En el Barrio 17 de marzo, en La Matanza, hay una placa que dice "Los pibes de Cromañón presentes". Desde hace más de una década, hermanos, padres, hijos y nietos de víctimas de Cromañón, pelean por ese espacio en su memoria. Este mediodía de viernes 29 de diciembre, a pocas horas de un nuevo aniversario del incendio que nos cambió la vida a miles, descubrieron una placa. Pedro Antonio López, Derlys Espínola Monjes, Hugo Alejandro Zamudio, Alicia González Fretes, son algunos de los nombres que leerán de ahora en más, quienes vayan por la plaza.
"Hoy recordaba, cuando venía para acá, que mañana se cumplen 19 años del momentos en que nos juntamos todos, acá en el barrio, y salimos para Cromañon. Y hay pibes que no volvieron. Esto es lo que queda, este homenaje y esta plaza. Es un homenaje a ellos y a todos los pibes" dijo José Zamudio, hermano de víctimas de la masacre y sobreviviente.
El año pasado, la familia de los pibes junto a la concejala Natalia Hernández (PTS-FITU), presentaron un proyecto de ordenanza en el Concejo Deliberante de La Matanza para el nombre de la plaza: "Los pibes de Cromañón presentes".
Hace 19 años, la noche del 30 de diciembre de 2004, en el barrio porteño de Once, el boliche Cromañón desbordaba de pibes y pibas que fueron a escuchar a Callejeros, que se encontraba en un ascenso vertiginoso. Funcionarios corruptos, los responsables del boliche, representantes de las bandas, Aníbal Ibarra, Rafael Levy, Omar Chabán, responsables de manipular la vida de las personas que estaban esa noche disfrutando de su banda preferida. Llevaron a estos chicos a un lugar no apto para recitales, y mucho menos para esa cantidad de personas. El incendio comenzó a las 22:50, los gases tóxicos asfixiaron rápidamente a varias personas y la falta de luz desató la desesperación. Las puertas no alcanzaban para autoevacuarse, un local que parecía un pozo en la gran ciudad que no los dejaba salvarse.
Esa noche dejó una huella imborrable: 194 pibes que se llevó la corrupción del estado y sus funcionarios con el negocio de la música y los boliches, 700 heridos, y una generación a la que se le impuso las consecuencias de la masacre cercenando aún más el acceso a la cultura. La jóvenes de los barrios son las víctimas de tener que ir a los peores lugares para escuchar a su banda favorita.
Los sobrevivientes, familiares y amigos nos recordaron hoy que la impunidad no es imbatible, que no nos podemos resignar. Durante todos estos años, familiares de "los pibes de Cromañón", como los mencionan tantas remeras que aún cruzamos en alguna feria de La Matanza, no dejaron de pelear por justicia. Bajo el sol de Ciudad Evita, el estampado de las dos zapatillas con alas acompañó a la enorme bandera: "Juicio y castigo a los asesinos".
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