Editorial |
La elección y la extorsión
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Una vez más, las elecciones se presentan como las más trascendentales de la historia para que elijas lo menos malo. Editorial de “El Círculo Rojo”, programa de La Izquierda Diario que ese emite los jueves de 22 a 24 h por Radio Con Vos, 89.9. |
Link: https://www.laizquierdadiario.com/La-eleccion-y-la-extorsion
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A esta altura de la campaña, prácticamente al filo del cierre y cuando faltan horas para el día de la votación, estas elecciones son presentadas como las más trascendentales de la historia reciente. Según algunas narrativas está en juego la democracia, la república y hasta la existencia misma de la Nación. Este discurso tiene un objetivo preciso y es que te resignes a no elegir de acuerdo a tus convicciones, sino para evitar una supuesta catástrofe, para esquivar el abismo. No queda otra, hagamos eso y después vemos. Ya habrá otras oportunidades para que elijamos lo que nos parece mejor, ahora es el momento de elegir entre lo menos peor. Ni se te ocurra cometer la “locura” de votar de acuerdo a tus propios valores, a tus convicciones; ni se te ocurra pretender no traicionarte a vos mismo. La ética de la responsabilidad transformada en la ética de la resignación.
Entonces, con los “mercados” presionando todos los días; con Javier Milei agitando la corrida financiera; con Carlos Melconian pronosticando una devaluación para el lunes (y el dólar oficial a 500 pesos); con Sergio Massa convalidando las devaluaciones parciales y pagando al Fondo Monetario; con el Fondo Monetario como espada de Damocles sobre la economía argentina; todo se transforma en una especie de gran extorsión. Los mismos que —con distintas responsabilidades, pero con responsabilidades al fin— nos trajeron hasta acá y engendraron a Milei, lo regaron, lo alimentaron y lo vieron crecer, nos dicen: “Ojo que está Milei”, tenés que seguir con nosotros.
Ahora, no es la primera vez que las cosas se presentan así. Diría que la mayoría de las veces las cosas se presentan así. Y si repasamos un poco la historia capaz que podemos llegar algunas conclusiones útiles para este momento.
Muchas elecciones fueron presentadas como las más trascendentales de la historia nacional.
Pensemos en 1988-1989, fin del Gobierno de Alfonsín, descalabro económico, hiperinflación, saqueos, hambre. Aunque visto desde hoy parezca una locura, Menem era presentado como “el mal menor”, frente a Eduardo Angeloz que prometía ajuste con su famoso “lápiz rojo” y presuntamente no había espacio para una tercera posición, por eso mucho progresismo se encolumnó detrás de Menem que ya sabemos lo que hizo, a tal punto que Angeloz se enojó alguna vez y protestó porque Menem le había robado el programa.
Podemos remontarnos a las elecciones de 1999 con la Alianza encabezada por Fernando de la Rúa. La misma lógica: hay que sacarse de encima a Menem, los años de oprobio y restauración con clima de fiesta obscena. Sí, ya sabemos que De la Rúa no es lo que más nos gusta, pero son unas elecciones especiales, hay que terminar con la década infame y después vemos. Dos años después: crisis, 2001, 39 muertos, helicóptero. Su ruta.
Un poco más cerca en el tiempo. Pensemos en 2015. Lo mismo: no son elecciones como las de siempre. Por primera vez una derecha puede llegar por la vía electoral, hay que resignarse a un Daniel Scioli. Ya sabemos, nacido y criado en el menemismo, pero es el único que puede porque “sabe tocar la música del otro”, sabe como seducir a los votantes “del otro lado”. No hay tiempo para experimentos raros, mal menor y a otra cosa mariposa. ¿Resultado?: derrota espantosa, cuatro años de Macri primero cogobernando con Massa, después sostenido por todos para que llegue al final de su mandato.
Vamos a 2019, la misma cantinela. Pero ustedes “troskos”, ¿no vieron lo que fueron estos cuatro años? Siempre lo mismo, ustedes prefieren tener razón antes que ganar, repetían. Estas no son elecciones como las de siempre, está en juego si seguirá esta derecha infame o si gobernará… Alberto “jugada magistral” Fernández. El conejo de la galera de Cristina Kirchner, la jugada maestra en una baldosa, la táctica brillante y el gol al ángulo con un tuitazo de sábado por la mañana (aquel famoso video de designación de Fernández en el que “sorprendió a todos”, la jefa, impresionante, única). Y acá estamos: uno de los gobiernos más olvidables de las últimas décadas, todos los indicadores sociales destruidos, una sociedad rota, bolsillos pulverizados, inflación desbocada y un presente insoportable. Pero en ese momento, el discurso era similar: uno decía “Che, pero ¿Alberto Fernández no es Alberto Fernández? Y respondían, pero vos no entendés nada, siempre tan “dogmático” y cerrado. Alberto puede llegar a tender puentes con Clarín, con Magneto, con el campo. Estas elecciones son particulares, hay que sacarse de encima al macrismo (que por otra parte, ya había perdido la elección solo) y después vemos. Y el tiempo del “después vemos” no llega nunca. A la siguiente elección debido a los fracasos de estas propuestas de “extremo centro”, el panorama se presenta supuestamente peor y entonces hay que ir por otro “extremo centro” cada vez menos centro.
Bueno, en estas elecciones escuchamos el mismo discurso y el mismo ultimátum: no son elecciones normales etc. Bueno, es verdad que se ponen en juego muchas cosas, que emergieron fuerzas políticas que ponen en debate libertades democráticas, pero también es cierto que las “soluciones” para las que están al servicio estos discursos, agravaron la situación.
El domingo hay elecciones generales (no es un balotaje) hay cinco propuestas, nadie te puede obligar a las soluciones de siempre que dieron los resultados de siempre. Quizá, a la luz de toda la experiencia de las últimas décadas, sea el momento de abordar la crisis para cambiar y no para te impongan con un método de terror económico y extorsión política lo que no querés, lo que no te entusiasma, lo que no te representa. Sino para aprovechar lo que se puede aprovechar de una crisis tan dura y dramática, para hacer pesar tus propias ideas, tus convicciones y empezar a cambiar la historia.
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