La caravana es acompañada por la organización Pueblo Sin Fronteras, cuyo vocero, Irineo Mujica, explicó que antes de salir de Tapachula enviaron un documento al titular del Instituto Nacional de Migración (INM), Francisco Garduño, para solicitar permisos de tránsito, pero no hubo respuesta, por lo que decidieron iniciar el viaje.
Uno de los principales motivos que llevó a las y los migrantes a emprender la travesía es que los trámites de regularización ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados y el INM pueden tardar de seis meses a un año. Según Irineo Mujica, en Tapachula siguen esperando trámites de regularización unas 100 mil personas.
El mismo lunes, luego de recorrer a pie unos 15 kilómetros, se detuvieron en la comunidad de Álvaro Obregón. El martes hicieron una segunda escala en Huehuetán, en la costa de Chiapas. Este miércoles arribaron al municipio de Huixtla, luego de tres días y 45 km de recorrido.
Aunque se tenía previsto que mañana se dirigirían al municipio de Villa Comaltitlán, es posible que se queden de forma indefinida en Huixtla, en espera de ser atendidos por el INM.
La caravana avanza a paso lento para evitar el desgaste y debido a la tormenta tropical “Pilar”, que está afectando a la región, pero también con la esperanza de que se atienda su situación, para lo cual hicieron un llamado a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, pidiéndole que inste al INM al diálogo.
Las personas que conforman la caravana son de nacionalidad hondureña, salvadoreña, guatemalteca, nicaragüense, venezolana, haitiana y cubana, principalmente. Aunque varios medios hablan de unos 5 mil migrantes, Irineo Mujica señaló que la caravana había crecido a más de 8mil.
Hasta ahora no ha habido intentos de detener el tránsito de las y los migrantes, pero vienen custodiados por policías estatales y por la Guardia Nacional, que previamente se ha encargado de impedir el paso, perseguir, reprimir y detener a integrantes de otras caravanas, lo que muestra que no se puede depositar ninguna confianza en este cuerpo armado. Esto, sin hablar de los riesgos que representan para las y los migrantes, al atravesar el territorio mexicano, tanto el crimen organizado como los agentes del INM.
Migración bajo la 4T
Previo a la conformación de esta nueva caravana, el domingo 22 de octubre se realizó en Palenque, Chiapas, el "Encuentro por una vecindad fraterna y con bienestar", convocado por el presidente López Obrador, al que asistieron representantes de once países de Centro, Sudamérica y el Caribe, cuyo tema central fue crisis migratoria en la región.
Los asistentes al Encuentro suscribieron una declaración conjunta que constituye un "plan multilateral para atender la crisis migratoria de manera coordinada", integrando ejes como autosuficiencia alimentaria, protección del medio ambiente, seguridad energética, comercio, inversión y combate al crimen organizado.
Los acuerdos incluyen hacer llamados y propuestas a Estados Unidos, tales como ofrecer mayores opciones legales migratorias, un diálogo con Cuba o levantar medidas coercitivas unilaterales en la región.
De esta manera se crean expectativas en que la cuestión migratoria puede resolverse apelando a la buena voluntad del imperialismo estadounidense, cuando el gobierno de Joe Biden ha dado continuidad a distintos aspectos de la dura política migratoria de su antecesor, Donald Trump, por ejemplo restringiendo más las posibilidades de otorgar asilo, o mediante la próxima construcción de un nuevo tramo -32 km- de muro fronterizo al sur de Texas.
Apenas en septiembre, la patrulla fronteriza de Estados Unidos detuvo a más de 200 mil migrantes que cruzaban la frontera desde México, lo que constituye la cifra más alta de este año.
Por otra parte, aunque con iniciativas como el Encuentro de Palenque el gobierno de López Obrador busca posicionarse como referente regional ante la cuestión migratoria, al mismo tiempo se mantiene subordinado a los deseos de Washington en esta materia, como lo muestra el acuerdo para actuar como “tercer país seguro” para quienes solicitan asilo en Estados Unidos, o la utilización de la Guardia Nacional como muro humano –extensión de la border patrol- para detener los flujos migratorios.
La resolución de la cuestión migratoria no pasa por acuerdos entre gobiernos que, de una u otra forma, se subordinan a los intereses de Estados Unidos, ni mucho menos por la buena voluntad del imperialismo, sino que requiere de la unidad y la movilización internacionalista de los trabajadores y los sectores oprimidos, luchando en primer lugar por libre tránsito y plenos derechos para las y los migrantes. |