Saltan las alarmas de la juventud, nuestra independencia económica queda cada día más lejos con alquileres inasumibles que nos obligan a acinarnos en habitaciones con precios por las nubes y la imposibilidad absoluta de poder tener una vivienda propia que se combinan con sueldos muy por debajo de las posibilidades de tener una vida digna.
“Lo que hoy se entiende por penuria de la vivienda es la particular agravación de las malas condiciones de habitación de los obreros a consecuencia de la afluencia repentina de la población hacia las grandes ciudades; es el alza formidable de los alquileres, una mayor aglomeración de inquilinos en cada casa y, para algunos, la imposibilidad total de encontrar albergue” esta frase tan actual no se escribió en un artículo de 2024, ni siquiera antes de 2008 sino hace casi 200 años por Engels y tiene más actualidad que nunca.
Alquileres y sueldos para una habitación impropia
En los últimos 8 años, desde 2017 -cinco de dichos años con un gobierno “progresista”-, los alquileres han llegado a subir un 50% situándose ya en alquileres medios de 1821€ al mes. Este dato se combina con un precio medio del metro cuadrado en las dos grandes ciudades de casi 20€ (18.2€ en el caso de Madrid y 17.8€ en el caso de Barcelona). Esto supone una gran carga a la espalda de la clase trabajadora especialmente de la juventud precaria.
Para este 2024 se estima que los alquileres subirán otro 3%, a pesar de la “gran” medida que fue la ley de vivienda el gobierno “progresista” que acabaría con la precariedad de quienes viven de alquiler (nótese la ironía). Pero la realidad se impone al discurso y es que en el Estado Español la habitación de media cuesta 375€ mientras que en Madrid llega a los 500€ de media, lo cual dista bastante de esas promesas de regular los alquileres que nos pretendía hacer creer el recién renovado gobierno.
De los 7 millones de jóvenes que residen actualmente en España solo un 16% han conseguido independizarse, pero las condiciones de la mayoría de los jóvenes distan bastante de que “independencia” signifique “vida digna”.
Se estima que actualmente para poder cubrir los alquileres y las necesidades básicas y que además puedas cubrir una parte para los ahorros un joven debería tener un sueldo de 2500€. Esta cifra nos parece una mala broma teniendo en cuenta que el sueldo medio para los jóvenes entre los 16 y los 29 años se sitúa en 1009€ por debajo de la mitad de lo necesario y no mejora a partir de esta edad puesto que la media hasta los 35 es de 1376€. Y se estima que el 44.1% de las personas por debajo del índice de pobreza en España son jóvenes de 25 años. El paisaje de la precariedad es desolador.
Estos datos contrastan de manera terrible con el discurso de la vicepresidenta y Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que decía que esta regulación mínima del alquiler y la subida del SMI un 5% iba a acabar con nuestra miseria, pero es evidente que no es así. El IPC actual se sitúa en el 3.4% pero los alquileres este año podrán subir hasta un 3% sino más puesto que este gobierno no parece tener interés en perseguir a grandes tenedores o a fondos buitre que tienen medios de sobra para subir más los alquileres si así lo desean. Esto se suma a que el alquiler desde el último año, cuando ya entró en vigor la ley, aumentó un 9%.
Si la media del alquiler según algunos indicadores que está en los 994 y los gastos necesarios (sin contar vestir, comer y el ocio) añaden 140€ los gastos mínimos de subsistencia se posicionaron en los 1084€, los jóvenes de 29 tendrían que tener jornadas de 60h para poder subsanar los gastos mientras que los jóvenes hasta 35 años podrían subsistir con lo mínimo con sus sueldos de 1376€, que les daría para hacer dos compras básicas al mes a parte de sufragar los gastos básicos.
La compra de pisos queda tan lejos a la juventud trabajadora que para acceder a ella se tendría que tener un sueldo de 2500€ y unos ahorros de 54.000€, para ponerlo en perspectiva, los jóvenes de hasta 35 años con un sueldo medio de 1376€ si tuvieran que pagar el alquiler de habitación medio (375€), los gastos medios básicos (140€) y la comida al mes (37€ a la semana de media y 148€ al mes) no podría tener los ahorros mínimos hasta dentro de seis años, eso sin tener en cuenta que los asalariados temporales suponen el 35% y que los alquileres no sigan subiendo durante esos 6 años.
Para que los jóvenes podamos comprar vivienda ya que sigue habiendo unas 400.000 viviendas nuevas en el Estado el gobierno ha propuesto un plan de avales estatales que pretende poner una cortina de humo sobre este problema. Esto sin implantar parques de vivienda públicos para que los especuladores no se vean en la necesidad de bajar los precios ni acabar con los desahucios para que así los bancos que concedan la hipoteca puedan seguir acumulando vivienda. Pero el problema no se acaba aquí ni mucho menos.
Ciudades para ricos, un terreno pensado para el negocio capitalista
En un último artículo realizado por Barnes Global Property Handbook Madrid se encontraba entre las ciudades en las que más buscaban invertir capital extranjero los grandes capitalistas del mundo, encontrándose en el top también Barcelona y Málaga.
No se puede separar este curiosa caso del problema de la vivienda. Los fondos buitre extranjeros actualmente poseen en el Estado Español unas 115.000 viviendas en alquiler mientras que los bancos acumulan el 80% de las viviendas desocupadas y se suma a que 190.000 viviendas están en la plataforma de Airbnb para vacacionar. Es evidente que el problema no es una juventud que no se esfuerza por su independencia sino que especuladores y grandes poseedores nos atan a vivir y morir acinados en habitaciones e infravivienda a precios desorbitados para que las ciudades queden desalojadas de pobres.
Al mismo tiempo en la última década hemos visto un un descenso en picado de la construcción de vivienda que cuenta con algún tipo de protección. En 2008 se construyeron 85.233 viviendas protegidas y en 2018 fueron 11.860. En 2018 el Ministro de Fomento, en ese momento José Luis Ábalos, anunció la promoción de la construcción de más de 5.000 viviendas, en un plazo de 4 a 6 años, destinadas al alquiler social, de las cuales solo ha sido construida una pequeña parte. Ahora en Madrid, donde la vivienda protegida brilla por su ausencia, la presidenta de la Comunidad, Ayuso, bajo el discurso de ampliar la oferta de vivienda pública, ha elevado los precios de edificación de este tipo de vivienda entre un 26% y el 66% según el municipio, lo que hará elevar los precios de este tipo de vivienda. Sabemos que la preocupación de Ayuso no es la de crear vivienda protegida a precios asequibles, más bien esta medida está destinada a transferir dinero público a constructoras lo que además terminará repercutiendo en un incremento del precio de este tipo de vivienda para las personas beneficiarias de los planes de alquiler o compra protegida.
Engels en El problema de la vivienda en 1873 ya daba solución a este problema:
“Para acabar con esta penuria de la vivienda no hay más que un medio: abolir la explotación y la opresión de las clases laboriosas por la clase dominante” Sin embargo, no renunciaba en ese momento a apuntar a un programa en ese tiempo y ese lugar para dar respuesta en gran medida el problema de la vivienda:
“Lo cierto, sin embargo, es que ya hoy existen en las grandes ciudades edificios suficientes para remediar enseguida, si se les diese un empleo racional, toda verdadera penuria de la vivienda”. Esto sólo puede lograrse, naturalmente, expropiando a los actuales poseedores y alojando en sus casas a los obreros que carecen de vivienda o que viven hacinados en la suya.
Y es que para acabar con los precios desorbitados de alquileres o habitaciones infrahumana así como con la especulación de nuestra vida la única solución es expropiar la vivienda de los fondos buitre, grandes poseedores y bancos para la creación de un parque de vivienda público que se asegure de que las condiciones en dichos pisos sea adecuada para la vida y que se expropie a los grandes bancos para condonar las hipotecas de los pequeños propietarios que ni si quiera son dueños de las casas en las que residen y de las que podrán ser expulsados sin escrúpulos como hemos visto esta semana en Barcelona. Al tiempo que el problema de la vivienda está estrechamente relacionado con otros como los bajos salarios que nos imponen la patronal con acuerdo de Gobierno y burocracias sindicales y que forman parte de la precariedad que sufrimos los jévenes. Una situación que solo conseguiremos cambiar con el camino de la lucha como han demostrado esta misma semana las trabajadoras de la limpieza de la provincia de Lugo queines consiguieron tras 130 días de huelga un aumento del 16,8% en sus salarios. |