Luego de que el pasado 26 de octubre el huracán Otis, de categoría 5, golpeara el puerto de Acapulco, miles de guerrerenses y turistas se vieron afectados. La ciudad tuvo cortes en el suministro de energía eléctrica, así como decenas de vialidades obstruidas por los escombros que dejó el paso de la lluvia, los vientos y los deslaves.

Decenas de edificios fueron afectados y dejados prácticamente en esqueleto, con las ventanas voladas por la fuerza del viento, árboles arrancados y zonas inundadas. Miles de turistas quedaron varados y se están haciendo esfuerzos para garantizar su retorno a la capital del país.

Con esto en mente, el gobierno dio a conocer hoy el plan para reconstruir Acapulco. La gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, acompañó la conferencia de prensa matutina y reveló que la cifra de personas fallecidas se mantiene en 46, mientras que los desaparecidos ascienden a 58. Otras 394 han sido localizadas y puestas en contacto con sus familiares.

Con los cortes de energía, López Obrador anunció que se suspenderá el cobro de algunos impuestos como el IVA, IRS y el cobro de electricidad. Asimismo, declaró que se ampliarán programas de Bienestar, becas y empleo juvenil. De igual forma, anunció que se llevarán a cabo reparticiones de despensas y créditos.

Por su parte, el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, planteó que el gobierno calcula una inversión de 61,313 millones de pesos para la reconstrucción del puerto, misma que se espera concluya en dos años. Asimismo, López Obrador declaró que el restablecimiento de la electricidad ya se encuentra casi al 100%.

El puerto de Acapulco ha sido durante décadas la joya del turismo mexicano en el Pacífico. La devastación que deja Otis ha dejado claro que detrás de los altos hoteles y sus vistas espectaculares para observar el ocaso se esconden los barrios de los trabajadores, varios de los cuales —como han denunciado varios internautas en redes sociales— no les otorgaron el día luego de que Otis aumentara su rango de peligrosidad.

Por otro lado, la ayuda desde el interior de la república ha sido monopolizada por las fuerzas armadas (Ejército y Guardia Nacional). Esto nos recuerda al sismo de 2017, donde el gobierno de Peña Nieto y los gobiernos estatales tomaban la ayuda de la capital y enviaban las despensas a las bodegas ya sea para ser reclasificadas como ayuda del gobierno (y no de la población civil) o para ser repartidas ante la proximidad de las campañas electorales. Si bien esto no sucede exactamente como en 2017, son varios quienes denuncia que no saben a dónde se llevan sus víveres.

La reconstrucción de Acapulco puede ser relativamente rápida, pero los principales beneficiados serán los capitalistas dueños de las cadenas hoteleras de la costa y no los trabajadores que habitan literalmente a la sombra de esos complejos que les garantizan a unos pocos llenarse los bolsillos con millones de dólares.