Rebelarse ante la inoperancia de gobiernos y la tiranía de quienes disponen endeudamientos que no se transfieren a mejoras materiales en las condiciones de vida y que, por el contrario, encorsetan y devienen en mayor precariedad, conlleva estar en sintonía con la historia de una institución que solo ha logrado permanecer por la calidez humana, por el esfuerzo diario de la docencia, estudiantes y la comunidad educativa movilizada, llevando a cabo incontables acompañamientos en la formación de personas que se fueron forjando al calor de las relaciones sociales y educativas con sus pares, niñeces, jóvenes y adultas hasta su jubilación.
En el IFD 13 de Zapala se desarrollan 4 profesorados (dos de ’reciente’ ingreso) y 4 niveles de grado (inicial, primaria, secundaria, terciarios) hace muchos años, entre parches y más parches. Las personas que transitamos allí, hemos realizado y puesto de nuestro tiempo, cuerpo y bolsillo en cuantioso y cualitativo esfuerzo para implicarnos en las actividades de enseñanza aprendizaje y en el sostenimiento de sus espacios.
Los gobiernos han degradado una y otra vez a esta comunidad educativa, clave en la región, cuestión cotidiana que acarreó a que cohabitemos en un laboratorio de la precariedad, con la observación de estar en un mayor nivel institucional por la superpoblación generada, que requiere crear cargos, horas y aulas, además del aumento de partida presupuestaria para refrigerios y transporte.
Al día de hoy, prima cierta lógica que atenta al colectivo para detentar el poder por individualidades, en competencia meritocrática, donde resulta más importante pisarle la cabeza al de al lado que preocuparse de tramas intersubjetivas. Por el contrario, nuestra historia tiene experiencia de lucha de la que podemos hacer uso legítimo, en unidad, frente a lo que intenta imponer Milei y Figueroa a través de palos a quien proteste ante el hambre y la miseria y realice huelgas para defender nuestros espacios de cursada en conjunto con la comunidad. Eso intentaron con la ley ómnibus, que la derrotamos en las calles del país y en Zapala con el poder de la movilización. Es tiempo de exigirles a los sindicatos pasivos (aten, entre otros) que convoquen a asambleas y salgan de su letargo al que han sometido y del que resultan responsables por el deterioro.
Todavía resta el DNU inconstitucional para dar por tierra con el objetivo de que es de necesidad y urgencia tirar abajo el plan licuadora y de repaso con la motosierra de Milei, el FMI y los grandes empresarios que buscan hacer de la educación un servicio esencial y mercantil cuando resulta un derecho innalienable y colectivo defenderla a través de su ejercicio.
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