Compartimos la primera entrega de la serie “Años neoliberales” en la Argentina con la cual nos proponemos estudiar la ofensiva del capital contra las condiciones laborales y de vida del pueblo trabajador y pobre en nuestro país. Un repaso por los principales hechos de la lucha de clases en respuesta a esa ofensiva capitalista. En este número presentamos un panorama global a modo de introducción.
Con la llegada al poder de la coalición encabezada por Javier Milei la agenda de la derecha neoliberal en la Argentina ha reverdecido sus ansias de destrucción contra decenas de conquistas y derechos obreros y populares. Tales conquistas no fueron el regalo de ningún líder mesiánico, como históricamente se lo presenta a Perón y su partido asociado a la burocracia sindical, con el que se identificaba gran parte de los trabajadores; sino que fueron el fruto de haberlo arrebatado a las clases dominantes a través de la lucha de clases, desde las grandes huelgas de fines del siglo XIX.
En esta serie que iniciamos nos proponemos estudiar los años del neoliberalismo en la Argentina. Visto desde la actual situación política, el ataque a las condiciones de vida que sufren las clases trabajadoras y populares, creemos que es necesario volver a estudiar los años que recorren entre la asunción anticipada del líder del Partido Justicialista (PJ) Carlos Saúl Menem en julio de 1989 a causa de la hiperinflación y una serie de crisis políticas irresueltas por el gobierno de Raúl Alfonsín que lideraba la Unión Cívica Radical (UCR), hasta la rebelión del 19 y 20 de diciembre del 2001 que derrumbó al gobierno de la Alianza otra vez con la UCR en el poder acompañado por el Frente País Solidario (Frepaso).
Ese recorte cronológico que aquí proponemos lo denominaremos como la larga década del 90 en la Argentina, dado que fue la rebelión del 2001 la que hizo volar por los aires el modelo neoliberal.
Toda analogía con los años 90´s es válida en tanto y en cuanto tengamos en cuenta lo que planteaba Karl Marx en su célebre El 18 Brumario de Luis Bonaparte:
“Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa”.
La hoja de ruta del actual gobierno apunta a reverdecer el “menemato”. Ahora bien, es imprescindible no confundir la hoja con la ruta misma, sobre todo teniendo en cuenta que “en la ruta” se pueden levantar barricadas.
Si bien a inicios del mandato de Menem no estaba del todo claro su plan económico con el correr del tiempo quedó claro que el modelo sobre el cual se sostuvo el “1 a 1” que equiparaba a la moneda nacional con la de Norteamérica, sólo podía sostenerse en base a la destrucción del aparato productivo nacional. Volveremos sobre ello en la serie que hoy presentamos.
Por otra parte el Partido de Trabajadores por el Socialismo (PTS) que es parte del Frente de Izquierda y los Trabajadores - Unidad (FITU), tuvo a lo largo de su historia cuatro periódicos: Avanzada Socialista (1988-1991), Rebelión de los Trabajadores (1991-1996), La Verdad Obrera (1996-2015) y desde el año 2015 hasta hoy: La Izquierda Diario.
A lo largo de la serie utilizaremos como una de las fuentes documentales centrales la prensa política, en este caso del PTS entre los años 1988 y el 2001 digitalizada por el CEIP - “León Trotsky”. Volvemos a sus páginas, no solo por un interés propio de la investigación historiográfica sino con el objetivo de reconstruir los sucesos más importantes y la historia política y la lucha de clases del país, desde el punto de vista de la política marxista. Teniendo en cuenta el rol de organizador colectivo en la tradición de la prensa militante revolucionaria y con la mirada puesta en pensar las experiencias y sus conclusiones para el presente.
Antecedentes teóricos y políticos del neoliberalismo
“El neoliberalismo nació después de la Segunda Guerra Mundial, en una región de Europa y de América del Norte donde imperaba el capitalismo. Fue una reacción teórica y política vehemente contra el Estado intervencionista y de Bienestar. Su texto de origen es Camino de Servidumbre, de Friedrich Hayek, escrito en 1944. Se trata de un ataque apasionado contra cualquier limitación de los mecanismos del mercado por parte del Estado, denunciada como una amenaza letal a la libertad, no solamente económica sino también política”.
El autor describe que no fue sino a partir de la crisis de 1973 cuando los países centrales de Europa entraron en una profunda recesión que implicaba tanto bajas tasas de crecimiento como altas tasas de inflación. “Las raíces de la crisis, afirmaban Hayek y sus compañeros, estaban localizadas en el poder excesivo y nefasto de los sindicatos y, de manera más general, del movimiento obrero, que había socavado las bases de la acumulación privada con sus presiones reivindicativas sobre los salarios y con su presión parasitaria para que el Estado aumentase cada vez más los gastos sociales”.
Siguiendo con la cronología que plantea Anderson, fue recién en 1979 cuando el neoliberalismo llegó al poder en Inglaterra de la mano de Margaret Thatcher. Al año siguiente, en 1980, en los Estados Unidos llegó el turno de Ronald Reagan.
Nos centramos en esos dos ejemplos de los dos países imperialistas más importantes del mundo, pioneros en la reacción conservadora. Ambos gobiernos, para lograr asentarse, primero tuvieron que vencer a la clase obrera y sus huelgas más importantes que aquí repasamos. Por otra parte, es importante no perder de vista que la situación internacional de estos ataques contra su propio pueblo, se dieron en el contexto de la Guerra Fría, por lo cual ambos países lideraron la ofensiva por restaurar el capitalismo en los países del mal llamado “socialismo real”.
La huelga de los controladores aéreos en los Estados Unidos
El 3 de agosto de 1981, 13 mil miembros del sindicato de controladores de tráfico aéreo en EEUU hicieron huelga para defender sus condiciones laborales y exigieron mayores salarios y una semana laboral más corta. El desencadenante fue el gran incremento del tráfico aéreo en los cielos norteamericanos que pronto trajo como consecuencias altos niveles de estrés e incluso obligó a muchos trabajadores a jubilarse antes de tiempo. Vale decir que esta situación puso en riesgo la seguridad de los propios trabajadores aeronáuticos y de los pasajeros. Así el sindicato llamado Professional Air Traffic Controllers Organization (PATCO) entró en huelga contra su empleador estatal que era la Administración Federal de Aviación. Dos días después de iniciada la huelga, Reagan despidió a 11 mil trabajadores, lo que enfureció aún más a los huelguistas.
Por otra parte, la poderosa central sindical de EEUU, la AFL-CIO (American Federation of Labor and Congress of Industrial Organizations) hizo todo lo que estuvo a su alcance para boicotear la huelga. No solo no movió un dedo para defender a los huelguistas que fueron arrestados, sino que se dedicó a mantener el aislamiento al no convocar a un amplio apoyo de solidaridad para con los trabajadores ni menos aún convocar a un paro general para ganar una pelea estratégica. Así, fue como se construyó la derrota. Como se relata acá, “La destrucción de PATCO organizada por el Gobierno le daba la señal a la patronal de que emprendiera un ataque masivo contra todo el movimiento obrero. Durante la década siguiente, se llevaron a cabo operaciones rompehuelgas y antisindicales en todos los sectores de la economía, incluyendo el transporte aéreo y terrestre, automotriz, siderúrgico, minero del carbón, de ventas minoristas, ropa, textiles, y muchos más. La derrota de PATCO sentó un patrón para todas las huelgas siguientes en los años ochenta e inicios de los noventa”.
La huelga minera que Thatcher aplastó en Inglaterra
Luego de la derrota en los controladores aéreos en norteamérica llegaría el turno de los mineros del carbón en el Reino Unido. En marzo de 1984, Margaret Thatcher ordenó cerrar minas de carbón: 20 pozos de los 174 que existían en el país. La consecuencia inmediata fueron dos: 1) 20 mil despidos en forma inmediata y 2) la entrada en huelga en forma masiva de los mineros en defensa de sus puestos de trabajo. Varios meses después del inicio de la huelga, ya había más de 170 mil huelguistas. Al igual que los controladores aéreos, los mineros tuvieron que enfrentar la campaña de calumnias de la gran prensa burguesa y el ataque directo de la Dama de Hierro que dijo: “Tuvimos que luchar con el enemigo en el exterior, en Las Malvinas, pero siempre tenemos que estar alerta del enemigo interno, el cual es más difícil de combatir y más peligroso para la libertad”. Ese tipo de declaraciones fueron leña seca para un amplio movimiento de solidaridad que se desarrollaba en todo el país. Parte de las muestras de solidaridad quedaron registradas en la película “Pride” que recomendamos a nuestros lectores.
Las derrotas que sufrió la clase obrera a nivel internacional dieron luz verde a las burguesías de cada país para atacar las condiciones de vida de su propio pueblo. Los vientos internacionales pronto se transformaron en tempestades y se volvieron favorables a la clase capitalista. Fueron años, décadas de ofensiva capitalista sobre las conquistas salariales, sindicales, sociales de las gozaba la clase trabajadora. El odio hacia el comunismo y la caída del Muro de Berlín en 1989 y de la ex URSS en 1991, emborracharon aún más a la burguesía que a través del neoliberalismo, al fin había encontrado un proyecto capaz de terminar con el estado de bienestar en los países centrales y periféricos. Como veremos a lo largo de esta serie, el capítulo argentino de los años neoliberales estaba aún por escribirse. Lo particular del caso radica en que el partido que llevó a cabo tal proyecto, el peronismo con Carlos Menem como punta de lanza, históricamente se había jactado en defender la soberanía nacional y la justicia social. Lejos de ello, lo que vendrían serían años muy duros, teñidos por la conflictividad social, que como un anillo concéntrico terminaría por estallar en diciembre del 2001, entre el fuego y las barricadas de la rebelión.