El sector que agrupa los almacenes de Amazon en Francia, Amazon France Logistique, recibió una multa de 32 millones de euros por parte de la Comisión Nacional de Informática y Libertades (CNIL), por utilizar un sistema de vigilancia que seguía de cerca los movimientos de sus trabajadores para "evaluar su desempeño".
El sistema de vigilancia funciona mediante los escáneres con los que los trabajadores gestionan los paquetes que despachan. De esta manera la empresa hace un seguimiento de cada trabajador, su ubicación en los almacenes, la cantidad de paquetes que registra, si se ausenta de su puesto y por cuanto tiempo, entre otras cosas. Toda esa información es utilizada por la empresa para registrar el "desempeño" de cada uno de los trabajadores, utilizando este sistema como un arma de control y coerción sobre ellos.
En el dictamen contra el gigante estadounidense del comercio electrónico publicado la semana pasada, la CNIL considera que "esos sistemas mantienen a los asalariados en una estrecha vigilancia para todas las tareas realizadas con escáneres y ejercen así una presión continua".
Este organismo público de supervisión justifica el monto de la multa, entre otras cosas, por "el número importante" de trabajadores afectados, "varios miles" y por el hecho de que las obligaciones que se les impone con esa supervisión informática contribuye "directamente" a los beneficios de la empresa.
Además, le permite "beneficiarse de una ventaja competitiva respecto a las otras empresas del sector de la venta on line".
Los escáneres utilizados por Amazon (propiedad de Jeff Bezos, la tercera persona más ricas del mundo), alertaban a la empresa si había una inactividad superior a diez minutos o si se manipulaba un bulto o una encomienda "hasta el segundo", como así también si el escaneo de los paquetes era demasiado rápido o lento.
La CNIL también denunció que los empleados no fueron informados de forma clara y completa sobre la vigilancia, y que los datos se conservaban durante 31 días. De todas maneras los trabajadores y trabajadoras intuían que los espiaban ya que tenían que rendir cuentas si se ausentaban de sus puesto o si estaban escaneando paquetes "demasiado lento". El sistema de vigilancia también controlaba el tiempo que tardaban en entrar al almacén y empezar a trabajar.
La Agencia indicó que varios miles de empleados se vieron afectados por los sistemas de vigilancia, que fueron objeto de una investigación iniciada en 2019, tras la publicación de artículos de los medios y las quejas de los trabajadores.
No es la primera vez que la empresa de Bezos está en el centro de una polémica similar. Han sido frecuentes las denuncias sobre los ritmos de trabajo, sobre empleados que son obligados a orinar en botellas de plástico para no frenar la cadena de envíos o que no pueden siquiera ir al baño por falta de tiempo y por controles abusivos.
También los trabajadores y trabajadoras alrededor del mundo han denunciado la política antisindical de la empresa que busca por todos los medios evitar que sus trabajadores se organicen. Esto va desde la infiltración de espías entre los trabajadores, como ocurrió en Polonia en 2019, hasta la contratación de abogados para intimidar a sus empleados de diversas maneras para frustrar los esfuerzos de sindicalización.
Jeff Bezos ha construido su fortuna y el gigante Amazon a costa de una brutal explotación, el avance sobre los derechos laborales de sus trabajadores, y un modelo fraudulento de evasión de impuestos. Sin embargo, no ha podido evitar que uno tras otro las y los trabajadores de los distintos almacenes alrededor del mundo busquen organizarse, peleen por sus derechos o hagan huelgas, incluyendo los días clave para la empresa como el Black Friday entre otros.
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