Lo que se preveía de antemano parece casi confirmado: tanto Trump como Biden pueden ganar la mayoría de los votos en sus respectivas primarias, habiéndo, cada uno, asegurado básicamente la nominación de sus respectivos partidos.
Aunque no había contendientes serios en ninguna de las primarias, la ex gobernadora republicana y ex representante ante las Naciones Unidas -durante los primero años de la presidencia de Trump- Nikki Haley, montó una campaña contra Donald Trump que, según The Hill, la ha convertido en "la principal crítica de Trump en el Partido Republicano", aunque hay que recordar que en los primeros días de las primarias el ex gobernador de Nueva Jersey Chris Christie era abiertamente más crítico de Donald Trump. Haley desarrolló un tono más agudo hacia el ex presidente cuando prosiguióó la carrera de las primarias. Ha cuestionado no sólo su capacidad para vencer a Joe Biden en las elecciones generales, sino también su capacidad para dirigir una administración estable. Además, Haley ha criticado la posición de Trump sobre Ucrania, diciendo que sus políticas "llevarían a la quiebra a la seguridad social" y que Donald Trump sólo "mira por sí mismo". Incluso ha señalado muchas de las confusas declaraciones de Trump, y ha pedido que se realice una prueba de aptitud mental a cualquier candidato presidencial mayor de 75 años. A pesar de todo ello, Haley nunca fue capaz de poner realmente en aprietos a Trump en su marcha hacia la nominación y, tras una decepcionante actuación el martes en la que sólo ganó en Vermont, anunció el miércoles que suspendía su campaña.
Para Biden, su principal reto en las primarias es la campaña del "voto no comprometido", el movimiento que expresa tanto la frustración con Biden de las bases del Partido Demócrata, sobre todo por el apoyo a Israel, como un intento de atraer a esos sectores descontentos de vuelta al Partido Demócrata.
Ambos luchan con los votantes independientes
Según ABC, los sondeos "muestran debilidades tanto para Joe Biden como para Donald Trump entre los votantes independientes". Los primeros sondeos en Carolina del Norte, Virginia y California mostraron que el 35%, el 36% y el 33%, respectivamente, de los votantes de las primarias republicanas no garantizan que votarán a los republicanos en noviembre.
Además, Nikki Haley dividió a los votantes independientes con Trump en Virginia, y muchos partidarios de Haley han dicho que no votarán a Trump en noviembre. Estos votos no fueron suficientes para que Haley ganara en las primarias, pero en unas elecciones generales reñidas, suman.
Aunque Haley ha abandonado la carrera, todavía no ha apoyado a Trump. En su lugar, le felicitó y "le deseó lo mejor", y añadió que "le desea lo mejor a cualquiera que quiera ser presidente de Estados Unidos".
La campaña de Biden se alimenta del miedo a una presidencia de Trump
Muchos temen una presidencia de Trump y lo ven como un autoritario deseoso de atacar los derechos democráticos. Este es el principal impulso de la campaña de Biden. Sin embargo, las bases del Partido Demócrata no están tan dispuestas a votar a Biden como las republicanas a Trump.
En una encuesta reciente publicada por New York Times/Siena, la mayoría de los encuestados de todas las razas, sexos y edades afirman que las políticas de Trump les han ayudado a ellos y a sus familias más que las de Biden. Esto demuestra las limitaciones de la presidencia de Biden y de su campaña de reelección. Lo mismo ocurre con los resultados del voto "no comprometido", que es en gran medida un voto de protesta por la negativa del presidente Biden a pedir un alto el fuego en Gaza y la continuación del apoyo militar y financiero a Israel. Como resultado de una campaña de alto perfil y una gran población árabe, Michigan fue capaz de acumular 100.000 votos "no comprometidos". En Minnesota, Colorado y Tennessee el total de votos "no comprometidos" superó los 43.000 (18,9%); 45.000 (8,8%); y más de 10.000 (7,8%) votos respectivamente. En Carolina del Norte y Massachusetts, 88.000 (12,7%) y 58.000 (9,3%) personas votaron "sin preferencia".
Esta no es la única señal de la creciente impopularidad de Biden. Las últimas encuestas muestran a Biden detrás de Trump por 4 puntos, y tal vez perdiendo su ventaja de simpatía sobre Trump. Lo reñido de la carrera vuelve a subrayar la importancia que tendrán los votantes independientes en las elecciones. Biden es muy consciente de ello, y ya ha tendido la mano a los partidarios de Nikki Haley, diciendo que "hay un lugar para ellos" en su campaña.
La ola de malmenorismo que se avecina
La amenaza que representan Donald Trump y su movimiento MAGA (por las siglas en inglés de Make America Great Again. N de T) es real. También lo es la realidad de que Joe Biden y el Partido Demócrata no son una alternativa que pueda vencerlo, y a la extrema derecha. De hecho, en algunas cuestiones -como la inmigración y la frontera- Biden ha adoptado de la posición de Trump, lo que no ha hecho sino envalentonar a la extrema derecha dentro del Partido Republicano.
El actual genocidio que tiene lugar en Palestina demuestra que Biden y los demócratas están comprometidos a defender los intereses de Estados Unidos, incluso a costa de decenas de miles de vidas. El gobierno de Biden ha expresado su desacuerdo con la forma en que Israel está manejando la situación en Palestina. Recientemente, la vicepresidenta Kamala Harris ha pedido un "alto el fuego inmediato de seis semanas". Sin embargo, siguen dando ayuda militar y financiera a Israel debido al papel estratégico de Israel como cabeza de playa de los intereses del imperialismo estadounidense en la región, ni más ni menos.
En lugar de no comprometerse, y dejar la puerta abierta a votar por Biden y olvidar el daño que sus políticas han hecho a la clase obrera y los oprimidos tanto al interior de Estados Unidos como en el extranjero, la clase obrera y los oprimidos necesitamos construir nuestro propio partido político.
Como hemos dicho en un artículo anterior, es posible construir el tipo de partido político que necesitamos. Sin embargo, para ello es necesario trabajar por un cambio en la forma de pensar sobre los partidos políticos y el poder, además de modificar las prácticas políticas cotidianas.
La extrema derecha no será, ni ha sido nunca, derrotada en las urnas. Necesitamos un partido de la clase obrera que reconozca esto, y que en lugar de canalizar nuestra energía colectiva hacia un partido político que abandona rutinariamente a la clase obrera y a los oprimidos, busque desatar todo el poder de la clase obrera y de los oprimidos. Cada momento que pasamos apoyando un "mal menor" que sigue atacando a la clase obrera y a los oprimidos es un momento perdido en la construcción de la alternativa que todos anhelamos. Si queremos una alternativa política, tenemos que empezar a construirla ahora, y no esperar a mañana.
Dicho esto, seguimos militando porque trabajadores, trabajadoras, jóvenes (afrodescendientes, latinos, orientales, blancos, etc.), se unan a nuestra "red por un partido de la clase obrera que luche por el socialismo" para que podamos organizar los tipos de debates que necesitamos para asumir seriamente la tarea de ofrecer a la clase obrera y a los oprimidos una alternativa que entusiasme y se plantee romper y terminar con el régimen bipartidista imperialista, para construir una alternativa desde abajo.
*Traducción de artículo publicado en Left Voice, integrante de la Red Internacional de La Izquierda Diario |