Se cumplen 36 años de la Primera Intifada, el levantamiento popular palestino contra la opresión y la ocupación de Israel, conocido como la famosa "Guerra de las piedras”, batallas callejeras entre palestinos y miembros de las Fuerzas de Defensa de Israel, en la que los palestinos atacaron con piedras y otros objetos al ejército de Israel.
Se señala el 9 de diciembre de 1987 como el inicio de la Primera Intifada (la palabra "intifada” proviene del árabe y significa literalmente “sacudida” y designa un alzamiento popular) que tuvo lugar en Gaza, Jordania del oeste y el este de Jerusalén.
Este fue el mayor levantamiento masivo del pueblo palestino, protagonizado por una nueva generación de jóvenes y mujeres, que logró reinstalar su causa en la agenda internacional y despertó una oleada de simpatía popular en todo el mundo.
El pueblo bajo ocupación salió a las calles masivamente para enfrentar a uno de los ejércitos más poderosos del mundo. La imagen icónica de los niños lanzando piedras a los tanques se convirtió en todo un símbolo del levantamiento palestino.
Las mujeres tuvieron un papel central organizando el auxilio, que rompían los toques de queda, cierres de calles, registros y detenciones israelíes, para llevar alimentos y medicinas a los barrios bajo asedio y protestar por los miles de presos.
La resistencia se organizaba en las ciudades, pueblos, aldeas y campos de refugiados a través de comités populares que garantizaban la subsistencia de la población, así como las tareas educativas y de salud durante los bloqueos y toques de queda.
Esta revuelta tomó diversas formas de desobediencia civil, con manifestaciones masivas, huelgas generales, el rechazo a pagar impuestos, boicot de productos israelíes, graffitis y “escuelas de libertad” clandestinas.
Hacia finales de 1988, se contabilizaban unas 23.092 manifestaciones en todos los territorios palestinos ocupados.
Esta Intifada se extendió por varios años hasta la firma de los llamados Acuerdos de Oslo (1993) entre Israel, con Isaac Rabin, bajo el auspicio del presidente estadounidense Bill Clinton y Arafat, representando a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) como un intento de respuesta, por parte del imperialismo norteamericano y el Estado de Israel a la profundidad del movimiento que había generado la primera Intifada, con la promesa de los “dos Estados”: un Estado palestino (en una parte minoritaria de sus territorios históricos) conviviendo pacíficamente, lado a lado, con el Estado colonialista de Israel que pronto sería nuevamente enfrentado.