Según Conaf en el periodo actual de 2023-2024 se habría quemado ya una superficie de 12.932,55 hectáreas a nivel nacional y 2.588,93 hectáreas solo en la Región Metropolitana. Una situación que afecta gravemente a la población y al medio ambiente, que debe ser revertida.

Los efectos del aumento en la concentración de toxinas y CO2 en el aire puede generar problemas respiratorios a largo plazo, y puede generar tos persistente, dificultad para respirar, silbidos al respirar, ronquera, conjuntivitis, compromiso del estado de conciencia, mareo, vómitos o debilidad. Es importante tomar medidas frente al impacto del humo en la población de la ciudad, como cerrar ventanas y accesos de aire en sectores donde llega el humo directo, usar mascarilla o paños húmedos para cubrir las vías respiratorias, evitar generar fuentes de combustión prendiendo parrillas, estufas, inciensos o velas e incluso fumar y se debe evitar la actividad física.

Pero los incendios forestales no son solo un problema práctico, sino también uno político y económico, que deben ser abordados integralmente para poder reducir su aparición. Es importante destacar el rol de la industria forestal en la generación de incendios por su impacto en el agua disponible en el suelo y los cambios en la biomasa en las zonas periféricas, así como también la política de aguas y de estructuración de las ciudades y caminos en la aparición de estos incendios. El cableado eléctrico, la colocación o recolocación de zonas de desecho o la quema de rastrojos son todos ejes importantes en el análisis de áreas de riesgo de incendio y, por ende, en la prevención de estos.

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En la nota adjunta revisamos los impactos de la industria forestal en la aparición de incendios forestales, basándose en estudios que lo comprueban. Solidarizamos con todos, todas y todes quienes puedan verse afectados por los incendios forestales y llamamos a tomar los resguardos necesarios indicados por Conaf y Seremi.