25.000 en París, 10.000 en Marsella, 4.000 en Rennes, 4.000 en Toulouse (el día previo), 3.000 en Montpellier y Lille, 2.000 en Caen, pero también cientos de manifestantes en numerosas ciudades de todo el país. Este domingo, 150.000 personas se movilizaron contra la ley de inmigración en 164 manifestaciones y concentraciones según la CGT.
La multitudinaria movilización fue convocada y encabezada por organizaciones obreras y dos centenares de personalidades políticas, culturales y sindicales. El manifiesto firmado por 201 figuras de distintos ámbitos de la vida pública señalaba que la ley de inmigración es "un giro peligroso en la historia de nuestra República".
En las diferentes ciudades de Francia, las movilizaciones reunieron contingentes de activistas locales de la izquierda sindical, política y de distintas asociaciones, en sintonía con el amplio arco que convocó la jornada. En las marchas, gran cantidad de jóvenes y familias acudieron a manifestarse para denunciar una ley de extrema derecha y exigir su retirada. Además de las manifestaciones de las organizaciones, en París una manifestación de personal de la educación contrario a la ley reunió a varios centenares de personas.
A pesar de la presencia de varios centenares de trabajadores indocumentados acompañados por la CGT, la ausencia de colectivos de inmigrantes indocumentados de la región de Isla de Francia, que luchan desde hace un año contra la ley de inmigración y habían optado por no manifestarse este domingo por motivos políticos, se dejó sentir en el ambiente de la manifestación parisina, menos dinámica que la del 14 de enero. En Marsella, sí se expresaron junto al activismo local, lo que permitió contrarrestar esta tendencia, reuniendo a varios miles de personas contra la ley de inmigración y por Palestina en un ambiente combativo.
El Consejo Constitucional tiene previsto emitir el próximo jueves 25 de enero su decisión sobre la constitucionalidad de la ley, que se aprobó en diciembre pasado con los votos a favor de la extrema derecha de la Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen.
La ley, aprobada por las dos cámaras del Parlamento a mediados de diciembre, incluye medidas de inspiración conservadora ya que el Gobierno no tiene mayoría en el legislativo y necesitaba el apoyo de la derecha tradicional.
Entre esas medidas figuran el "endurecimiento de las prestaciones sociales, la recuperación de delitos de estancia irregular o el endurecimiento del reagrupamiento familiar".
Es por esto que además de la multitudinaria marcha de este domingo, los colectivos de inmigrantes indocumentados convocan una jornada de movilización el 25 de enero y los sindicatos de la educación convocan una huelga para esta ocasión. Como señala Irène, activista de la agrupación juvenil Le Poing Leve (puño en alto) y de Revolution Permanente: "Debemos luchar por la regularización de todos los inmigrantes indocumentados, y necesitamos un plan de lucha global. Hay que coordinarnos entre los distintos sectores de los trabajadores, las organizaciones antirracistas y de la juventud, y más en un momento en el que la extrema derecha avanza en todo el mundo".
Desde este punto de vista, el discurso de los organizadores de la manifestación de este domingo, encabezados por dirigentes sindicales, que marcharon detrás de una pancarta "Libertad, igualdad, fraternidad" sigue sin estar en sintonía con la situación. Es como mandar un guiño al Presidente de la República que sería el encargado de "hacer respetar la Constitución" para que no promulgue esta ley en un momento en que desde el gobierno se aumenta el número de anuncios de nuevos ataques.
El desafío sigue siendo construir una respuesta global, incluso a través de huelgas, que permita articular el rechazo de la ley de inmigración y la batalla contra todos los futuros ataques del gobierno. Luego de las movilizaciones de este domingo y la del domingo pasado que muestran una aspiración de distintos sectores a volver a las calles, esta perspectiva es la única capaz de tejer la alianza entre todos los sectores de la juventud y de la clase trabajadora, para oponerse a Macron y la creciente influencia de la extrema derecha. |