En un plenario con clima festivo de parte del oficialismo y sin mandato de las asambleas de base, sin actas del preacuerdo ni las nuevas escalas salariales, los delegados que responden a la conducción votaron a favor de la propuesta de la mesa. Se trata de un 34% a la masa salarial, que se distribuye en un 1% para resolver inequidades en los salarios más bajos, y un 33% impacta en las escalas salariales. Si bien el acuerdo es de julio a septiembre, el aumento es desde octubre, sin retroactivo, y quienes hayan recibido el bono del gobierno, deberán devolverlo en cuatro cuotas. Del 33%, sólo el 60% de un 23% va al básico. Suena complejo y hacer el cálculo de cuánto es finalmente el aumento, es más complejo aún. Hasta el bono del gobierno que era un aliciente para los trabajadores, terminó sirviendole a las empresas para no poner de su bolsillo parte de lo conquistado en la paritaria.
Desde la Agrupación Violeta, junto a la oposición, hicimos moción para que se entregue el acta preacuerdo para que todos los trabajadores la puedan estudiar y se convoque a un nuevo plenario de delegados que sea con el mandato de las asambleas de todos los edificios y con despacho de una asamblea general de afiliados/as en Caba, obteniendo 19 votos a favor de esta moción democrática.
Muchos compañeros y compañeras plantearon la crítica al método y a la exigencia del 34% como insuficiente por la altísima inflación y por años de pérdida salarial, ya que no se había votado desde las bases, mientras las ganancias de estas empresas vienen siendo extraordinarias. Bajos salarios, servicios deficientes, tercerismo, tarifazos, falta de inversiones y ganancias millonarias. Una combinación donde los perjudicamos somos los trabajadores y usuarios. Qué distinto sería si toda la fuerza que tenemos las trabajadoras y trabajadores telefónicos, efectivos y tercerizados, estuviera a disposición de pelear no solo por una recomposición salarial a la altura de nuestras necesidades, sino por nuestras condiciones de trabajo, por terminar con la tercerización y la precarización laboral.
¿Por qué el salario de los telefónicos perdió tanto?
Desde hace muchos años, nuestro salario viene quedando retrasado, con acuerdos salariales a la baja, en cuotas, por fuera del básico y sumas no remunerativas. Esto es por responsabilidad de la conducción Azul y Blanca que desmovilizó al igual que las conducciones y centrales sindicales que dieron años de tregua al gobierno de Macri y después de Fernández, dejando que las empresas la embolsen en pala a costa de la nuestra.
Desde 2016 que no había un plan de lucha, siete años donde el ritmo de nuestra pérdida del poder adquisitivo y condiciones lo pusieron las empresas. Ya luego de diciembre de 2017, como todas las conducciones sindicales, llevaron al movimiento obrero detrás del “hay 2019”, desviando toda la bronca hacia una salida electoral donde, una vez en el gobierno, el Frente de Todos continuó el ajuste del macrismo. Durante ese período, fueron 100.000 millones de dólares los que pasaron de los bolsillos de los trabajadores a los grandes empresarios, de los cuales 70.000 fueron bajo el gobierno actual.
Mientras, la conducción de la Azul y Blanca firmaba la flexibilización del convenio, como sucedió en las áreas técnicas de Telecom, en el 2018, con el aumento de la jornada laboral y ahora con un convenio flexibilizador para los tercerizados manteniendo condiciones similares al de la Uocra. Lo decimos una vez más, con acuerdos salariales a la baja y convenios flexibilizadores, no se enfrenta a las empresas millonarias ni a la derecha. Ni tampoco aplicando los planes de ajuste que pide la derecha y el FMI, ni llamando a un gobierno de unidad nacional con el represor Morales.
El sindicato es de las y los trabajadores. Necesitamos recuperar nuestro sindicato
Una pelea que dimos, durante todo el conflicto, (y que es una discusión que damos siempre en nuestro gremio), es la necesidad de que todo sea discutido en asambleas unificadas en los edificios. Desde el comienzo, planteamos que el monto a reclamar a las empresas debía ser discutido en un plenario de delegados con mandato de asambleas en los edificios. Muy lejos de eso, las reuniones paritarias comenzaron sin siquiera con un plenario informativo. La Lista Azul y Blanca, hoy conducida por el secretario general Claudio Marín, plantea que cada delegado, ya está mandatado para decidir en nombre de sus compañeros por el tiempo que dure su cargo. Solo cuando las negociaciones se encontraban estancadas se convocó a un plenario para votar el plan de lucha, y el conjunto de los compañeros y compañeras tuvimos información sobre lo que se estaba discutiendo. Con el conflicto ya iniciado, seguimos planteando que para recuperar verdaderamente el salario teníamos que luchar por un salario igual a la canasta familiar para la categoría inicial y la necesidad de que el rumbo del conflicto se decidiera en plenarios con mandato, y la resolución de la paritaria, fuera en una Asamblea General de Afiliados en CABA para garantizar mayor participación.
No son cuestiones menores. Se trata de un aspecto democrático elemental: quiénes tienen que llegar a fin de mes con el salario que se está discutiendo, y quiénes le pusieron el cuerpo a las medidas de lucha, son quienes tienen derecho a discutir cuánto reclamar a las empresas, y cuándo levantar o no el conflicto. Por eso, impulsamos asambleas, en todas las oficinas donde somos delegados y delegadas, y llevamos mandatos a cada plenario.
Pero estas discusiones no son nuevas, y tienen que ver con que necesitamos otro tipo de sindicato. Los sindicatos no son de un grupo de dirigentes que deciden por el conjunto, sino que son de las y los trabajadores. La mesa directiva se autofelicita por el “respaldo y la confianza”, pero eso es un falso autobombo, que intenta ocultar que en realidad es el conjunto del gremio el que salió a luchar en defensa de su salario y condiciones de vida.
Durante todo el conflicto la Azul y Blanca hizo campaña electoral por Massa al igual que lo hace la CTA y la CGT, invitando al candidato de Unión por la Patria al auditorio de nuestro sindicato cuando es el ministro que viene ajustando a los trabajadores y les regala tarifazos a las empresas. No hay ninguna confianza ciega a una conducción que durante los últimos dos gobiernos dejó pasar el ajuste mientras las empresas seguían haciendo fortunas y no luchó. Las empresas nunca dejan de hacer política, y consiguieron todo bajo el gobierno de Macri y lo siguieron consiguiendo bajo el gobierno de Massa. Las decisiones de nuestro gremio no pueden estar subordinadas a las necesidades del gobierno, eso es lo que nos llevó a la parálisis desde el 2017 hasta acá y fueron años donde perdimos poder adquisitivo y condiciones, mientras avanzaba el tercerismo y la entrega de beneficios a estas empresas por parte del gobierno (ATP y millones en pauta publicitaria a Clarín durante la pandemia, aumento de tarifas, etc) mientras se ajusta a los trabajadores.
Esa subordinación se expresa en las conducciones sindicales peronistas en general, dejando pasar el ajuste de Massa y por quien hicieron abiertamente campaña metiendo miedo con que sino “nos van a eliminar las paritarias” o “nos van a sacar el convenio”, cuando los 4 candidatos están a favor de los planes de ajuste y seguir condicionados por el FMI. Mientras el ministro Massa da algunas mínimas demagógicas migajas al pueblo trabajador y suculentas exenciones impositivas y dólares especiales para las empresas, como el dólar soja, o tarifazos a las privatizadas. Mientras las conducciones sindicales entregan derechos por empresa habilitando convenios colectivos a la baja. Obvio que así las empresas y la derecha van por más.
Pero hay otra alternativa, la candidatura de Myriam Bregman y el Frente de Izquierda, que es la única que propone enfrentar el ajuste, tanto el que está en curso, como el que vendrá con el próximo gobierno, sea quien sea. Sin romper con el FMI, sin enfrentar a las multinacionales y la derecha y sin desplegar la fuerza de los trabajadores, no hay salida para las mayorías populares. Llevar a cabo estas medidas no es fácil pero seguir el rumbo que estamos teniendo es dejar atados a los trabajadores al designio del gobierno y a seguir perdiendo.
La confianza está en nuestra fuerza y organización, como lo demostramos siendo miles de telefónicos y telefónicas el día de la movilización. ¿Por qué no pelear por la canasta familiar cuando estas empresas ganan fortunas? Desde ya tendría que ser con medidas contundentes, como podría haber sido un gran corte en toda la 9 de julio con movilización en el obelisco y buscando la coordinación con los trabajadores del subte que están luchando por la reducción de la jornada laboral y contra el asbesto contaminante. Esa unidad es la que nos hace más fuertes. Tenemos la capacidad de paralizar las comunicaciones de las transacciones financieras, ¿las empresas no se asustarían de los trabajadores? ¿O si reconectaramos el servicio a los sectores populares a quienes estas empresas se lo cortan por falta de pago? La fuerza que tenemos los trabajadores en alianza con los usuarios para enfrentar a estas empresas y el ajuste que se viene tiene una potencialidad enorme. Por eso desde la izquierda no solo alertamos y proponemos una salida, sino que queremos mostrar la potencialidad que tenemos los trabajadores para parar al FMI, a las empresas y el avance de la derecha. Si no vamos en ese camino es dejar que las empresas y las derechas se envalentonen y avancen cada día más.
Las condiciones para pelear se construyen y es en unidad de nuestros compañeros tercerizados y unificandonos también con la base de Satsaid que enfrenta a la empresa Telecom. Sin ellos no se podría paralizar la totalidad de las telecomunicaciones. En un gremio tan estratégico como el nuestro, que tiene la capacidad de paralizar las telecomunicaciones del país, es necesario desplegar toda la potencia que tenemos. La importante movilización del miércoles 20, la masividad del paro y la gran disposición del conjunto de los compañeros y las compañeras telefónicas nos muestra que hay mucha fuerza para pelear por una recomposición salarial en serio, que permita que no haya ningún trabajador telefónico (ni efectivo ni tercerizado) que se encuentre por debajo de la canasta familiar. Pero también para pelear contra los convenios flexibilizadores y contra los que nos ajustan día a día. Junto con esto, tenemos que pensar quiénes son nuestros aliados estratégicos, levantando de conjunto nuestras demandas. La unidad que necesitamos se encuentra con los usuarios y los trabajadores tercerizados, y es también con la organización de las mujeres que venimos recuperando las calles como se vió este 28 en defensa del derecho al aborto y la ESI, es retomando la marea verde, como lo demostramos dando pelea en cada plenario aunque nos quisieran acallar. Hay fuerzas para seguir peleando, y también fortalecernos organizándonos desde abajo en perspectiva de recuperar nuestro sindicato, con independencia política de las patronales y de los gobiernos ajustadores. Es hora de organizarnos y para eso te invitamos a construir y ser parte de la Agrupación Violeta, y de Pan y Rosas telefónicas. |
