Poderosa novela policial que avanza en profusión de imágenes poéticas y nos presenta al Pampa, suboficial de 22 años que no actúa como policía, ni en el sentido legal, ni el sentido ilegal y más común del término. |
El joven suboficial ayudante Pampa Aisain, recién salido de la escuela de policía, es destinado al pequeño y aislado pueblo de Monge, a pocos kilómetros de Trenque Lauquen, provincia de Buenos Aires. En esa pampa fría, donde sorpresivamente comienza a nevar (“¿El frío es una cualidad del aire o el aire es una cualidad del frío?”, se pregunta el Pampa al ver los primeros copos caer) el suboficial se encuentra con la escena de un crimen. En vez de comunicarlo a las autoridades pertinentes, tiene un “pálpito” y decide investigar por su cuenta. “Pero ¿es eso lo que hace? ¿Investiga? ¿Y qué es lo que investiga”, adelanta la contratapa a cargo de la editorial (Alfaguara).
Poderosa novela policial que avanza en profusión de imágenes poéticas, ideal para lectores y lectoras que no leen poesía porque dicen que “no la entienden” y también para quienes leen poesía y ya no pueden tolerar las narraciones que prescinden de ella.
Aunque no soy una gran estudiosa del género, pienso que Ricardo Romero encontró, a través de esta narración inquietante, una vuelta nueva para eludir o romper algunas de las restricciones planteadas en el “Decálogo del relato policial argentino” de Carlos Gamerro y creó a este personaje, el Pampa, que es un policía que no actúa como policía, ni en el sentido legal, ni el sentido ilegal y más común del término. |