Estos días se puede ver en Madrid la campaña lanzada de Isabel la Católica como modelo de mujer para el siglo XXI. Pues bien, por señalar que es una campaña reaccionaria, llevo días recibiendo mensajes profundamente misóginos, revindicando la “rebeldía” de la derecha y explicando que Isabel la católica es un símbolo feminista (sí, todo esto a la vez, sin contradicción alguna) y también mandándome a leer, así que me he puesto a leer sobre el think tank que ha lanzado la campaña: La Asociación Católica de Propagandistas.
Por resumir, fue fundada en 1908 para propagar la fe católica, que en los años veinte incorpora sectores del carlismo, durante el franquismo está formado por las familias más influyentes del Régimen, tiene relación con el Opus Dei y hoy, entre sus miembros destacados, cuenta con cargos de la jerarquía eclesiástica, empresarios, miembros del PP y va repartiendo puestos entre sus chiringuitos (esa palabra que les encanta): la fundación universitaria San Pablo CEU, el Periódico conservador y católico “El debate”, colegios, institutos de investigación.
Después de sacar en octubre un vídeo sobre la hispanidad y en febrero una campaña para tapar los escándalos dando las gracias a los sacerdotes, ahora vienen con esta campaña delirante hablando de las virtudes de Isabel la Católica, como una figura que reivindicar en el 8m, y por su canonización.
¿Y por qué hacen esto? Es una reacción al feminismo que apunta a la emancipación, frente al que oponen un supuesto “feminismo católico” con una figura que representa valores muy reaccionarios: esa mujer que “abraza el sufrimiento”, “reconquista” España y “descubre” América. Pero reivindicar a una mujer no te hace feminista, no. De hecho ¿sabéis quién transformó en mito a esta figura? El franquismo.
Y es que es parte de este discurso de la España imperial que hoy la derecha está rescatando, esa España que expulsó de sus territorios y fue a otros a saquear, expoliar y asesinar en masa.
Un discurso que se siente muy cómodo en épocas de belicismo y rearme imperialista, por cierto, como el que están impulsando en la UE gobiernos tanto abiertamente de derechas como supuestamente progresistas. Un ideario que se siente muy cómodo con el apoyo y la venta de armas al estado genocida de Israel, el cual también están manteniendo estos gobiernos.
Doble motivo para seguir construyendo un feminismo antiimperialista, en solidaridad con Palestina, incómodo para todos estos sectores, y doble motivo para combatir todo discurso rancio que pretenda reivindicar esa construcción de un pasado imperial, así como denunciar esa apuesta por un presente imperialista que solo es guerra, españolismo y racismo. |
