Atanor, ubicada en pleno casco urbano, ha sido escenario de varios incidentes similares en el pasado, poniendo en riesgo la seguridad de miles de familias locales. La situación alcanzó tal gravedad que se han presentado decenas de denuncias por casos de cáncer y contaminación ambiental.
Luego de las explosiones de un reactor durante la madrugada, las y los vecinos se encuentran encerrados en sus casas con ventanas y puertas tapadas, intentando protegerse del cianurillo disperso por todos lados. "Nos están matando de a poco" denuncian.
Según La vaca, la justicia de San Nicolás dictó una medida cautelar y dispuso el “cese inmediato” de actividades de la empresa por el hecho y prohibió la salida de camiones con residuos y materiales, bajo apercibimiento de 10 millones de pesos.
Una sentencia judicial reciente también había confirmado los temores de la comunidad al establecer la responsabilidad de la empresa en la contaminación del río Paraná. La denuncia, presentada por la Federación de Organizaciones del Medio Ambiente (FOMEA), señaló la conexión entre la actividad de Atanor y el aumento de enfermedades crónicas y casos de cáncer en los barrios aledaños.
Atanor es una planta de agrotóxicos que produce glifosato, 2,4-D y atrazina, tres herbicidas altamente tóxicos denunciados por los Pueblos Fumigados, que han hallado rastros de los mismos en el agua, la vegetación y la lluvia, entre otras matrices ambientales.
Este último incidente, vuelve a poner de manifiesto la urgencia de tomar medidas para proteger la salud de los residentes locales y preservar el ambiente. Las autoridades locales volvieron a prometer una investigación exhaustiva para determinar las causas de la explosión y garantizar que se tomen medidas para prevenir futuros incidentes. Con tantos precedentes, no quedan excusas para evitar que esto siga sucediendo.
|