Cata y Los Rosebruti son de Maldonado y cruzan el Río de la Plata por primera vez para acompañar a Estelares en La Trastienda. Sus mejores armas: dos temas propios, “Invierno” y “Sin Pensar”.
Liderados por Catalina Collado con apenas 16 años, cultivan un pop rock clásico con versiones e interesantes temas propios. Abren los recitales de la banda de Manuel Moretti en La Trastienda.
Aunque está haciendo sus primeros pasos al frente de una banda propia, Catalina Collado recorre escenarios desde los 5 años, cuando acompañaba a su papá Sebastián Collado (miembro de la banda Vientos de Libertad, actualmente también en Callejón del Sur): hace 11 años que curte la escena de la música pop rock. Venía rumiando la idea de formar una banda para exponer las primeras canciones que le cerraron registrar de todo lo que estuvo componiendo y así es que con 16 años se puso al frente con su voz y su guitarra de lo que hoy es Cata y Los Rosebruti, donde la acompañan Fabricio Giménez en teclados, Martín Busnadiego al bajo, Bruno Abreu en batería (¿Será pariente de El Loco Abreu?)) y Fernando Montiel en primera guitarra.
Cata y los Rosebruti durante su presentación en el festival "Solo Rock y Vos".
Durante 2023 abrieron shows de los legendarios punk rockers Trotsky Vengarán, y en este 2024 llegaron a festivales como el Solo Rock y Vos y el Cosquín Rock Uruguay pero además cruzan por primera vez “el charco” para un grato desafío: arrancar las jornadas del 3 y 4 de mayo en La Trastienda (el reducto musical de San Telmo en Balcarce 460, CABA) en las que Estelares presentarán su nuevo simple “El Gato que está Triste y Azul”, reversión de un clásico inoxidable de Roberto Carlos.
Cata y Los Rosebruti están haciendo presentaciones en las que abundan versiones desde Amy Winehouse hasta The Cranberries pasando por Soda Stereo y Pappo; pero los puntos altos de sus shows están en sus temas propios, “Sin Pensar” y especialmente “Invierno” que -paradójicamente tratándose de una banda oriunda de la veraniega y playera Maldonado- es un muy lindo tema de tono melancólico y melodía brillosa que remite a algo de Suzanne Vega, por poner alguna referencia. Es la evidencia de que la composición es uno de los dotes sobre la que se puede basar la naciente carrera de la joven Catalina Collado. Para presenciarlo en vivo en Buenos Aires, hay una buena oportunidad en las noches de este 3 y 4 de mayo.
