Con protestas afuera del Congreso desde temprano, la sesión para darle media sanción a la ley ómnibus y el paquete fiscal inició este lunes antes de las 12.30 gracias al quórum del oficialismo, el PRO, la mayoría de la UCR, Hacemos Coalición Federal, Innovación Federal y los tucumanos ex Unión por la Patria. Así comenzó una jornada que se espera finalice el martes, probablemente por la tarde y unas horas antes del Día Internacional de las y los Trabajadores.
La Libertad Avanza y el PRO tuvieron asistencia completa para el quórum. De la UCR se sentaron desde los más colaboracionistas como De Loredo, Banfi y Cobos, hasta algunos que están entre los disidentes como Sarapura, Carbajal, Carla Carrizo. Del lado de Hacemos Coalición Federal de Pichetto, dieron quórum casi todos, inclusive los dos socialistas de Santa Fe (Paulón y Fein) y Margarita Stolbizer. Hasta quienes plantean matices en algunos puntos, ofrecieron sus bancas para que la sesión pueda existir, ya que el oficialismo y el PRO están muy lejos de conseguir el quórum por sus propios medios. Unión por la Patria y el Frente de Izquierda no dieron quórum, y recién se sentaron en sus bancas una vez que lo obtuvieron. Lo mismo hicieron los santacruceños que responden al gobernador Vidal, un puñado de radicales y una minoría de Hacemos.
Algunos estiman que la sesión durará alrededor de 30 horas. La primera polémica en el recinto fue por cómo va a hacerse la votación en particular, ya que no se pusieron de acuerdo en la reunión de labor parlamentaria. Para resolverlo hicieron la primera votación de la jornada. La Libertad Avanza y los bloques aliados propusieron que se haga por capítulo, que terminó siendo aprobada por 140 votos afirmativos. Del otro lado, Unión por la Patria y el Frente de Izquierda insistieron en que se haga por artículos. Se les sumaron 5 diputados radicales con Carbajal como vocero, los 2 santacruceños que responden al gobernador Vidal, 2 de Hacemos (De la Sota y Avila). Obtuvieron 109 votos. Myriam Bregman de la izquierda además propuso que se haga un cuarto intermedio para que la población pueda seguir el debate y no voten “entre gallos y media noche” y denunció "acá se está cercenando el debate". La diferencia de cómo votar no es un detalle: hay capítulos extensos, y que tienen camuflados artículos muy perjudiciales para las mayorías. Es el caso de “reforma del estado”, un capítulo que contiene desde las privatizaciones de empresas públicas, la delegación de facultades al Poder Ejecutivo para que pueda modificar o eliminar organismos públicos, hasta el ataque a trabajadores estatales.
En la reunión de labor parlamentaria, donde los presidentes bloques fijan cómo se va a organizar el debate y la votación, La Libertad Avanza y los bloques aliados propusieron que el debate de ambos proyectos se haga de forma conjunta, pero que la votación se haga por separado. Esto quiere decir que los diputados y diputadas podrán hablar de cualquiera de los proyectos en su turno, y luego de todas las intervenciones, primero se votará la ley ómnibus (en general y en particular), y después se pasará a la votación del paquete fiscal (en general y en particular). Unión por la Patria y el Frente de Izquierda tampoco estuvieron de acuerdo en que se haga todo el debate junto, pidieron que se haga por separado. En lo que sí hubo acuerdo es que las votaciones, tanto en general como en particular, sean todas nominales. Es decir, que se pueda saber con precisión qué vota cada diputado o diputada. No habría votaciones a mano alzada como las que hizo el Senado para aumentarse las dietas.
Entre los dos proyectos que hoy llegan a su tratamiento en Diputados, tuvieron varios agregados tras las negociaciones con los bloques colaboracionistas, que atacan a trabajadores y jubilados. Los centrales en la ley ómnibus: una reforma laboral que quita derechos y que incluye la eliminación de la moratoria jubilatoria que eleva la edad de jubilación a 65 para el 90% de las mujeres que no reúnan todos los aportes. En el caso del paquete fiscal se incorporaron aumentos de monotributo (en especial las categorías más bajas), y la restitución del impuesto al salario por el que empezarían a recibir descuentos alrededor de 1 millón de trabajadores y trabajadoras.
La contracara de estos ataques a las mayorías, es que en ambos proyectos hay una larga lista de beneficios impositivos a grandes empresarios y a los más ricos del país. Con rebajas o eliminación directamente de algunos, moratorias en cómodas cuotas para los que adeudan impuestos, un generoso blanqueo, entre otros.
Si bien desde el oficialismo y los bloques aliados sostienen que no habrá sorpresas como en la sesión de febrero que hizo caer la ley, hay artículos que todavía generan discusión. Por ejemplo, en la reforma laboral la UCR va a insistir en incluir más puntos de los que quedaron en el dictamen. La polémica sobre los impuestos al tabaco, que el oficialismo y el PRO defienden que no estén, es otro de los puntos que intentarán volver a incluir desde la UCR y Hacemos de Pichetto. En el Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI), con enormes beneficios impositivos, hay algunos reparos. Especialmente luego de que hasta organismos internacionales alertaran que va a abrirle la puerta al lavado de activos o provenientes del narcotráfico, ya que al igual que el blanqueo no deben dar explicaciones del origen de los fondos.
En las afueras del Congreso comenzaron protestas desde las 10 de la mañana que rechazan ambas leyes. Jubiladas, docentes, monotributistas rodearon el ingreso al Congreso desde muy temprano. Por la tarde se suman convocatorias de diversas organizaciones que dicen “No a la ley ómnibus”. |