Bonaerense.
Por eso no es novedad ni causa extrañeza que ni Alberto Fernández, ni Cristina Fernández de Kirchner, ni Aníbal Fernández, ni Sergio Massa, ni Agustín Rossi ni Julio Alak hayan hecho este lunes siquiera una mínima referencia a López. Tampoco lo hicieron el ministro del Interior Eduardo “Wado” de Pedro, el ministro de Justicia y Derechos Humanos nacional Martín Soria, su par de Ambiente Juan Cabandié, la vocera Gabriela Cerruti, el gobernador Axel Kicillof ni el subsecretario de Derechos Humanos bonaerense Matías Moreno.
En medio de la campaña por su reelección, Kicillof probablemente no tuvo tiempo de hablar de López. La agenda está cargada y hay otras prioridades. Por ejemplo, tal como se ve en sus tuits del mismo lunes, el Gobernador estuvo ocupado junto a Alak inaugurando ampliaciones en el complejo penitenciario de Merlo. Más cárceles, como pide la derecha.
Hay casos como los de De Pedro, Cabandié y Moreno que “valen doble”, ya que son hijos de desaparecidos. Por caso, el ministro del Interior no hizo mención alguna a López pero sí ese mismo día retuiteó un mensaje de Victoria Tolosa Paz en el que la ministra ajustadora de los programas sociales decía algo así como: “queremos brindarle al pueblo argentino la posibilidad de vivir libremente. Una libertad que sólo se construye con la comunidad organizada y con un Estado que acompañe y que garantice derechos”. Ironías de campaña.
Tan necesario pareció el silencio (no vaya a ser cosa que la menor mención les juegue en contra) que ni siquiera los ministros retuitearon al secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla Corti, quien sí recordó a López, aunque con un tuit que no pasó de un breve relato del contexto de la desaparición y un cierre abstracto: “Desde la Secretaría seguimos buscando y exigiendo Memoria, Verdad y Justicia”. Generalidades de campaña.
Posiblemente Pietragalla haya escrito esas palabras frente a la Estatua de la Libertad o en algún otro punto de Nueva York, a donde viajó esta semana con la comitiva oficial para la Asamblea de la ONU y la reunión de la Unesco. Hasta donde se conoce, en su estadía en Estado Unidos el secretario de Derechos Humanos no habló de López en ninguna reunión.
Desde las redes de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la provincia también hubo una escueta referencia a López, a modo de efeméride. Esa brevedad contrasta con la sobrada propaganda que destilan esas mismas redes con el lema “Derecho al Futuro”, publicidad que orienta la campaña de Kicillof y que unifica, antidemocráticamente, los mensajes de Gobierno con los de un candidato (lo mismo que hacen Massa, Larreta, Morales y el resto de les gobernantes).
Quien ingrese en el sitio oficial del Gobierno bonaerense y busque el término “Jorge Julio López” no encontrará nada más que algún viejo artículo sobre juicios de lesa humanidad. La búsqueda incluye al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y a su subsecretaría. Sólo si hay una búsqueda más preocupada se llega al sitio donde se ofrecen $ 5 millones de recompensa para quien “aporte información que esclarezca la desaparición”. Chistes de campaña.
En el Gobierno nacional no abundan las buenas estrategias de comunicación. Se sabe. Pero esta vez les cayó como anillo al dedo que, a horas de cumplirse el aniversario de la desaparición de López, nada menos que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) haya declarado patrimonio de la humanidad al Museo Sitio de la Memoria ESMA , ubicado donde funcionó uno de los más grandes Centros Clandestinos de Detención de la última dictadura cívico-militar-eclesiástica.
Vale aclarar que la Unesco nombró patrimonio de la humanidad no a todo el predio de la ex ESMA sino sólo al edificio del ex Casino de Oficiales, convertido hoy en museo.
Además de servirles como barniz derechohumanista a sus políticas de ajuste y empobrecimiento de la población, a las y los funcionarios ese evento internacional les sirvió de sordina para mitigar su ensordecedor silencio sobre el rol en el caso López del mismo Estado que gerencian.
Desde Nueva York, en medio de las tertulias de la ONU, Alberto Fernández saludó la declaración de patrimonio de la humanidad de la ex Escuela de Mecánica de la Armada. Luego, en su último discurso ante la Asamblea General como mandatario, dijo que “representa a un país que en 2023 celebra 40 años de democracia, que aprendió de su pasado histórico y le dijo nunca más a la violación de derechos humanos y promueve la Memoria, la Verdad y la Justicia como política de Estado”. ¿Cómo hablar entonces de López, quien con su ausencia no deja de gritar que en Argentina se siguen violando esos derechos consagrados por las Naciones Unidas?
Mientras tanto en Buenos Aires, rompiendo por un rato su silencio en medio de tan crítica situación económica y social por las políticas de su gobierno, Cristina también se sumó a los festejos por el logro diplomático respecto al museo. En un tuit dijo, entre otras exageraciones, que fue su gestión la que en mayo de 2015 “recuperó” el ex Centro Clandestino de Detención.
Cero mención de su parte a la larga lucha del movimiento de derechos humanos de Argentina. Una lucha que fue clave durante las décadas de los 80 y 90 contra las múltiples impunidades de los genocidas garantizadas por los gobiernos radicales y peronistas. De estos últimos, la misma CFK fue parte activa, vale recordar.
“Una vez más, como antes en el 2004 y después en el 2015… hoy y siempre: Memoria, Verdad y Justicia”, cerró su tuit Cistina. Ni una palabra de López. Su anterior posteo en la misma red social fue el propio lunes 18, pero no para recordarlo siquiera, sino para anunciar la presentación de una republicación de un libro de 2003, sobre conversaciones de su esposo con Torcuato Di Tella.
Si Cristina Fernández de Kirchner jamás nombró a López en algún discurso o aparición pública, ¿por qué pretender que lo hagan quienes la tienen como jefa política y espiritual?
Imposible culminar esta reflexión sin mencionar la escasísima cobertura del aniversario de la desaparición de López en las empresas de comunicación masiva. Apenas alguna mención de parte de un o una periodista a título personal, algún cable sobre la marcha realizada en La Plata y paremos de contar. Alcanza con ingresar a Clarín, Página|12, La Nación, Perfil, Infobae, Télam, Crónica, Diario Popular, Minuto 1, C5N, El Destape y no ver más que leves y anacrónicas referencias al caso. Como si en 17 años no hubiera nada que decir ni reclamar.
Honrosas excepciones, como siempre, un conjunto de medios de comunicación alternativa, comunitaria e independiente sí dieron cuenta del aniversario y a la vez marcaron las responsabilidades políticas e institucionales en el encubrimiento de la segunda desaparición forzada del testigo clave contra Etchecolatz. La Izquierda Diario es, modesta y orgullosamente, parte de ese aporte a la verdadera lucha por la memoria, la verdad y la justicia. Esas que el Estado le sigue negando a Jorge Julio López.
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