Es incuestionable el repunte migratorio en Canarias donde en 2023 más de 23.000 migrantes han llegado a las islas, la mayoría en los últimos 3 meses. En algunas islas supera con creces su capacidad de acogida, por ejemplo, en El Hierro, con apenas 11.000 habitantes se han recibido a 6.000 personas.
Estas migraciones se agravan por la crisis política que se está viviendo en diferentes países del continente africano, como en Senegal, de donde se cree que viene el mayor número de desplazados. Esta ruta es habitual porque históricamente, el Gobierno español mantiene un acuerdo con Marruecos, para que ese país impida las salidas migratorias mediante las fuerzas de seguridad en el mar mediterráneo, en una especie de “externalización” del cuidado de las fronteras europeas, a cambio de retribuciones y de complicidades con las políticas represivas de ese Gobierno, como en el caso de la ocupación del Sahara y la represión al pueblo saharaui.
La ocupación en los centros de Canarias, al 90% de su capacidad, están empezando a desbordarse, por lo que podríamos ver imágenes como en 2020 y 2021 cuando miles de migrantes dormían hacinados en un muelle o en naves improvisadas. Para evitar aglomeraciones se está empezando a derivar rápidamente a los migrantes a diferentes zonas de la península, pero los próximos meses se espera que se intensifique el número de migraciones debido a las buenas condiciones del mar que corresponde a esa época del año, por lo que se podrían dar situaciones de hacinamiento.
La finalidad de los traslados exprés es la de tener a las personas migrantes en espacios controlados y alejados de las zonas urbanizadas, evitando así imágenes de crisis humanitaria en Canarias como las de las crisis de 2020.
La crisis migratoria es un problema estructural del capitalismo anterior a la pandemia y que no hace más que empeorar. Es la contracara de los beneficios e intereses de las grandes multinacionales y de las políticas de los países imperialistas, como el francés en el continente africano.
El gobierno progresista está tratando de rearmarse tras la guerra de Ucrania y el PSOE no cuestiona a Israel en el genocidio en Gaza como el resto de la OTAN.
Sólo algunas cuestiones de forma separan a Sumar del PSOE, pero no va a impedir su apoyo en la legislatura ni su presencia en el gobierno y en los ministerios. El “progresismo” tan sólo aspira a ser un “mejor” gestor de este imperialismo, dando discursos en clave humanitaria y hablando de derechos humanos, pero termina siendo una cuestión sólo de forma.
Debemos luchar por un programa para dar una salida a la clase trabajadora y las personas migrantes, denunciando y peleando por el fin del expolio de los países imperialistas, empezando por el Estado español, en continente africano y en cualquier parte del mundo a la vez que abrimos las fronteras y se acaba con los pactos asesinos con dictaduras como la marroquí para mantener esta "Europa fortaleza" verdugo de miles de migrantes cada año. |