Fueron cinco las presentaciones de Chris Cain, guitarrista y cantante norteamericano de Blues, en Bebop Club en el barrio de Palermo. Lo que comenzó con la doble función del jueves y viernes pasado, terminó en la noche de anoche en un lugar con la mística necesaria para albergar a los amantes del género.
Ambientado como los viejos clubes norteamericanos, en Bebop Club, no solo podes ver a tu artista favorito desde muy cerca, sino que también cuenta con un sonido muy compacto y claro, decorado por cientos de cuadros homenajeando a las leyendas del Jazz y del Blues, desde Charlie Parker –inmortalizado por Julio Cortázar en el cuento “El perseguidor”- hasta la sonrisa amiga de Jaco Pastorius.
Acompañado por la banda del guitarrista Rafa Nasta, Chris Cain hizo una serie de cinco presentaciones en Buenos Aires. Ver y escuchar a este guitarrista de Blues es una experiencia única por varias razones. Representa un viaje en el tiempo, en que los guitarristas no conocían o se rehusaban a usar los pedales de efectos, el set del maestro en cuestión es muy simple: ampli, cable y guitarra. Lo cual nos da la certeza de que la magia, la pura adrenalina del negro Blues sale de sus manos y de su corazón.
Por otra parte, Chris, combina ese sonido de guitarra vintage, luciendo su hermosa Gibson con amplis valvulares y la voz de un afroamericano, pienso en Albert King (mi preferido de los tres King, junto a BB y Freddie). Y no es para menos, dado que fue el propio Albert King (en el barrio le decimos “Beto") quien adoptó musicalmente a Chris Cain cuando este era un niño y le enseñó a tocar la guitarra.
Como decíamos, el vozarrón de Cain, nos recuerda a aquellos mentores del viejo Blues. Cantando e interpretando el Blues con puro sentimiento. Se percibe en los matices, en la gestualidad de un rostro en trance hacia un lugar desconocido. Vale destacar la amabilidad del guitarrista que cada tanto baja a tocar entre el público. Pero, para que todo funcione de la mejor manera, una leyenda tiene que estar muy bien acompañada y si es con una sonrisa de oreja a oreja mejor todavía. Y así fue como salió a la cancha la banda liderada por Rafa Nasta en guitarra, Gabriel Cabiaglia en batería, Mauro Ciriello en bajo, y “Tavo” Doreste que se lució tocando el piano de cola con el que cuenta Bebop Club. A medida que los músicos de la banda fueron presentados, el público respondió con una buena y generosa cuota de aplausos. Merecidos aplausos.
El Blues, ese género musical que nació en los campos algodoneros de Estados Unidos, en el Delta de Mississippi, cuando los afroamericanos cantaban en las agotadoras jornadas del trabajo esclavo. Ese canto pronto se llevó a los instrumentos musicales, la guitarra y su slide emulando el canto, la armónica expresando el dolor de las injusticias y la voz para darle forma y vida a un género que sigue vigente y que nunca olvidará sus raíces.
Gracias Chris Cain por volver a visitar nuestro país, las noches quedarán teñidas de Blues por siempre.