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La Izquierda Diario
1ro de diciembre de 2024 Twitter Faceboock

GÉNEROS Y SEXUALIDADES
No es basado, es de facha y pringao. Jóvenes más de derecha (y ellas más de izquierda), ¿qué ha pasado?
Jorge Remacha

La mayor brecha ideológica (20%) en la juventud por sexos hasta la fecha. Nunca se había medido tanta distancia con los hombres a la derecha y las mujeres a la izquierda en la juventud. Ideología de género, adoctrinamiento, lobby queer, destrucción de la familia... ¿por qué se extendieron las visiones y obsesiones patriarcales de la derecha, especialmente entre hombres jóvenes, en ocasiones también de clase trabajadora?

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El CIS lleva preguntando desde 1987 como se consideran del 1 al 10 (más alto el número, más de derecha) separando por franjas de edad y sexo. Y desde entonces, las mujeres de 18 a 24 años están en su máximo histórico de ubicación a la izquierda, siendo el grupo que se considera más a la izquierda de todas las franjas de edad y sexo actualmente, con un 4,2.

Esta tendencia es internacional, así como el efecto opuesto. Es el momento desde 1987 en el que más a la derecha están los hombres de 18 a 24 años de las mujeres de su misma edad. Si en 2019 los hombres de esa edad se ubicaban en un 4,39 en 2023 es ya un 5,15. Es la mayor derechización en hombres jóvenes en 4 años desde que se pregunta de esta forma y es ya el grupo de edad de hombres que se considera más a la derecha.

En el anterior estudio del CIS el porcentaje de hombres entre 18 y 34 años que afirmaba haber votado a VOX duplicaba la media de voto a la forma de extrema derecha y de 2013 a 2023 los hombres de 18 a 24 años que se consideraban en el 10 de extrema derecha ha pasado del 1,15% al 5,85%. Con más estudios recientes, un 44% de hombres apoyan que "Se ha llegado tan lejos en la promoción de la igualdad de las mujeres que ahora se está discriminando a los hombres" o 1 de cada 5 hombres entre 15 y 29 años consideraban que la violencia machista no existe, el doble que 4 años atrás. Pero, ¿qué pasa? ¿Qué invento es este?

No, no son sólo cryptos y streamers

Ok, el feminismo y el antifeminismo son grandes elementos de politización por derecha e izquierda en el último ciclo. Y si bien la extrema derecha tiene una ofensiva dirigida por las redes sociales a convencer a los hombres jóvenes, no todo el mundo es imbécil. Es más, aunque hable a los jóvenes de clase obrera tratando de dirigir su malestar del enfado por su posición de clase al enfado como hombre que vería "sus derechos de hombre" amenazados en un mundo donde todos sus derechos ya están amenazados.

Tomando las palabras del sociólogo Ezequiel Ipar sobre los jóvenes varones que apoyan a Milei en Argentina (adorado por fachas de todo el mundo por atreverse a lanzar una ofensiva mayor), "los jóvenes que se sienten atraídos por el discurso de Milei parecen siempre a un paso de llegar a la conclusión de que la realización plena de su programa político los dejaría trágicamente del lado de los perdedores". Para el caso español me recuerda a este tweet:

Efectivamente, si desarrollas la política de la derecha que promete "hacer al hombre grande otra vez" atacando los derechos reproductivos y sexuales, ¿qué le queda a ese hombre de 18 a 24 años de clase trabajadora que consume sus discursos? Todo grandes ventajas, por supuesto.

Ver aún más atacados tus derechos como trabajador, tener una masculinidad más frágil que el pedo de un mosquito que te aleja de experiencias placenteras, ser una red flag andante antifeminista a la hora de intentar ligar, acabar en una posible estafa piramidal de criptomonedas, autoexplotarte para trabajar sabiendo que no vas a heredar la empresa y te van a echar a la misma calle que al resto o renunciar a salidas colectivas triunfantes ante un sálvese quien puede en el que no te salvas porque no tienes dinero. Adelante, renuncia a las bajadas de horas de trabajo, al derecho al divorcio o a la sanidad pública. Vamos, que no eres basado. Ser facha es de pringao.

Además, no sólo hay nueva derecha dando discursos de nueva derecha. VOX nunca hubiera llegado ahí sin el PP o sin organizaciones ultracatólicas. La vieja derecha nunca se había bajado del carro de oponerse al carro de la reacción, llegando en contra a los momentos en que se vota el divorcio, el matrimonio igualitario o la Ley Trans. Por ejemplo, en marzo de 2018, Gil Tamayo, portavoz de la Conferencia Episcopal Española, tildó la transexualidad de «self-service antropológico», asegurando que la inscripción legal del género «perturba la vida social». Sí, claro que queremos decidir nuestra vivencia de género y para ello queremos perturbar la vida social de este sistema capitalista y patriarcal. Un cura bien pagado nos está amenazando con pasarlo bien.

No es posible hacer frente exitosamente a la extrema derecha sin hablar de capitalismo

También es necesario hablar de capitalismo para responder sin retroceder ante su avanzada definida como "restauración patriarcal", es decir, el refuerzo de las normas de género frente a los derechos sexuales, relacionales y reproductivos, en el que la extrema derecha hace de punta de lanza, pero beneficia a todo un sistema basado en el robo del trabajo.

La derecha, por ejemplo, trata de crear y aprovechar una preocupación por la descomposición o la decadencia de la familia nuclear. Por una parte, quiere negar los derechos de las mujeres y la diversidad sexual y presentarlos como “un ataque más” a la vida de los varones de clase trabajadora, que perderían su único lugar donde “son alguien”, la familia patriarcal.

Ahora bien, la decadencia de la familia nuclear es un fenómeno real, pero causado por la cantidad de horas de trabajo para vivir peor, la crisis del trabajo de cuidados o la inestabilidad y precariedad del empleo hasta edades cada vez más altas. Hoy en día sigue siendo una de las principales alarmas de los diarios capitalistas ante la precariedad juvenil (¡cuidado, que no querrán tener hijos si están en un piso compartido a los 30!).

Respecto a este mecanismo, el sociólogo Lionel Delgado apunta:

"La masculinidad se ha relacionado con las “tres p”: proveer, procrear y proteger. En contextos de hiperprecarización estos roles entran en crisis. Lo problemático que resulta llevar adelante un proyecto familiar golpea al rol de protector, de procreador y en el de proveer. Se fractura la narración de lo que debería ser un hombre, asociado al éxito económico, que a base de su esfuerzo consigue sacar a su familia adelante… A esto se añade el nuevo rol de las mujeres, que erosiona aún más esta narración. Pero no es un problema solo de discurso, sino de prácticas materiales. Ya no es “el hombre de la casa”, sino un “mindundi” precarizado, jodido en lo laboral, muchos en desempleo estructural, que ha perdido también el control de lo doméstico… Se pone a los hombres frente a un espejo roto, que lo hace verse como un perdedor, que no recibe lo prometido. "

No culpen a las feministas de esto. Fue el resultado del desarrollo continuado del capitalismo, que trastocó las condiciones materiales que antes mantenían unidas a las familias sin ofrecer ninguna alternativa. Están apretando las tuercas de la tasa de ganancia y eso amenaza las ganas de reproducirse de una generación joven sobrerrepresentada en el trabajo precario, que está descartando a gran escala tener descendencia sin llegar a fin de mes. Así que apretemos las tuercas del género: la culpa es de las feministas y los jóvenes que son egoístas.

Hoy en día, ante la crisis de vivienda y precariedad juvenil y con mayores avances en libertad sexual conquistados, estos sectores conservadores parecen gritar “¡jóvenes, dejen de lado los pelos rosas, los poliamores y los géneros fluidos, exigimos hijos y hogares estables! ¡o nos dais la cuota suficiente de nueva generación a explotar o será culpa vuestra si jodemos aún más las pensiones de vuestros abuelos! ¡a este paso nos van a faltar los niños blancos!” Sí, se les escapó el racismo ahí también, tan funcional para enfrentar a la clase trabajadora entre sí y explotar más a una parte racializada de la misma.

Mientras tanto, el sistema capitalista sigue reinventando y adaptando los sistemas patriarcales y raciales en su propio beneficio, dividiéndonos en clase obrera “de primera”, “de segunda” o “de tercera”, tratando de enfrentarnos y de ordenar el mundo en base a esas divisiones. El 93,6% de las personas que trabajan a tiempo parcial, para poder compatibilizarlo con el cuidado de menores o personas dependientes, son mujeres. El número de excedencias dadas de alta por el cuidado de hijos y otros familiares en 2023 dadas a mujeres es del 84%. La brecha salarial en 2023 entre hombres y mujeres es del 16%. En febrero de 2023, del número de personas afiliadas en el sistema especial de empleadas del hogar un 95,5 % son mujeres. En 2022 el número de víctimas de violencia de género ascendió a 32.644 (el más alto en los últimos 5 años). Qué tozuda la realidad.

La izquierda reformista no es tan deseable como la pintan los fachas en sus pesadillas

Pero es que ningún discurso reaccionario echa raíces en sectores de trabajadores si no tiene un asidero a la realidad de la precariedad, aunque busque deformarla e instrumentalizarla. Incluso los discursos (derechizados y dirigidos a hombres) sobre invertir, emprender o holdear tienen que hablar de “salir de la matrix”, “escapar de la trampa” o “vivir mejor que los que te rodean”, reconociendo agravios y prometiendo salidas individuales.

Enid Brain señalaba desde Estados Unidos respecto a las campañas patriarcales e internacionales de la derecha, que "todo esto se basa en mentiras, desinformación y tácticas de miedo reaccionarias. Pero la lógica política es tomar el descontento que este sector siente debido al empeoramiento de sus condiciones de vida, la crisis de la reproducción social y la inestabilidad en general y desviarlo de una ruptura ideológica con el neoliberalismo hacia la creencia de que la cuestión es que sectores de los oprimidos han ganado concesiones."

Es decir, este discurso trata de oponer las conquistas de las luchas feministas y de la diversidad sexual como un elemento contrario al empeoramiento de las condiciones de vida de la clase trabajadora. Para poder hacer esto cuentan con algún rojipardo haciendo de tonto útil de la extrema derecha, pero no son un factor tan importante. También cuentan con la inestimable ventaja de que el capitalismo sólo opuso a la extrema derecha un neoliberalismo progresista.

Es decir, según la visión del neoliberalismo progresista, los derechos ya no los conseguirían décadas de lucha en las calles, sino que los regalan los gobiernos capitalistas menos de derecha y se borra el papel de las luchas y estrategias que pretenden superar este sistema y dar una salida real a los agravios de la clase trabajadora. Para que esto pase sin grandes escándalos tienen que vaciarse las calles de grandes movimientos feministas y LGBTI y dirigirse hacia la conquista de un trozo del estado. Y ya tendríamos un regalo a la extrema derecha.

Si piensas que la diversidad sexual o las mujeres en lucha lo hacen por tener un despacho más en un gobierno que va a regular tu precariedad, es más posible que te creas la propaganda ultraderechista que dice que la diversidad sexual o las mujeres quieren acceder a un estilo de vida mejor y dejarte atrás. Mientras, como joven trabajador o futuro trabajador heterosexual, tú no tienes un papel activo en esa conquista de los derechos y no tienes una referencia de lucha de masas en las que tu malestar de clase tenga una salida para alejarte de la demagogia ultraderechista. Esa demagogia ultraderechista trata de hacerte pensar que, en cierta manera, eres el perdedor de un periodo en el cual supuestamente “las feministas” o “el colectivo LGBTI” serían invitadas a la “fiesta de los derechos” mientras tú vas a madrugar para ir a trabajar mañana.

También, si cada vez que hay un ataque sobre trabajadores y desempleados lo hace un gobierno que viene con un anuncio sobre ecologismo, multiculturalidad, feminismo y diversidad sexual vaciados, las consecuencias para oponer los trabajadores a políticas progresistas son enormes. Y es que, para allanar el camino a la ofensiva patriarcal de la derecha con la ofensiva contra los derechos de las mujeres y la diversidad sexual, un gobierno que gobierna para los capitalistas y dice que es de izquierda es un gran facilitador.

Esta es el agua estancada donde crecen las bacterias de la extrema derecha. Pero también esas ideas y políticas que hoy asociamos a la extrema derecha las pueden llevar adelante gobiernos y fuerzas políticas capitalistas que no se definen como la extrema derecha o incluso como la única alternativa a la misma, pero siguen sirviendo a los intereses de un estado capitalista. Y si ese estado quiere reforzar las normas patriarcales el neoliberalismo progresista y las libertades democráticas saldrán por la ventana tan rápido como las empresas dejan de vender un producto LGBTIfriendly que les cause pérdidas.

Hablamos desde 2024 en Europa. Como decía recientemente Sasha Yaropolskaya, "su proyecto es rearmar Europa, su proyecto es enriquecer la industria armamentística, su plan es preparar a nuestra generación para la guerra. Y con la preparación para la guerra, están agitando las peores ideas reaccionarias y patriarcales para que aceptemos mejor el destino biológico que han planeado para nosotros: los hombres deben morir en el frente, las mujeres deben tener hijos en casa."

O al menos eso intentarán si les dejamos. Mientras los fachas que sirven a los ricos nos hablan de la libertad (para sacrificarnos por sus ganancias) atrévete a organizarte y pelear por una libertad de verdad. Por mandar a la basura a esta derecha sin dejar de pasar a la ofensiva por una sociedad sin explotación y opresión. De la masividad, la organización y la estrategia depende que ganemos las batallas necesarias para pararles los pies sin dejar de lanzarse al asalto de los cielos.

 
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