De esos temas habló Diego Sacchi en su columna sobre noticias internacionales del programa de radio El Círculo Rojo, que se emite todos los jueves de 22 a 24 hs por Radio Con Vos.
Desde hace varias semanas, cada vez más países de Europa viven protestas del sector agrícola.
Por qué protestan
Las demandas más visibles tienen que ver con la quita de subsidios, contra normas administrativas y contra supuestas “medidas ecológicas” impuestas desde la Unión Europea.
Obviamente, aunque el movimiento incluye desde grandes propietarios hasta pequeños productores (algo similar a las protestas del Campo en Argentina), es muy diferente la forma en que los afecta.
Miremos lo que pasa en Francia, allí casi el 18 de los campesinos en viven por debajo del nivel de pobreza (casi el doble que el promedio nacional 9,2%) y más de la mitad apenas llegando a obtener el ingreso mínimo francés.
Esto no fue siempre así. Hasta la década de 1990 el sector agrícola francés fue uno de los sectores que experimentó mayores ganancias de productividad. Además la apertura de los mercados internacionales permitió a la agricultura francesa especializarse en la producción más rentable.
Pero esto se terminó en la década de 2000. Según la revista de las cámaras agrícolas de Francia se estima que las ganancias entre 1980 y 2022 representan 25 mil millones de euros, pero 3/4 partes de esta suma pueden explicarse por las ganancias logradas antes de 1995.
La caída de las ganancias hace que el stock de capital fijo se convierta en una carga considerable. Según cifras del INSEE, el consumo de capital fijo en la agricultura francesa aumentó del 31,6% de los ingresos brutos del sector, excluyendo las subvenciones, en 1980 al 53,9% en 2023. En estas condiciones, la presión sobre los beneficios es considerable y creciente.
Al mismo tiempo el sector vivió una gran concentración: entre 1982 y 2023, el número de operadores agrícolas cayó un 75%, situándose en 446.400. Esta disminución fue de la mano con mayores empresas agrícolas, relacionadas con supermercados y la industria alimenticia, dominando grandes porciones de tierra.
Está situación genera una enorme bronca entre los sectores más bajos de los productores que ven cómo los gobiernos y la burocracia de la Unión Europea imponen medidas que los perjudican. Algo que aprovecha la extrema derecha para tratar de transformarse en vocera de las protestas.
En la concentración de la tierra, de los productores de insumos y de la comercialización en manos de un puñado de grandes empresas perjudica a los productores más pequeños y a millones de trabajadores que ven aumentar los precios.
La irrupción de estás protestas vuelve a mostrar la crisis de la economía capitalista, y una respuesta que pueda beneficiar tanto a los pequeños productores viven en condiciones de miseria, como a millones de trabajadores que consumen lo que produce el campo. | 
