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La Izquierda Diario
29 de septiembre de 2015 Twitter Faceboock

Aniversario
No me llames leyenda, llámame Miles Davis
Ariel Allen

Ayer se cumplieron 24 años del fallecimiento de uno de los grandes trompetistas del Jazz en Septiembre de 1991, Miles Dewey Davis II. Innovadoras, resisten sus interpretaciones con inigualable frescura e influencia

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El jazz tiene sus propias reglas de juego, y sin encontrarse por encima de otros estilos, quizás pueda pensarse como la ‘música clásica’ de nuestro tiempo; aquello que entre otras cosas cambia de forma tal que siguiendo el ritmo con el pie a veces te deja en orsai’. La interpretación en el Jazz trae consigo una cuota importante de posibilidades, la reinvención es una de ellas. La ramificación de estilos que esto implica trae consigo una gama amplia de cruces entre tradiciones político-culturales, sucesos históricos y luchas sociales.

En la década del ’40 Charlie Parker y Dizzy Gillespie revolucionaron el Jazz dando nacimiento al Bebop, un estilo que “rompía” con las ya clásicas Big Band de swing, con gran cantidad de músicos y secciones instrumentales.

Dentro de estos cambios en el Jazz, Miles Davis fue un elemento decisivo junto con Ornette Coleman y Charles Mingus en dar nuevos pasos en la forma de interpretar esta música. La década de finales del ’50 y ’60 encontrarían a estos “fundamentales de la música” grabando discos tan innovadores como resistidos por un sector de la vieja guardia del jazz.

Uno de los discos más emblemáticos y más conocidos también por fuera del ambiente del Jazz, Kind of blue, de Miles Davis, grabado en 1959, en el cual los músicos que acompañaban a Davis no contaban con las coordenadas exactas de que grabarían, más que una concepción de la interpretación ligada a un modo diferente de “estructurar” las piezas. Vale nombrar otros dos discos fundamentales del Jazz en este sentido, The shape of the jazz to come (1959) de Ornette Coleman y Mingus Ah Um (1959) de Charles Mingus. Otra gran obra de Davis, de igual valor y belleza es Milestones del año 1958.

En ese año Davis se hallaba en un extraordinario momento creativo. Decide dar por finalizada su relación musical con Gil Evans luego de largos años de colaboración para embarcarse en un proyecto nuevo, donde partir de conglomerados de acordes como punto desde donde saltar a melodías libres, experiencia aprendida en los períodos en que residió en Francia.

Hacia una percepción nueva de su propio estilo se dirigía Davis junto a una serie de artistas del Jazz que no solo acompañaron, sino que le imprimieron su genio y particularidad a las próximas grabaciones que realizaría el sexteto. El gran John Coltrane y Julian “Cannonball” Adderley serían los saxofonistas, el pianista Red Garland, reemplazado posteriormente por el genial Bill Evans, y finalmente por Wynton Kelly; Paul Chambers en el contrabajo y en batería Philly Joe Jones, reemplazado por Jimmy Cobb.

Una de las piedras angulares de este nuevo proyecto de Davis tiene indicios en 1953, cuando George Russell, compositor y músico, editara un libro de teoría musical llamado ‘Concepto lidio-cromático de organización tonal’, donde exponía una serie de ideas novedosas tanto en el modo de interpretar la música como de su composición.
El abanico de posibilidades que abrió fueron tales que no solo el disco Kind of Blues (al igual que gran parte de su obra) traspaso generación tras generación, influenciando a músicos de otros estilos como el Blues o el Rock, y liberando en cierta forma al sonido de una forma de ser interpretado, en lo que respecta al Jazz llegando a estilos como el free jazz, del cual Davis también es uno de sus primeros mentores.

Luego de grabar Kind of Blues, Davis se presentó en un club llamado Birdland (en honor a como lo apodaban a Charlie Parker, “Bird”), cuando al salir a fumar un cigarrillo a la vereda en el descanso del show, un policía le ordeno que circulara. A lo cual Davis se negó explicando que estaba trabajando y que salía a tomar un descanso del club. La situación termino con el policía golpeando a Davis con una cachiporra, y siendo arrastrado a la comisaria donde pasaría la noche hasta el pago de la fianza.

En los Estados Unidos de pos guerra donde los negros eran “ciudadanos de segunda”, cuando no de tercera, el odio racial y abuso al que estaban (y están) sometidos los negros en los Estados Unidos lo llevo a abandonar Nueva York e instalarse unas temporadas en Paris, donde paso de ser un desconocido a formar parte de un grupo de músicos que expandirían los contornos dentro de los cuales la música era interpretada.

Davis provenía de una familia de clase media de East St. Louis, su madre era profesora de música y su padre dentista. Su carrera comenzó tocando en bares a las afueras de la ciudad. Eran años de esplendor para el Bebop. Corriendo el año 1944 junto a Charlie Parker y en reemplazo de Dizzy Gillespie, en la banda de Billy Eckstine, curtió de primera mano las variaciones rítmicas y veloces que caracterizaban al Bebop. De allí en más Miles Davis dejaría un largo rastro tras de sí, hoy nos puede llegar desprevenidos viajando en el subte o por la calle, donde por las ventanas se oigan a alguien practicando sus varias rítmicas características o melodías más introspectivas y profundas.

Mucho se podría decir de su trompeta y de su vida, más quizás no valga la pena que oír su interpretación.

 
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