El enorme paro que llevan adelante los choferes en el AMBA tiene lugar en el marco de una situación crítica del transporte. El actual sistema de transporte funciona sobre la base de subsidios que garantizan las ganancias de las empresas. Nunca es claro cuánto es lo que efectivamente ganas estas y cuáles son los costos reales. Este sistema se sostiene desde hace décadas y continuó bajo todos los gobiernos. A pesar de estas subsidiados, los empresarios dan un servicio de pésima calidad.
Los empresarios del transporte, como de muchos otros sectores, son la verdadera casta. Hacen sus negocios y ganancias a costa de los recursos del Estado. Ahora, frente al paro, chantajean. Dicen que les tiene que dar un boleto a $1.200 para poder “cubrir costos”.
El Gobierno de Milei dijo que iba a terminar con los subsidios y lo presentó como una "solución" a los problemas del transporte. Los redujo para los colectivos y trenes en el AMBA y, además, eliminó el Fondo Compensador que recibía el resto del país. Lo que siguió fueron tarifazos enormes: en varias ciudades del país el boletó está arriba de los $700. En el AMBA trepó más del 300% en semanas, muy por arriba de cualquier aumento salarial de cualquier sector de la clase trabajadora.
El Gobierno no mejora el servicio. Lo que hace es ajustar a pedido del FMI. Sacan subsidios para que esos montos vayan más tarde a los pagos de la deuda pública. Dejan a pie a las familias trabajadoras para beneficiar a los grandes especuladores internacionales.
Es falso decir que las únicas opciones son seguir con empresarios subsidiados o avanzar en los tarifazos. Hay que plantear una salida de fondo que vaya en beneficio del conjunto del pueblo trabajador y las mayorías populares.
Es necesario pelear por la centralización del transporte público, quitándole las concesiones a los empresarios. Es necesaria la creación de una empresa estatal única, controlada por trabajadores y usuarios, que brinde un servicio de calidad y accesible al bolsillo del pueblo trabajador. Con el control de trabajadores y usuarios sería posible planificar recorridos, invertir en nuevas unidades y garantizar un boleto completamente accesible para el conjunto de las familias trabajadoras.
Solo con una salida de fondo así se puede terminar con el caos permanente al que someten a millones de personas los empresarios que viven de los subsidios y los Gobiernos que garantizan sus ganancias. | 
