Este último viernes, mientras millares de mujeres copaban las calles que rodean al Congreso para darle vida al 8M y pelear por los derechos conquistados en estos últimos años, en la Casa Rosada los gobernadores se reunían con una delegación del gobierno nacional, para solicitar los escasos recursos fiscales que promete Nación. La oscura negociación se realizó bajo la atenta mirada del FMI y los fondos de inversión que abogan por el pago de las deudas del estado nacional y de las provincias.
La reunión quedó empantanada. El gobierno nacional planeó un ataque recargado y volvió con una versión recortada de la Ley Ómnibus. Solo 190 artículos, entre ellos los que planean volver sobre las privatizaciones, la reforma laboral, la desregulación del sector energético y las facultades delegadas. A cambio, ofrece y pide otro apoyo para el ajuste. Solicita restituir el impuesto a las Ganancias, que aumentaría la recaudación para la Nación y que este aumento se traslade a su vez a los fondos coparticipables. Es decir que el Pacto de Mayo no es más que un “votame la Ley Ómnibus y la restitución del impuesto a las Ganancias que yo te doy caja, vos confía y no te preocupés”.
El discurso pasó y la sangría sigue
La postergada Asamblea Legislativa provincial mostró que el gobernador se le habían "mojado los papeles", y esto se evidenció en que su largo y monótono discurso solo fue roto cuando ensayó un dardo contra Milei con el ocurrente "Si no llegamos, no nos esperen", en referencia a la reunión que se haría días después, donde finalmente estuvo de cuerpo presente.
La ocurrencia no pasó los límites del amague, otro “agarrame que lo mato” a los que nos tiene acostumbrados el peronismo puesto en el rol de oposición, y que es claro también entre la dirigencia sindical. Mientras tanto la sangría de fondos sigue a viento desplegado, y el gobernador aspira a aumentar su tajada en los fondos coparticipables. Su “nueva” estrategia es “negociar”. Una decisión política sin convocar a luchar realmente, ante un Gobierno que repite hasta el cansancio que viene a ajustar. De esta manera, se plantea como una oposición discursiva y por ende es el responsable de mantener el equilibrio, para el Gobierno de Millei.
Con la ofensiva de Milei, Kicillof ha perdido 3 puntos del 22% que viene recibiendo, en los fondos coparticipables. Y en lo que va del año viene sufriendo la suspensión de la obra pública, la poda en los subsidios al transporte y del incentivo docente, y el congelamiento del devaluado fondo del conurbano.
A todo esto se vino a sumar la reciente anulación por decreto del Fondo de Fortalecimiento Fiscal, que sumaba unos 90 mil millones a las arcas provinciales. Kicillof sigue en la “dulce espera” del fallo de la Corte para tirar para atrás la anulación del fondo. En esta tónica, el viernes, se solicitó la restitución de Fonid, a la cual se negó el gobierno nacional.
Según el propio director de la Agencia de Recaudación de la PBA (ARBA) la motosierra de Milei viene recortando unos 100.000 millones de pesos mensuales. En enero, además, la propia recaudación provincial cayó un 10% producto de la recesión en curso.
Esta crítica situación agita vientos tormentosos que sacuden la gestión del "bastión" kirchnerista y su política pasiva. Y por ahora, el propio Kicillof solo se preocupa cómo postularse como una posible carta frente a la crisis de liderazgo que vive el peronismo de conjunto.
Ajuste y endeudamiento para los de abajo, y cosquillas a los poderosos
Lejos quedó la política “multisectorial” posterior al DNU mileista que condensaba un armado electoral incluso con intendentes radicales. Ahora el PJ plantea una política de confianza en la negociación entre los de arriba y en la Justicia que es descalifcada por el mismo peronismo. El gobernador viene trasladando el ataque de Milei con ajustes a los trabajadores y las mayorías populares, como quedó demostrado con los aumentos paritarios por debajo de la inflación que sufrieron docentes y estatales. Con el apoyo de la oposición de derecha, en diciembre, el PJ votó además un megaendeudamiento de 1800 millones de dólares.
Kicillof ofrece un trato gentil para las grandes patronales. Solo les pidió un pago anticipado de Ingresos Brutos que ni siquiera se acercó a afectar en algo sus siderales ganancias. Producto de la forma en que realizaron el cálculo, sólo afectó a 254 empresas, es decir solo el 0,01% del total del total de la misma. Estos 160 millones recaudados del impuesto aun no se sabe a dónde irán destinados, como por ejemplo si es para restituir el FONID o si es para garantizar la comida en los comedores bonaerenses.
Por su parte las patronales del campo solo se verán afectadas por un benévolo impuesto a la propiedad rural. La política de Kicillof es clara: ajuste para abajo y cosquillas a los poderosos que embolsan millones en la PBA.
De esta manera trata de sobrevivir a la tormenta, sin atacar a las grandes patronales y con un perfil de oposición discursiva.
Una resistencia que nunca llegó
El pasado 20 de diciembre, en el mismo momento en que la izquierda junto a organizaciones sindicales y sociales desafió el protocolo de Bullrich y luego irrumpieron los primeros cacerolazos contra el DNU de Milei. Kicillof anunciaba, junto a los intendentes y burócratas sindicales amigos el impulso de Multisectoriales para resistir el ajuste del Presidente. Pero las mismas quedaron en la nada, y los recortes furibundos de Milei, como vimos, tuvieron vía libre.
El intendente de Avellaneda Jorge Ferraresi fue uno de los más fervorosos impulsores de dichas Multisectoriales e incluso llegó a realizar una movilización de 7 mil personas antes del paro de la CGT. Página 12 la denominó como la primera parada ante la acción cegetista, pero más bien fue el final del recorrido de la Multisectorial, que siguió como la sombra al cuerpo de la levantada de la burocracia sindical. Esta efímera vida de las multisectoriales dejó a la vista que su verdadero objetivo no era resistir el ajuste de Milei, sino bloquear el surgimiento de las asambleas autoconvocadas que comenzaron a surgir en los principales distritos del GBA. En esto también fracasaron las Multisectoriales de Kicillof.
El desarrollo de las asambleas es un punto fundamental para que los trabajadores, las mujeres, estudiantes, cientos de jóvenes y artistas se sigan organizando contra la nueva Ley Ómnibus y la restitución del impuesto a las Ganancias. Que tiene que ir de la mano de una nueva movilización enorme, así como lo hicieron miles de mujeres que inundaron las calles el 8M para pararle la mano a Milei.
La pelea de las asambleas hasta acá fue muy importante, y se fueron consolidando en ámbitos de auto-organización y coordinación; se convirtieron en un actor fundamental para enfrentar la Ley Ómnibus y el Protocolo de Bullrich frente a la oposición testimonial del peronismo, de la cual Kicillof es parte. Hay un gran desafío que es fortalecerlas como organismos democráticos de auto-organización y coordinación, para que fijen el norte en sus lugares de trabajo y estudio en superar la pasividad de las direcciones burocráticas y derrotar el plan de Milei y de los gobernadores. |