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28 de noviembre de 2024 Twitter Faceboock

No a la guerra
De Aaron Bushnell a Malachi Ritscher; las inmolaciones contra la guerra en el corazón del imperialismo
Óscar Fernández | @OscarFdz94

El pasado 24 de febrero, el veterano Aaron Bushnell se inmoló frente a la embajada israelí en Washington D.C. para protestar contra la guerra y el genocidio palestino. No es la primera vez que alguien se inmola en el corazón del imperialismo para protestar contra una guerra injusta.

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«Mis acciones deberían explicarse por sí solas y, dado que en nuestra cultura obsesionada con uno mismo las palabras rara vez coinciden con los hechos, redactar una declaración de motivos parecería cuestionable. Así que júzguenme por mis acciones; quizá algunos se asusten lo suficiente como para despertar de su estado de sueño andante».

Estas fueron las palabras con las que Malachi Ritscher iniciaba su carta suicida. La primera vez que las escuché fue en una canción de mi banda favorita, Less Than Jake. La canción se titula "Malachi Richter’s Liquor’s Quicker" y aparece en el álbum GNV-FLA (2008), que podría traducirse como "el licor de Malachi Richter es más rápido". Si quien lee este artículo se fija, los nombres no coinciden. La persona en cuestión se apellidaba Ritscher (con la "t" después de la "i"), mientras que la canción se titula "Richter" (con la "t" después de la "h"). Esto es porque hace referencia a un disco en el cual Malachi Ritscher participó y en el que por accidente escribieron mal su nombre. La canción de Less Than Jake hace homenaje a este disco.

Voy a salir en las noticias de la tarde

¿Pero quién fue Malachi Ritscher? Ritscher era un músico y activista contra la guerra. La policía de Chicago lo arrestó al menos dos veces por protestar contra la guerra de Irak. Estados Unidos había invadido el país medio-oriental bajo la falsedad de que el gobierno entonces encabezado por Sadam Hussein acaparaba armas de destrucción masiva, motivando la intervención imperialista en el contexto de la "guerra contra el terror" tras los atentados de Al-Qaeda el 11 de septiembre de 2001.

Para el momento en que Ritscher se inmoló, el saldo de iraquíes muertos ascendía a más de 600 mil. En su carta, Ritscher agregaba que "si me exigen que pague por su guerra barbárica, elijo no vivir en su mundo. Me niego a financiar el asesinato en masa de civiles inocentes, que no hicieron nada para amenazar a nuestro país [...] Si una muerte puede expiar algo, de cualquier pequeña manera, para decir al mundo: Pido perdón por lo que os hemos hecho, me avergüenzo del caos y la confusión causados por mi país". Ritscher le mandó una copia de la llave de su casa a un amigo y armó una lista de quehaceres para su familia para después de su muerte.

En 2002, el Gobierno del Distrito Federal, entonces encabezado por López Obrador (hoy presidente de México), ofreció un regalo a la ciudad de Chicago hecho por el artista mexicano Leonardo Nierman Mendelejis (1932-2023) que consiste en una estatua de casi 8m de altura de acero inoxidable representando una flama. Conocida como la "Llama del Milenio", el 3 de noviembre de 2006, alrededor de las 6 de la mañana, Malachi Ritscher se paró, según reportes locales cerca de ésta, se roció de gasolina y se prendió fuego.

Las autoridades encontraron el cuerpo de Ritscher junto a su tanque de gasolina, una nota que se leía "no matarás" y una videocámara. Sin embargo, las quemaduras eran tan severas que fue inicialmente imposible reconocer el cuerpo que yacía cerca de la estatua. Tuvieron que pasar cinco días para identificar el cuerpo de Ritscher, cuando un reportero del Chicago Reader fue quien finalmente unió el rompecabezas y develó la muerte de Ritscher al mundo, la cual agitó a la opinión pública estadounidense.

Las últimas palabras de mi última batalla

Con la reciente ofensiva israelí contra la Franja de Gaza, han sido miles quienes han salido a las calles a protestar contra la guerra y la muerte de miles de civiles inocentes. Entre las formas de protesta, las inmolaciones han sido también un uso al que han recurrido los activistas antibelicistas y pro-palestinos. Sí, escribimos "inmolaciones", en plural.

El pasado mes de diciembre frente al consulado israelí de Alabama, una manifestante también se inmoló para protestar contra la guerra. Si bien no se ha revelado mucho de su identidad, todo apunta a que logró sobrevivir.

Por otro lado, está el caso de Aaron Bushnell, que también se inmolo para condenar la actuación y complicidad del ejército estadounidense, para reclamar un fin a la ofensiva y por la libertad del pueblo palestino, Bushnell de 25 años, era un veterano de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. En una era de redes sociales y transmisiones en vivo vía stream, la inmolación de Bushnell fue rápidamente sabida en internet.

Su muerte causó una conmoción incluso dentro de sectores de veteranos, quienes han llegado a mostrar solidaridad con su causa y han dejado en claro que, en una comunidad que usualmente es retratada como patriota y conservadora, hay quienes se oponen a la muerte de miles de civiles y a acciones que son fácilmente clasificables como genocidas.

Sin embargo, los grandes medios de comunicación al servicio del imperialismo no tardaron en condenar esta acción, señalando problemas de salud mental de Bushnell, denostando su cercanía con el activismo anarquista y antiimperialista, como en su momento lo hicieron también con Malachi Ritscher hablando de su depresión para negar cualquier antecedente antibelicista.

Denme espacio para respirar

Las muertes por inmolación muestran sectores que se oponen a la retórica belicista de su criminal gobierno en el corazón del imperialismo, contras las antipopulares guerras con Irak y la actual ofensiva israelí sobre Gaza. Pese a aquello, hay que reconocer también las limitaciones de esta acción política, que suele ser la última carta desesperada que algunos sectores antibelicistas han llevado a cabo, y es que esta salida individual hace imposible ver otra forma de organización colectiva generalizable como proyecto de sociedad.

Paralelo a esta situación se encuentran, además, los miles que toman las calles y que muestran el camino a seguir: el bloqueo de flujos y suministros al estado sionista de Israel y el sabotaje en centros logísticos —como lo son plantas productoras de municiones o de transporte de armamento—, con sectores de la clase obrera dispuestos a frenar el asesinato en masa de sus hermanos de clase y que puede frenar la barbarie que el criminal gobierno terrorista de Netanyahu hace en nombre del pueblo judío.

En la canción de Less Than Jake, las primeras frases son un extracto de la carta suicida de Malachi Ritscher y tienen un detalle curioso: una serie de beeps sonando en el fondo. Dichos beeps son un mensaje contundente en clave morse. Al descifrarlo se lee una frase que resume todo: podremos perder la esperanza, pero siempre hay esperanza.

 
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