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La Izquierda Diario
25 de octubre de 2023 Twitter Faceboock

Costa Rica
Gran movilización nacional contra la agenda del gobierno
Esteban Fernández
Daniel Díaz Moya

Las convocatorias para marchar este 25 de octubre parten de diferentes sindicatos, organizaciones de estudiantes y agrupaciones de mujeres que llaman a la defensa de la educación pública, la salud y en general, para enfrentar la agenda neoliberal del Gobierno.

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En la publicación de las últimas estadísticas del INEC en su Encuesta Nacional de Hogares, se estima que cerca del 21,8% de los hogares del país se encuentran bajo la línea de pobreza. Es decir, alrededor de 1.281.052 personas en Costa Rica sobreviven con ingresos menores a ¢129.038 (243 dólares) en zonas urbanas y con menos de ¢99.537 (187 dólares) en zonas rurales. Al mismo tiempo, la crisis de desempleo y la destrucción de puestos de trabajo golpean con más fuerza a mujeres y personas jóvenes.

A este panorama económico se la crisis política en la que se encuentra el Gobierno de Chaves. Con renuncias constantes en su gabinete, el propio partido que llevó a Chaves a la presidencia está casi por completo desmantelado en la Asamblea Legislativa. Queda aún la duda de si la fuerza política (a todas luces impulsada desde el Ejecutivo y la fracción de diputados que le son fieles) llamada "Aquí Costa Rica Manda" será una plataforma política real de cara a las elecciones municipales de febrero. En otras palabras, el gobierno sin partido de Chaves apunta a una mayor precarización del trabajo, a golpear la educación y la salud pública y a la tendencia a la pulverización del salario vía inflación.

Contra estas iniciativas, sobre todo en este último año, diferentes sectores de la sociedad han enfrentado las orientaciones del Gobierno. Desde movilizaciones masivas de mujeres, a marchas estudiantiles y sindicales, los choques con el Gobierno han sido constantes.

En esa línea, la movilización de este 25 de octubre se plantea como un punto álgido para poner en pie el reclamo contra los ataques a la educación pública de conjunto; por la defensa de la salud y por su acceso universal y gratuito; en defensa de la soberanía alimentaria y en defensa de las organizaciones campesinas que en este momento se encuentran confrontando las orientaciones del Gobierno para el campo; por la denuncia a la violencia policial y a toda la violencia patriarcal de la sociedad capitalista; en defensa de la libertad de prensa y, en general, para denunciar los planes de ajuste y de precarización del trabajo y de la jornada laboral.

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Perspectivas de la movilización

Si bien es cierto la convocatoria a la gran movilización nacional ha sido asumida por diversos sectores, tanto los espacios que originalmente llaman a movilizarse como las discusiones políticas que se están dando en torno a la convocatoria, han dejado traslucir importantes dinámicas políticas de la clase trabajadora y de otras clases sociales, dinámicas que se reflejan en la manera en que diversas organizaciones políticas se han posicionado ante la marcha del 25.

En el marco de movilizaciones que se han venido desarrollando y ganando masividad contra el gobierno de Chaves, en este momento se está atravesando una importante discusión en torno a la independencia de clase con que deberían contar las organizaciones sindicales, políticas, sociales, etc. Esta discusión está enmarcada en el balance de la huelga del 2018 contra el Combo Fiscal, la experiencia con la dirección de Rescate Nacional en 2020, las experiencias con el PAC y con el Frente Amplio, así como con otras organizaciones de izquierda. En concreto, la discusión de la independencia de clase gira en torno a la aceptación o no de la consigna “por la defensa del estado social de derecho”.

Esta consigna fue lanzada desde las Mesa Nacional de Diálogo Social y Productivo, quienes formalmente convocan a la movilización y que son un remanente de Rescate Nacional y las mesas de diálogo que en su momento implementó el gobierno del PAC. En ese espacio existe presencia de grandes empresarios y las rectorías, y además su programa de reivindicaciones es nacional, en la eterna búsqueda de una democracia capitalista consolidada, en un país del tercer mundo.

Esta posición se condensa en la consigan “por una Costa Rica Próspera, libre, inclusiva y solidaria”. Es uno de esos casos donde se usan palabras bonitas para ocultar el contenido real. Esta Costa Rica que busca la Mesa es, obviamente, una Costa Rica que se mantiene por entero dentro del capitalismo, al cual se le procura embellecer ideológicamente agregando adjetivos agradables como “libre, inclusiva y solidaria”.

Que los Rectores, sectores empresariales y burócratas sindicales estén de acuerdo en esta posición delata que, en los hechos, la Costa Rica capitalista actual es exactamente lo contrario de lo que propone la Mesa, una Costa Rica plagada de irrespetos a las libertades democráticas que provienen del Gobierno, diputados y policía, entre otros; una sociedad capitalista que por definición es excluyente y, donde la solidaridad, cuando emerge, lo hace casi siempre en su mejor expresión en la solidaridad de la clase trabajadora consigo misma y con otras clases aliadas.

El conjunto de bellas abstracciones que la Mesa hace pasar por consignas para la movilización apuntan exactamente en la mismo lógica, por ello sirven para saber lo que la Costa Rica capitalista no es y, por tanto, para saber lo que Costa Rica realmente es. Así por ejemplo cuando la Mesa dice “Cumplimiento de los derechos humanos” o “Justicia económica y tributaria” se nos aclara que en Costa Rica no se cumplen derechos humanos elementales -como el derecho a la libre organización sindical, o el derecho de las mujeres a decidir- o que no existe una justicia económica y tributaria. Estas consignas sirven para saber lo que Costa Rica no es, pero no sirven para resolver concretamente ninguno de los grandes problemas que afectan al país. No proponen los rectores cómo hacer para que los ricos paguen impuestos, garantizar el derecho a la organización sindical o los derechos de las mujeres.

Es importante que la Mesa haya tomado la iniciativa de movilizarse, pero claramente para trabajadores, mujeres y juventud, es necesario ir más allá de un programa de reivindicaciones asbtractas que no refleja sus intereses ni ofrece una solución definitoria a las carencias de la Costa Rica capitalista concreta.

Por otro lado, al margen de la Mesa, se ha conformado otro espacio, denominado Frente Nacional de Lucha (FNL), donde participan algunos importantes sindicatos, federaciones estudiantiles, partidos de izquierda como el Frente Amplio, el Movimiento de Trabajadores y Campesinos y el Partido Revolucionario de las y los Trabajadores. Este espacio se ha sumado a la movilización del 25 con una serie de denuncias relevantes, como la intromisión del Gobierno en la administración del Seguro Social, o la ausencia de una política seria respecto de la protección del ambiente, la crisis climática, la situación del agua y el uso sistemático de agroquímicos tóxicos.

Sin embargo, las consignas efectivas que levantan, aunque son más críticas que las de la Mesa, al final no apuntan a soluciones concretas definitivas, por ejemplo “si el presente es de lucha el futuro es nuestro” o “abajo las políticas privatizadoras y antipopulares”. Con más enjundia de combate que la Mesa, lo cual es muy progresivo e importante, pero con un problema similar, ya que en la defensa de las conquistas sociales y las instituciones públicas, se omite plantear claramente si el FNL está por intentar (por enésima vez sin un resultado favorable nunca para las amplias mayorías) una mejora al capitalismo costarricense o una ruptura con el mismo. En la medida en que no existen reivindicaciones específicas para el salario, y en general para la clase trabajadora, el único sujeto social que puede, junto con las clases aliadas, librarnos del capitalismo, entonces no queda claro este importante punto en la plataforma del FNL.

Una política por izquierda

El clima político internacional está marcado por guerras, crisis políticas y económicas, por crisis climática, por violencias extremas y por la explotación y opresión de la inmensa mayoría por una ínfima minoría. Este clima no ofrece ninguna perspectiva positiva a personas asalariadas, mujeres, juventud.

El embellecimiento del capitalismo, su administración para mejorarlo, conduce a un callejón sin salida a la clase trabajadora. Quienes han seguido ese camino, una y otra vez han logrado nunca embellecer un régimen de explotación brutal del trabajo y sí desviar, contener y desmovilizar la movilización de la clase trabajadora y las clases aliadas, como por ejemplo el rol de Patricia Mora durante la huelga del 2018, la negociación de Rescate Nacional con la UCCAEP y en general las estrategia de reformar el capitalismo o de conseguir exclusivamente reivindicaciones mínimas, propias de las direcciones burocráticas políticas y sindicales.

Ya desde el propio Marx se han lanzado críticas contra el “estado social de derecho” y similares. Ya que para Marx con ese discurso hay organizaciones que “aspiran a corromper a la clase trabajadora con la tranquilidad, y así adormecer su espíritu revolucionario con concesiones y comodidades pasajeras. (Llamado a la Liga de los Comunistas, 1850)

En este sentido, parece que al menos un sector de las organizaciones convocantes tienen sus apuestas en lograr una gran movilización el 25 de Octubre para lograr cambiar la correlación de fuerzas con el Gobierno, procurando instalar una oposición articulada a Chaves y tener mejor performance electoral en febrero. Sobra decir que esta orientación supone que las miles de personas que asistirán a la marcha son solo masa de maniobra para instalar una oposición política, pero no para llegar al extremo de realmente luchar por satisfacer concretamente las necesidades de la clase trabajadora y las clases aliadas.

Frente a esta orientación sin salida la izquierda debe proponer un programa de reivindicaciones de la clase trabajadora y demás sectores populares, programa que de aplicarse no tendría otra implicación que empezar a transformar las viejas relaciones de explotación capitalista hacia unas nuevas, donde la clase trabajadora y las clases aliadas no sean la masa de maniobra de polítiqueros pseudo izquierdistas, sino donde pasen a ser los sujetos políticos de una transformación social hacia el socialismo como superación del capitalismo.

Sin duda alguna podrían haber migajas que los capitalistas estén dispuestos a dar para mantener sus ganancias. Justamente el problema es que las ganancias de los capitalistas salen de la explotación de cientos de miles de hombres, mujeres y niños. Por tanto, si estamos dispuestos a luchar exclusivamente por algunas migajas, significa que estamos dispuestos a sacrificar la vida de millones en función de la ganancia de una ínfima minoría de capitalistas.

Conscientemente debemos proponer un programa para el cual la explotación de centenas de miles sea no solo inmoral, sino directamente todo el eje estratégico, debemos luchar por una sociedad costarricense sin explotación del trabajo, como condición para mejorar la vida de millones y evitar la destrucción de la naturaleza, la degradación de la vida humana y en general la obscenidad de una sociedad que, como los Juegos del Hambre, tiene a una ultra minoría millonaria que vive a partir de las carencias de millones.

Desde OSR, organismo que impulsa La Izquierda Diario Costa Rica proponemos algunas consignas como ejemplos del programa que mencionamos, que debe ser construido a partir de las necesidades más sentidas de la clase trabajadora y demás sectores populares.

¡Por la defensa de la educación pública! Ningún recorte a la educación para mejorar la policía, no a los préstamos para estudiar ni al cierre del programa de SESA. Deben ser docentes y estudiantes quienes decidan el currículo y la distribución del presupuesto educativo, no las élites ministeriales y los burocrátas administrativos del MEP.

¡Por la defensa de la seguridad social! Fuera las manos de Chaves de la CAJA, que los empresarios le paguen a la CAJA y que el Gobierno pague su deuda con la seguridad social. Llamamos a los sindicatos de la CAJA a denunciar todas las gollerías de las autoridades, la estrecha relación de la Junta Directiva con cuerpos empresariales y el gobierno. El camino para resolver las filas, disminuir la burocracia y, en general mejorar todo el servicio de salud, pasa por que las y los trabajadores de la institución decidan el camino de la institución.

¡Salarios por arriba de la inflación! No hay forma de transformar la realidad si la clase trabajadora no se mueve por sus intereses. Salario por encima de la canasta básica es una medida mínima elemental para asegurar la vida de las millones de personas en Costa Rica que mueven la economía, millones de hombres y mujeres que ponen el país en movimiento.

¡No al FMI! El FMI es una institución cuyo objetivo es mantenernos pagando deudas infinitas inmorales, con dinero que se podría usar para elevar el nivel de vida de las amplias mayorías. Es necesario plantear el desconocimiento soberano de toda la deuda externa, para romper con las cadenas que nos pone el capitalismo internacional e ir hacia una Costa Rica realmente libre, justa y solidaria.

¡No más violencia policial! Desde el mismo presidente Chaves, cabeza de todo el aparato policial represor, vemos cómo en los últimos tiempos el gran aumento de la violencia no es de ninguna manera combatido pasando plata de la educación a la “seguridad”. Además, el crimen de cuello blanco, el narcotráfico y la corrupción se mantienen rampantes. Como si fuera poco una ola de denuncias contra la violencia policial ha recorrido el país. Es necesario desfinanciar la policía, que la seguridad recaiga sobre trabajadores y trabajadores en los centros de trabajo y en los barrios.

¡Por los derechos de las mujeres! No existe ninguna sociedad democrática si las mujeres no tienen igualdad ante los hombres no solo frente a la ley sino frente a la vida. Para una sociedad democrática es necesario que las mujeres tengan derecho a decidir su maternidad con métodos médicos modernos y seguros, con igualdad salarial, sin violencia patriarcal.

¡Tierra ya para la Alianza Campesina! Los campesinos y campesinas de la zona norte del país han realizado una serie de tomas de tierra abandonadas. Es necesario que la tierra sea entregada ya a los campesinos.

¡Por una izquierda independiente del imperialismo y de los empresarios nacionales! El desbarranque en curso de la fracción legislativa del Frente Amplio, signada por su votación pro-sionista respecto de la ocupación de Palestina, así como su disposición a votar a favor del presupuesto del Gobierno, apuntan claramente en el sentido de que la clase trabajadora necesita representaciones más valientes, decididas y dignas. Es muy importante construir una izquierda antiimperialista, que no vote con el sionismo ni lance las pensiones de docentes a la bolsa, que sea una oposición real, efectiva a Chaves, que no sea discursiva y testimonialmente un reformismo sin reformas. Es necesario una izquierda que se plantee cada lucha como una oportunidad para luchar contra toda la opresión y la explotación en que se basa el capitalismo.

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