Desde que Israel comenzó su sangriento asedio a Gaza en octubre, el régimen de Netanyahu ha obligado repetidamente a los residentes de la Franja a evacuar hacia el sur a las llamadas “zonas seguras”. En cada ocasión, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) bombardearon estas zonas hasta que los palestinos se encontraron literalmente en la frontera sur con Egipto, en la ciudad de Rafah. Durante la noche del lunes mientras los estadounidenses presenciaban la Superbowl, las fuerzas israelíes lanzaron ataques contra la ciudad del sur.
Más de 1,5 millones de palestinos se refugian actualmente en Rafah, más de cinco veces la población de antes de la guerra de sólo 270.000. La gente está hacinada en tiendas de campaña y depende de la poca ayuda que llega desde Egipto para evitar la hambruna, y muchos ya han escapado de los bombardeos israelíes varias veces. Ahora, al menos 67 palestinos han muerto por ataques de las FDI contra la ciudad, la supuesta zona segura.
Israel afirmó que el objetivo de la ofensiva era rescatar a dos ancianos rehenes israelíes-argentinos. Pero el Estado sionista está planeando una invasión terrestre más extensa, ya que el Primer Ministro Netanyahu ha dicho que el objetivo de las FDI es “obtener a los batallones terroristas restantes de Hamas en Rafah”.
Pero la importante escalada en Rafah no trata de “derrotar a Hamás”. El sangriento asedio a Gaza, en el que las FDI han matado a más de 28.000 palestinos y desplazado a la mayoría de la población, tiene como objetivo exterminar a los palestinos de su tierra para expandir el colonialismo israelí. Israel está cometiendo genocidio y limpieza étnica, con el respaldo de Estados Unidos y otros países imperialistas.
Sin embargo, mientras Israel continúa su campaña genocida, millones de personas en todo el mundo se solidarizan con Palestina. Miles de estudiantes, periodistas y profesionales se han arriesgado a la censura y la represión para mostrar de qué lado están. En Estados Unidos, sindicatos como el UAW, el AFT y el AFL-CIO (la federación sindical más grande del país) han aprobado resoluciones de alto el fuego en respuesta a las movilizaciones en las calles y a la organización militante de base.
Sin duda, estas organizaciones laborales deben ir más allá. Han respaldado al principal aliado de Israel, Joe Biden, para la presidencia, y todavía mantienen vínculos con el Estado sionista mediante, por ejemplo, la compra de bonos del gobierno israelí. Y a pesar de los llamamientos progresistas a un alto el fuego, los sindicatos enfatizan la necesidad de trabajar hacia una de las políticas clave del régimen de Biden: la ridícula solución de dos Estados .
No podemos depositar nuestra fe en regímenes políticos que han apoyado al sionismo durante décadas y que están brindando apoyo material al genocidio que se desarrolla en Gaza. A pesar de todas las tibias denuncias privadas de Biden contra el régimen de Netanyahu, Estados Unidos y sus aliados dan cobertura diplomática a Israel y continúan reprimiendo y persiguiendo a quienes protestan en solidaridad con Palestina.
Como han demostrado los últimos meses, la fuerza para frenar la masacre está en las calles, uniendo a todos los sectores del movimiento: desde las comunidades árabes, los judíos antisionistas que organizan acciones de desobediencia civil, los trabajadores. que luchan por resoluciones de alto el fuego en sus sindicatos, hasta los jóvenes radicales que luchan en las escuelas y universidades.
Artículo original publicado en Left Voice. | 
