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La Izquierda Diario
3 de noviembre de 2023 Twitter Faceboock

Entrevista
Eduardo Castilla: “Hay una pelea política-ideológica sobre los 70 que los jóvenes deben conocer”
Alicia Rojo | @alicia_rojo25

Nació en Córdoba en 1976. Veinte años después se sumó a las filas del PTS. Es periodista y desde 2015 reside en la Ciudad de Buenos Aires, donde es editor general y cronista de La Izquierda Diario. Es autor de La Córdoba Revolucionaria 1969-1976. Tosco, Salamanca y Sitrac-Sitram. Debate de estrategias (Ediciones IPS), de reciente publicación. En esta conversación afirma que “para la clase dominante, el debate sobre los 70 remite a la pregunta ¿qué hacer si las masas se rebelan?”

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Conversamos con Eduardo Castilla, editor general de La Izquierda Diario a propósito de la reciente aparición de su libro La Córdoba Revolucionaria 1969-1976. Tosco, Salamanca y Sitrac-Sitram. Debate de estrategias, de Ediciones IPS. Castilla reflexiona aquí sobre la relevancia de recuperar para el imaginario actual, en especial para amplios sectores de la juventud, el enorme ascenso revolucionario de los años 70, abierto por el Cordobazo, así como las políticas desplegadas para contenerlo y el accionar contrarrevolucionario de la dictadura militar. La magnitud del ascenso y la brutalidad de la represión actualiza un “problema nodal” para la clase dominante que “remite a la pregunta ¿qué hacer si las masas se rebelan?”, como plantea Castilla.

La reflexión que propone el libro apunta a pensar las lecciones de aquel ascenso que dio lugar al desarrollo de profundas tendencias antiburocráticas y combativas, con el imprescindible debate con las direcciones políticas y sindicales. Aquí asume un lugar clave el recorrido por la trayectoria y el debate con el mítico dirigente cordobés, Agustín Tosco, de cuya muerte se cumplen 48 años este 5 de noviembre, en una clandestinidad a la que lo condenó la represión desatada por el gobierno peronista sobre los sectores combativos del sindicalismo cordobés. Así, el libro analiza la trayectoria de las tres corrientes más destacadas del período: junto con el sindicalismo de liberación -que encabezó Tosco-, el destacado rol el clasismo de Fiat -SITRAC-SITRAM- y lo que fue llamado el neoclasismo, que encabezó en el Smata René Salamanca, militante y dirigente del PCR.

LID: Desde la restauración del orden constitucional y atravesando diversos contextos políticos, los discursos sobre el golpe de Estado de 1976 fueron adoptando distintos significados/contenidos. En ese campo, ¿cómo evalúas los discursos reivindicatorios o negacionistas del presente?

Eduardo Castilla [EC]: Creo que condensan múltiples cuestiones irresueltas de la historia reciente. Por un lado, hace a la enorme dimensión que siguen teniendo los años 70 en el debate político-ideológico nacional. Ese período constituyó el último gran proceso de movilización revolucionaria de masas que vivió el país. La dictadura genocida vino a clausurarlo, mediante la violencia más atroz.

Aunque en el imaginario de las mayorías eso no esté presente, para la clase dominante se trata de un problema nodal. Remite a la pregunta ¿qué hacer si las masas se rebelan? Hace a pensar una amenaza latente para el poder que, en cierta medida, se actualizó con la rebelión popular de diciembre del 2001. Al mismo tiempo, eso tiene como marco la crisis estructural de esta democracia capitalista que, en estas cuatro décadas, generó un enorme conjunto de frustraciones para las grandes mayorías trabajadoras.

Esquematizando -y por lo tanto simplificando un poco- se puede decir que el negacionismo actual se alimenta de esas cuestiones. Al mismo tiempo, se nutre de la profunda crisis social y económica que atraviesa el país, producto del duro ajuste implementado por el peronismo bajo las órdenes del FMI. Los discursos que ahora defienden públicamente Milei y Villarruel encuentran eco en sectores de masas por esa conjunción de factores.

Sin embargo, conviene no exagerar su alcance. Un sector amplio de la población sigue repudiando el accionar de la dictadura genocida, así como sus consecuencias en el plano económico y social para el país. Allí resulta claro que la durísima represión militar estuvo al servicio de un plan económico neoliberal que formateó regresivamente al país, empujando a un creciente endeudamiento externo; atacando los derechos laborales y sindicales; y empobreciendo a las mayorías populares en función de favorecer al gran empresariado nacional y extranjero. Esas transformaciones regresivas se acentuaron en las décadas siguientes, con el menemismo como período emblemático.

Sin embargo, el paso del tiempo no es inocuo. Hoy está planteada una pelea política-ideológica por la conciencia de esos millones de jóvenes que desconocen lo que fueron los años 70. Que desconocen tanto el enorme ascenso revolucionario que abrió el Cordobazo como el accionar contrarrevolucionario que implicó la dictadura genocida.

LID: ¿Cuál fue el disparador inicial de la investigación que tratas en el libro?

EC: Yo inicié mi militancia política a mediados de los años 90. En ese momento aún tenía bastante peso la tradición de aquella Córdoba combativa que había tenido como protagonistas a figuras como Agustín Tosco y René Salamanca. En esos años, además, tuve la suerte de conocer personalmente a varios de los dirigentes de lo que había sido la experiencia clasista en Fiat, con los sindicatos Sitrac (Sindicato de Trabajadores de Concord) y Sitram (Sindicato de Trabajadores de Materfer). Conocí a Gregorio Flores, al Petiso José Páez, al Gringo Domingo Bizzi y al Coco Luna, entre otros. También conocí a Susana Fiorito, que había cumplido un papel muy importante en el Sitrac, como responsable de prensa. Todos ellos contaban una experiencia de lucha enorme. Una experiencia que para nosotros, entonces jóvenes militantes revolucionarios, tenía un valor muy grande, porque nos motivaba a seguir peleando.

Durante muchos años tuve el interés en profundizar en el estudio de ese período. En tratar de entender más de conjunto como se habían dado aquellos procesos de lucha de clases. En entender, también, las razones de sus derrotas. Pero recién hace pocos años, después de una demora un poco innecesaria, me decidí a encarar el proyecto de escribir el libro que acabamos de publicar con el título de La Córdoba revolucionaria.

LID: ¿Qué punto de vista o nuevos conocimientos aporta este libro a los estudios sobre los años 70?

EC: El libro hace un recorrido del período abierto por el Cordobazo, intentando concentrar el enfoque en dos cuestiones. Por un lado, en los aspectos más revolucionarios que dejó el levantamiento de masas en mayo de 1969, expresados en la conciencia combativa de sectores de la clase trabajadora y del movimiento estudiantil. A lo largo de La Córdoba revolucionaria intentamos graficar las enormes tendencias antiburocráticas y combativas que se expresaron, por ejemplo, entre los trabajadores metalmecánicos, que tuvieron un protagonismo indiscutido en el período.

Al mismo tiempo, el libro se concentra en analizar la trayectoria de las tres corrientes más destacadas del período: el sindicalismo de liberación -que encabezó Agustín Tosco-, el clasismo de Fiat y lo que fue llamado el neoclasismo, que encabezó en el Smata René Salamanca, militante y dirigente del PCR. En el recorrido de estas trayectorias hemos ensayado una mirada crítica sobre las estrategias político-sindicales desplegadas por las corrientes que condujeron esos gremios.
Nuestro objetivo global es intentar construir una mirada que comprenda ambos aspectos. Que permita recuperar la historia de la radicalización obrera y juvenil balanceando, al mismo tiempo, la actuación de esas corrientes político-sindicales. Este análisis lo extendemos a todo el período, incluyendo tanto los años de la dictadura de la llamada Revolución Argentina, como el convulsivo período abierto tras el retorno del peronismo al poder, en 1973.

Ese período constituyó el último gran proceso de movilización revolucionaria de masas que vivió el país. La dictadura genocida vino a clausurarlo, mediante la violencia más atroz.

Acerca del entrevistado

Eduardo Castilla nació en Córdoba en 1976. Veinte años después se sumó a las filas del PTS. Es periodista y desde 2015 reside en la Ciudad de Buenos Aires, donde es editor general y cronista de La Izquierda Diario. Es autor de La Córdoba Revolucionaria 1969-1976. Tosco, Salamanca y Sitrac-Sitram. Debate de estrategias (Ediciones IPS), de reciente publicación.

 
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