De Glasgow a Londres, pasando por Barcelona, muchos manifestantes judíos se unen a las concentraciones propalestinas.
Cuando Jonathan Ofir escuchó el coro de vehementes condenas encabezadas por Occidente al ataque de Hamás del 7 de octubre contra el sur de Israel, junto con una avalancha de declaraciones que apoyaban el derecho del país a tomar represalias, temió saber lo que eso significaba: “Es decir, luz verde para que Israel lleve a cabo una masacre mucho mayor que la que estaban vengando”, afirmó el músico, director de orquesta y escritor judío.
Más de 1.400 personas murieron en Israel en el ataque de Hamas, lo que llevó al primer ministro del país, Benjamín Netanyahu, a declarar la guerra al grupo armado palestino. Desde entonces, una incesante y brutal campaña de bombardeos por parte de Israel ha matado a más de 5.100 personas en la Franja de Gaza, y gran parte del territorio ha sido reducida a escombros en poco más de quince días. Una ONG palestina informó que el bombardeo israelí de Gaza se había cobrado trágicamente la vida de un niño palestino cada 15 minutos desde el inicio del conflicto.
Ofir, un activista pro palestino que nació en Israel pero vive en la capital danesa, Copenhague, se encuentra entre muchos judíos radicados en Europa que critican las políticas de Israel y se han sumado a las protestas que han estallado en todo el continente contra los ataques en curso del Estado israelí a Gaza. .
Desde Glasgow hasta Londres, desde París hasta Barcelona, muchos se han unido a manifestaciones pro palestinas para expresar solidaridad con la gente del enclave bloqueado. Representan una ruidosa minoría de judíos que continúa defendiendo los derechos de un pueblo que ha vivido bajo la ocupación israelí durante generaciones –los palestinos– .
“Israel reclama a los judíos como su activo nacional, y nos convierte en armas a nosotros, como judíos –tanto como cuerpos en la batalla demográfica frente a los no judíos y particularmente los palestinos, como ideológicamente, como representantes natos del Estado judío– [y] busca hacerle eso a los judíos en todo el mundo”, dijo Ofir a Al Jazeera. “Esa afirmación, a su vez, nos convierte en los escudos humanos del Estado, que ataca a los palestinos bajo su agenda colonialista de colonos, ya sea mediante una limpieza étnica en curso, mediante asedios o mediante masacres estacionales”.
Naama Farjoun creció en Jerusalén, pero durante mucho tiempo se ha descrito a sí misma como una judía antisionista. En enero de 2001 abandonó Israel, pocos meses después del estallido de la segunda Intifada. Hoy, esta mujer de 54 años vive en las afueras de Valencia, España.
“Dejé [Israel] porque no podía soportar la carga de ser una ciudadana [israelí] privilegiada en un Estado racista”, dijo esta madre de dos hijos, quien afirmó que se enojaba a diario por la “ocupación israelí y la discriminación al pueblo palestino, mis conciudadanos”.
Farjoun le dijo a Al Jazeera que: "el ataque de Hamás a israelíes me produjo un gran dolor, causando un sufrimiento que nadie debería soportar”. Pero añadió: “Creo que los trágicos acontecimientos actuales son el resultado directo de años de abuso, represión, violencia y privaciones implementadas por el Estado de Israel”.
Que los judíos –incluidos judíos israelíes– expresen su condena a la conducta de Israel contra los palestinos no es un fenómeno nuevo. Los llamados renegados israelíes –ciudadanos de Israel que han desairado sus leyes de servicio militar obligatorio en protesta por el trato que el país da a los palestinos– a menudo han cumplido penas de cárcel por sus principios.
Joseph Abileah, un músico nacido en Austria, es ampliamente considerado como el primer individuo en Israel en ser juzgado por negarse a servir en el ejército, apenas unos meses después de que se estableciera el Estado judío en 1948. El violinista logró escapar de una sentencia de prisión, y su postura allanó el camino para generaciones de objetores de conciencia israelíes.
Sin embargo, así como los objetores de conciencia de Israel a menudo enfrentan reacciones violentas por sus convicciones, también lo hacen los judíos propalestinos en otros lugares.
"Rara vez es fácil -dijo un residente europeo- apoyar públicamente a Palestina y condenar a Israel como un autoproclamado Estado judío".
"Cuando comencé a identificarme como judío y a apoyar los derechos de los palestinos en X [anteriormente Twitter], el tema en el Reino Unido estaba estrechamente relacionado con el liderazgo de Corbyn en el Partido Laborista", dijo el ciudadano británico Tom London, refiriéndose al ex líder de la oposición del Reino Unido Jeremy Corbyn.
Añadió a Al Jazeera: “Recibí muchos abusos entonces en X, incluso describirme como antisemita y decir que estaba mintiendo acerca de ser judío. Una vez alguien revisó todos los tweets que había enviado, pero no encontró nada que respaldara su vil y ridícula afirmación de que yo era antisemita”.
Al momento de escribir este artículo, una petición de la "Voz Judía por la Paz", que pide el fin inmediato del ataque israelí contra Gaza, ha reunido más de 1.300 firmas de ciudadanos israelíes que viven en Israel y el extranjero. "Como judío, y particularmente como judío israelí, siento que me corresponde decir que esto no puede ser en mi nombre, y lo combatiré como tal", afirmó Ofir. "Porque la libertad, la justicia y la igualdad para los palestinos son una necesidad, y si esa necesidad no es suficiente, no sólo los perjudicará, sino que también perseguirá a los judíos".
“Necesitamos trabajar por un futuro compartido en el que no nos hagamos daño unos a otros, necesitamos crear una cultura de paz. La supremacía judía no logrará eso”. | 
