Este domingo casi 13 millones de chilenas y chilenos asistieron a las urnas para pronunciarse A Favor o En Contra de un nuevo texto constitucional llamado a reemplazar la vieja Constitución que data de la época del dictador Augusto Pinochet.
A las 20:30 horas el Presidente del Consejo Directivo del Servicio Electoral de Chile (Servel), Andrés Tagle, entregó el boletín de resultados preliminares del Plebiscito Constitucional informando que sobre un universo total de 39.176 mesas de sufragios escrutadas (98.61% de las mesas totales), los resultados preliminares son: 55,75% (6.810.716 votos) En Contra, y 44,25% (5.405.055 votos) A Favor.
Asimismo, Tagle informó que 474.833 personas anularon su voto y otras 167.861 votaron en blanco, que sumados a los votos válidos arrojan un total de 12.858.465.
¿Qué estaba en juego?
Ahora, los partidos políticos del régimen quieren cerrar el proceso constitucional mediante la "construcción de acuerdos" tras dos proyectos fallidos desde los Acuerdos por la Paz y por Chile con el que las fuerzas políticas con representación parlamentaria desviaron el proceso de rebelión popular que estalló en octubre de 2019.
El primero de los proyectos, impulsado por el gobierno de Gabriel Boric y partidos afines, que introducía algunos derechos democráticos manteniendo lo escencial de la Constitución pinochetista, había fracasado en el plebiscito realizado el año pasado con más del 62% de los votos en contra.
Este segundo proyecto, mucho más reaccionario, incluso peor en varios aspectos a la Constitución vigente, fue elaborado por los partidos de derecha y ultraderecha, encabezados por la figura de Katz. Al punto que muchos llamaron irónicamente al proyecto como una “Kastitución”. El texto que acaba de ser rechazado en el plebiscito, limitaba el derecho efectivo a huelga y consagraba las AFP (jubilaciones privadas), ISAPRES (seguros privados de salud) y la educación privada, todo en desmedro de que el Estado garantice estos servicios básicos escenciales para la población trabajadora.
Ante la derrota de este domingo, el presidente de la UDI, uno de los principales partidos de la derecha chilena, manifestó ante la prensa que el resultado ratificaba la Constitución del 80’. Y esta idea no ha salido solo de la derecha. La propia Ex Concertación ha buscado regalarle credenciales democráticas a la Constitución de la dictadura, plantando que en realidad es la Constitución del ex presidente Ricardo Lagos (2000-2006).
Sin embargo, la realidad no puede estar más lejos de esto. El descontento por la desigualdad y la desafección con la política tradicional que llevaron a la rebelión de 2019 son elementos que siguen presentes. En el plebiscito sobre si mantener o cambiar la constitución pinochetista, la opción del cambio se impuso por casi el 80% de los votos. La crisis del régimen político está lejos de resolverse.
Si bien la votación de este domingo no significa necesariamente una crítica por izquierda, lo que está claro es que continúa la impugnación al régimen y que en ningún caso la votación expresa una defensa o una "ratificación" de la actual Constitución. Desconformidad, hastío y un odio hacia la casta política actual son algunas de las percepciones que se expresan dentro del "En Contra".
En este contexto, Dauno Tótoro, dirigente del Partido de los Trabajadores Revolucionario en Chile, dijo a La Izquierda Diario el día previo al plebiscito que “Nuestra pelea es volver a poner esas demandas del levantamiento del 2019 en el centro, no para pelear por un nuevo tercer proceso antidemocrático y pactado por arriba, como fueron los dos anteriores, con todas sus diferencias, sino para pelear en la perspectiva de una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, que tire abajo el régimen heredado de la dictadura de Pinochet y permita discutir todo y decidir qué hacer con los recursos estratégicos, con la educación, con la salud, con las jubilaciones, en la perspectiva de un gobierno de las y los trabajadores basado en sus propios organismos de lucha, que se proponga poner fin al capitalismo y el poder de los grandes grupos económicos y transnacionales en Chile”. |