Hoy festejamos el cumple del Flaco y por ello también el Día del Músico. Su ausencia física es compensada de alguna manera por la inmensa obra de arte que dejó para que este planeta sea un lugar más feliz. Acá repasamos cinco canciones que no pueden faltar para celebrar el día del músico.
Hoy Luis Alberto Spinetta hubiera cumplido 74 años. Si bien los científicos siguen investigando si el Flaco era o no de este planeta, lo cierto es que se estableció por decreto que todos los 23 de enero de 2024 se celebraría el Día del Músico en su homenaje.
Aunque la música no conoce nada de decretos y esto no es una metáfora, dado que las letras de algunas de sus canciones fueron censuradas por la última dictadura militar en Argentina para no corromper "los valores" morales y cristianos de la juventud. Pero los pibes de la generación Luis fueron testigos y protagonistas en el mundo de grandes cambios a nivel cultural y político: desde ser contemporáneos a los Beatles, Hendrix y los Rolling Stones hasta ser testigos de grandes hechos de la lucha de clases como la revolución cubana (1959), el Mayo Francés (1968) y el Cordobazo (1969). Todo ese cóctel era verdaderamente explosivo para los milicos. La juventud era el blanco de la represión, los pibes usaban barba y pelo largo, de alguna forma copiando el look del Che Guevara. Las pibas empezaban a usar la pastilla anticonceptiva y eso “atentaba” contra la idea de la familia burguesa y cristiana en el mundo occidental para quienes el places y el goce sexual era un pecado. Si a eso le sumamos la experimentación con las drogas y la búsqueda de respuestas en las organizaciones políticas de izquierda y si, encima de todo, le sumamos la creación del rock en español, nada podría ser peor para los milicos y sus secuaces. Sin embargo para la juventud y las generaciones siguientes los rockeros nacidos en ese contexto nos legaron una gran cantidad de canciones, riffs y melodías que hasta hoy suenan y emocionan a cualquiera y de cualquier edad.
Algo que me identificó mucho del Flaco es que no le gustaba la música panfletaria. De ahí que el poeta adornó con acordes -¡Y que acordes!- sus mensajes convertidos en canciones, en himnos del rock, el blues y el folklore.
Sin más preámbulo, repasamos algunas canciones elegidas al azar. Una vez unos amigos me preguntaron qué me gustaba más; si Pescado Rabioso o Invisible. Creo que nunca di una respuesta tan ambigua, confusa y contradictoria como aquella, mientras a mi alrededor se armaba la polémica, se golpeaba la mesa con unos toquecitos para argumentar por qué una banda era "mejor" que la otra. Una discusión completamente inútil, aunque apasionadamente inútil, que los fanáticos del mundo habrán tenido más de una vez. Dicho esto, paso a presentar mi selección de hoy, o de este minuto, porque son tantas y tan bellas las piezas que dejó el Flaco que cada uno puede armar su propio set list de cinco canciones que no pueden faltar el día de hoy.
En primer lugar arrancamos con “Suspensión” de Invisible. Muchas veces imaginé a Ozzy Osbourne cantando sobre esta canción. Es tan oscura que los muchachos de Black Sabbath o Led Zeppelin podrían haberla hecho sin problemas.
La siguiente pieza es del Flaco como solista. La primera vez que escuche “Oh mi amor, dime cuando queme el sol, con mis manos haré brisas para que no…” realmente me di cuenta de era un poeta que tuvo un par de bandas, bandas eternas…
En tercer lugar vamos a escuchar un temaso de Pescado Rabioso ofrecemos el clásico Post Crucifixion en la versión de las Bandas Eternas. Va esta versión porque en una entrevista el Flaco estaba muy contento de tener a las tres violas sonando junto al “Bocon” Frascino y David Lebon, acompañados por Carlos Cutaia en los teclados y Black Amaya en la batería. ¡Alta formación!
En cuarto lugar vamos con Las habladurías del mundo. Si bien en la discografía oficial figura como el tercer álbum de Pescado Rabioso, lo cierto es que la banda ya se había separado y la composición de Artaud corrió por entero a cargo del Flaco. Los cortes, los climas y matices que hay acá… son una verdadera locura.
Y nos despedimos con un clásico de clásicos, Ana no duerme. Con Almendra empezó todo, toda esta utopía incurable y ya no hay mas para decir, solo para escuchar y disfrutar porque “de la vida yo ya estoy re puesto”.