De la lista de los fármacos que más subas sufrieron entre diciembre del 2023 y enero de este año se encuentran: el Derrumal 300, uno de los más utilizados para el tratamiento de la artrosis, tuvo un alza de 83%, Daflon 500, un 45% usado para el alivio de síntomas relacionados con la insuficiencia venosa y Dermaglós, Ibupirac 600, Macril y Travatan que aumentaron un 25%. Y Atenolol Gador, Aldactone A, Aspirina Prevent y Trapax incrementaron sus precios un 20%.
Estos nuevos aumentos se suman a los registrados años anteriores (como el 276% en el 2023) haciendo algunos medicamentos, imprescindibles para mantener la calidad de vida de los pacientes, inalcanzables.
Al mismo tiempo la jubilación mínima, que reciben la gran mayoría de jubilados y pensionados, que estaba en $105.713 pasa a $134.446 en marzo, lo que significa un aumento de solo el 27.18%.
Cuando hacen de la salud un negocio
Cómo lo demostró la pandemia, los gobiernos vienen beneficiando a los grandes laboratorios a costa de la salud de las grandes mayorías, transformaron un derecho elemental en un negocio para pocos.
Mientras cientos de miles de personas no pueden acceder a la medicación recetada, los laboratorios siguen especulando y haciendo ganancias millonarias. Solo en el 2023 tuvieron un aumento en la facturación total de la industria farmacéutica del 88,7%.
De los 10 laboratorios que más ganancias tienen al año, 8 son nacionales: Roemmers encabeza la lista con una ganancia al año de US$ 538 millones, sigue Elea Phoenix con US$ 497 millones y continúan: Casasco con US$ 404 millones, Gador con US$ 386 millones, Montpellier con US$ 332 millones, Baliarda con US$ 327 millones, Raffo declara una ganancia anual de US$ 318 millones, y Bagó de US$ 318 millones.
En cuanto a los laboratorios extranjeros, Bayer factura por año US$ 207 millones y Sanofi Aventis US$ 203 millones.
La salud es un derecho
El aumento en los medicamentos se suma al tarifazo en el transporte y las subas permanentes en los productos de primera necesidad son un combo perfecto para incrementar el deterioro de vida de las mayorías populares. Se necesita un aumento de emergencia para ocupados y desocupados, jubilados y pensionados que no sea inferior a la canasta básica.
Además el Estado debe garantizar que todas las personas tengan acceso a la medicación recetada por profesionales durante el tiempo necesario para así mejorar su calidad de vida.
También los hospitales públicos son víctimas de las políticas de ajuste y vaciamiento con problemas de infraestructura, falta de insumos y trabajadores que no dan abasto con la demanda social y cobran también salarios de miseria.
Por todo esto es urgente que las centrales sindicales convoquen a un plan de lucha serio hasta derrotar el DNU y el ajuste de Milei.
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