El 5 de noviembre, el programa satírico israelí Eretz Nehederet, que es también uno de los más vistos del panorama audiovisual israelí, emitió en horario de máxima audiencia un sketch protagonizado por estudiantes LGBT de Columbia Untisemity, retratados como jóvenes descerebrados con piercings y pelo de colores, "demasiado fans de Hamás, que está de moda en estos momentos", licenciados en "astrología queer decolonial", incapaces de entender que los combatientes de Hamás quieran matarlos.
Uno no puede dejar de sorprenderse por la similitud entre este retrato de los jóvenes LGBT que no apoyan el sionismo y la forma en que los jóvenes LGBT en general son retratados por la extrema derecha en Occidente: como jóvenes excéntricos y estúpidos cuyas cabezas están llenas de ideas absurdas como resultado de su tiempo pasado en universidades plagadas de izquierdistas.
A esto se añaden los elementos de la retórica sionista que justifican los ataques contra la Franja de Gaza: los combatientes de Hamás se esconden en túneles bajo los hospitales, utilizando a civiles como escudos humanos, obligando así a Israel a matar a diez civiles por un combatiente de Hamás, a los palestinos no les falta de nada y, llenos de rabia guerrera, sólo quieren armas, todo ello bajo la mirada benévola de izquierdistas maricones cegados por el fariseísmo académico. El sketch está tan estrechamente alineado con la propaganda del régimen israelí que fue republicado al día siguiente por la cuenta oficial de twitter del Estado de Israel.
Esta actitud de doble filo de la propaganda sionista hacia las personas LGBT, por un lado organizando el Orgullo de Tel Aviv, invirtiendo en campañas internacionales para presentar a Israel como un enclave favorable a las personas LGBT en medio de un Oriente Medio homófobo, y por otro utilizando clichés reaccionarios sobre jóvenes LGBT politizados, demuestra el carácter instrumental de la fachada de apoyo del Estado de Israel a las personas LGBT.
En realidad, el matrimonio entre personas del mismo sexo ni siquiera está reconocido en Israel, mientras que los actos de violencia LGTBfóbica son frecuentes y alentados por los partidos reaccionarios del régimen, uno de cuyos diputados llegó a proponer la prohibición del Orgullo de Jerusalén el año pasado.
El proyecto sionista, militarista y religioso, no tiene nada progresista que ofrecer a las personas LGBT, aparte de intentar justificar su política colonial. El apoyo mostrado a la causa palestina por miles de jóvenes, a menudo LGBT o racializados, en Estados Unidos y Francia está desafiando la propaganda de Israel y de los Estados imperialistas que lo apoyan. En un momento en que el apoyo a Israel resulta cada vez más costoso políticamente para los gobiernos imperialistas, obligando al régimen francés a dar marcha atrás parcialmente en las prohibiciones de las manifestaciones propalestinas, es importante seguir desenmascarando la retórica del Estado de Israel para continuar masificando el movimiento.
Nota publicada originalmente en Révolution Permanente, traducción Jorge Remacha. |